sábado, 29 de noviembre de 2008

Fuga secular

Por Alfredo Zaiat

La confianza es un activo intangible por el que invierten mucho esfuerzo políticos y empresarios. El caso más emblemático en el sector privado es los bancos, que pueden seguir operando solamente si los clientes conservan la fe en su solvencia. Las compañías en general destinan millonarios recursos para construir una imagen de seguridad para retener el apoyo de los consumidores. Por ese motivo se desesperan cuando emerge a la opinión pública casos que las involucra en hechos de corrupción, deficiencia en sus productos o debilidad patrimonial. Se preocupan para evitar la difusión de ese tipo de noticias, muchas veces con éxito. En el mundo de la política sucede algo similar. La carrera de muchos quedó trunca cuando expectativas sociales depositadas en esas figuras se astillaron hasta que terminaron arrojados al ostracismo. Los gobiernos entonces buscan afanosamente retener la confianza de las mayorías, tarea que la encara con medidas, actitudes y promesas sobre la perspectiva de un futuro mejor. En concreto, la confianza es una construcción en el imaginario social con varias vertientes que lo alimentan. En la esfera de la política económica se desarrolla esa dinámica pero con la particularidad que detrás de ese concepto de confianza, además de la búsqueda de ese consenso para sumar más fortalezas, se ocultan intereses materiales que tienen poco o nada que ver con ese activo intangible. El discurso acerca de la necesidad de ganar el favor de los mercados se instaló en la década pasada y cada tanto regresa en esta etapa en el discurso oficial como una recidiva de una época fallida. El reclamo de señales, que se traduce en medidas favorables al capital financiero o a los sectores productivos más poderosos, para motivar una corriente de inversiones o para frenar despidos tiene el conocido desenlace de la frustración. La consistencia de una estrategia no se deposita en la confianza de agentes económicos esquivos, sino en la intervención y planificación pública que genera las condiciones para impulsar un crecimiento sostenido con inclusión social. Esto quedó demostrado a partir del desplazamiento de la lógica de valorización financiera por una de impulso a la industrialización. Este proceso que implicaría el firme desarrollo de un círculo virtuoso en la economía no lo es en la Argentina. Además de la desorientación de sectores del Gobierno, que ahora impulsaron un blanqueo de capitales y una moratoria impositiva y antes propusieron la apertura del canje de deuda en default y el pago de reservas al Club de París en el comienzo de la peor crisis mundial desde la Gran Depresión del ’30, el rasgo de complejidad de la economía argentina se expone en un factor determinante: la presencia de una burguesía predatoria que logra interrumpir ciclos de crecimiento vía aumentos de precios, morosidad en decisiones de inversión que sólo la realizan con subsidios estatales, predominio de comportamientos rentísticos y fuga de capitales como lógica de su propia acumulación.
Ante esas conocidas e históricas características de ese relevante sujeto social, cuyos intereses son expresados por gran parte de los medios, resulta demasiado cándido desconocerlas, más aún en un escenario complicado por una crisis internacional de proporciones. Esos rasgos destructivos para la integración social son omitidos cuando se lanza el proyecto de blanqueo de capitales fugados, propuesta que tradicionalmente la banca ha alentado y ahora ha tenido recepción positiva. Existe una tendencia, en algún sentido secular de la burguesía doméstica, a girar fondos al exterior, incluso en período de bonanza económica. Las motivaciones para justificar ese comportamiento son variadas, desde la más común que es para evadir el pago de impuestos, hasta las más filosóficas-existencialistas acerca de la calidad institucional o la desconfianza en la política económica. Estas últimas quedan relativizadas en la práctica porque hubo fuga con dictaduras militares y gobiernos democráticos, con peronistas y radicales, con estrategias neoliberales y neodesarrollistas, con discursos amigables y agresivos al mercado. Con tantas experiencias y bien diversas, el balance que surge es que la fuga de capitales es parte constitutiva del ser de la burguesía local. Si bien es cierto que el retiro de fondos del circuito de la economía doméstica no es exclusivo del poder económico en la Argentina, lo es en su intensidad y permanencia. La existencia de paraísos fiscales (Principado de Liechtenstein, Islas Caimán, entre otros) es la prueba más visible que dichos territorios son refugio de capitales que abandonaron sus países de origen. Según la OCDE, las plazas off shore acumulan un patrimonio privado de entre 5 y 7 billones de dólares, cinco veces superior al de hace dos décadas, se indica en el documento “¿Hasta cuándo los paraísos fiscales?”, elaborado por los inspectores de finanzas de España.
El proyecto oficial de blanqueo busca seducir a capitales que se refugiaron en paraísos fiscales, en bancos insolventes de potencias en crisis o que están escondidos en cajas de seguridad. Para avanzar en la comprensión de la dinámica de ese comportamiento de retiro del dinero del circuito local resulta revelador rescatar las conclusiones del informe final de la Comisión Especial Investigadora sobre Fuga de Divisas de la Cámara de Diputados, integrada en 2002 y coordinada por Eduardo Basualdo y un equipo de Flacso. En ese documento se destaca:
- En la economía argentina existe un problema estructural que consiste en la práctica de muchos particulares y de sectores empresarios de alta concentración de colocar sus excedentes financieros en el exterior.
- Una parte importante de esos fondos son, presumiblemente, producto de la evasión y/o elusión impositiva, lo que a su vez explica, en parte, la vocación por la fuga.
- El fenómeno ha existido (aunque con variaciones cuantitativas) desde hace décadas. De allí que no resulte correcto vincular el fenómeno sólo con las situaciones de inestabilidad política o económica.
- Se conformó un aceitado mecanismo para favorecer y facilitar la fuga de divisas que incluye una participación directa de bancos en vinculación con entidades off shore en el exterior, lo que es de conocimiento abierto por los operadores y participantes del sector financiero.
Si bien corresponde a la evaluación sobre el período anterior al corralito, la siguiente observación contenida en ese informe sigue siendo vigente: “El Estado, en general, y el BCRA, en particular, tampoco implementaron medida alguna para desalentar y restringir la salida de capitales y, con ello, resguardar a los ciudadanos”. Para agregar que “el sostenimiento de la liberalización absoluta de los flujos financieros resultó altamente inequitativa para la sociedad, por cuanto permitió a unos pocos retirar sus fondos de la economía y sometió al resto de la sociedad a pérdidas de magnitud en el valor de sus activos y al empobrecimiento generalizado”.
Una estrategia exitosa en línea opuesta al proyecto de blanqueo de capitales fue una medida propuesta por la Comisión Nacional de Valores e instrumentada hace un par de semanas para frenar la maniobra de fuga con títulos públicos. La operatoria “contado con liquidación” fue entorpecida logrando estabilizar la plaza cambiaria cuando en la city se estaba alentando una corrida, a la vez que complicó las vías de girar fondos al exterior. Pero los financistas buscaron caminos alternativos para seguir con su trabajo y por ese motivo es tan relevante la rapidez en la reacción y la capacidad de regulación de los organismos de control del mercado. Frenada la operación con bonos, los financistas empezaron a implementar la fuga con las acciones de Tenaris, papeles que también cotizan en Nueva York.
Con una burguesía estructuralmente fugadora de capitales y un sistema financiero a su servicio, más importante que un plan para alentar el regreso de dólares depositados en, paradójicamente, bancos quebrados del exterior de potencias en recesión, el Gobierno debería diseñar una estructura de regulaciones cambiarias más estricta. La historia enseña que ha sido bastante esquiva la suerte cuando se deposita la recuperación de la confianza en una burguesía predatoria, que desde hace décadas con su persistente fuga de capitales ha provocado elevados costos para el bienestar social de las mayorías postergadas

jueves, 27 de noviembre de 2008

Mientras viene el verano

Por Mario Wainfeld

“Sancho, juzgo que debes ser gobernador de mil ínsulas: buen natural tienes, sin el cual no hay ciencia que valga. Encomiéndate a Dios, y procura no errar en la primera intención, quiero decir que siempre tengas intento y firme propósito de acertar en cuantos negocios se te ocurrieren porque siempre favorece el cielo los buenos deseos.”

Miguel de Cervantes Saavedra,
Don Quijote de la Mancha

Los Kirchner suelen ser invitados incómodos en los encuentros empresarios. El ex presidente trascendió las fronteras, allá lejos y hace tiempo, para reprender de cuerpo presente a lo más granado del empresariado español. “Nos hizo parir”, dicen que le dijo José María Cuevas, pope de ese sector; se sentaba un precedente. Cristina Fernández dejó de lado esa tradición el martes: habló ante la plana mayor de la Unión Industrial Argentina (UIA) y de la Cámara Argentina de la Construcción y les hizo anuncios que deseaban escuchar. No era (en especial en el caso de la UIA) lo que esperaban ni lo que más ansiaban. Pero, aunque las medidas los sorprendieron y no los colmaron (misión imposible si las hay), los halagaron.
Las repercusiones fueron congruentes con el guiño, pues llovieron loas de los anfitriones, hacía un rato largo que no se juntaban tantas. Hermes Binner, un opositor sui generis que habla con serenidad y no se pone por reflejo de punta con el Gobierno, se sumó a los plácemes.
La Presidenta indicó un rumbo productivista, atendió reclamos sectoriales, mostró estar preocupada por el empleo, la recaudación y los equilibrios fiscales. Tuvo cuidado en indicar que todo beneficio ofrecido tiene una contrapartida virtuosa (formalización de trabajadores, pago de impuestos, por caso)... seguramente las palmas corporativas batieron más por los logros sectoriales y por haber sido contemplados por el Gobierno.
El neonato Ministerio de la Producción fue bienvenido, con la lógica expectativa de que será un ámbito de escucha, de articulación. Y, aunque esté contra el canon discursivo dominante, porque suponen que habrá ahí una (perdón...) caja a la que acudir.
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Money is always welcome: Es un quemo alegar a favor de “la caja”. Cuando los gobiernos del centro del mundo vuelcan fortunas al sistema financiero se habla de “medidas” o de “salvatajes”, al cronista (parroquial él) le parece que echaron mano a la oprobiosa caja estatal. Barak Obama promete crear millones de puestos de trabajo, sus funcionarios harán una cuenta simple: multiplicar cuánto cuesta generar cada uno de ellos por el número de Homero Simpson que tendrán conchabo.
Las políticas públicas se construyen con ideología, creatividad, liderazgo, consensos y otros ingredientes que queda lindo nombrar... pero en algún extremo el vil metal es necesario. Los que fulminan la voluntad de construir solidez fiscal para tornarla acción de gobierno, o son necios o mienten en cobertura de otros intereses.
El Ministerio de la Producción, si camina bien, será una interlocución especializada, facilitará el debate de las políticas, atenderá a los representantes de intereses particulares, tratará de articular con ellos. Pero nadie deja de pensar en subsidios, exenciones, regímenes especiales, reintegros. Money, money, money. ¿Es forzoso acotar que no será pecado si los recursos se aplican bien? Por las dudas, se deja constancia.
La innovación burocrática tiene una funcionalidad desde la cuna: es una señal a la sociedad y a los futuros interlocutores de Débora Giorgi de la importancia asignada al tema. Además, aligera a Carlos Fernández de tareas que no lo atraen y no son su mejor especialidad.
Mirada desde la lógica de Palacio, suma una externalidad positiva: agrega volumen a un Gabinete que promedia muy bajo. Habrá que ir viendo si Giorgi da la talla, si no se suma al exceso de funcionarios de bajo perfil y nula palabra.
Ya que por Palacio transitamos, otro interrogante es saber qué tal se llevará la ministra flamante con el hipersecretario comodín Guillermo Moreno.
La acogida de las corporaciones patronales a Georgi fue fervorosa, muy fervorosa.
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Blanco que te quiero blanco: La expresión “repatriación de capitales” contiene una palabra edificante que es impropia por partida doble. Primero porque lo que se dispuso es un blanqueo y, en esos trances, bueno es no menear a la patria. Segundo, porque los dineros en cuestión bien pueden estar a la vuelta de la esquina, en un colchón, una caja fuerte o un canuto criollos. Vuelven al circuito fiscal nativo, no hace falta que hayan cambiado de domicilio.
Un blanqueo y una moratoria ecuménica (ranqueada por el hiperbólico Sergio Massa como la mayor de la historia) tienen el acre sabor de la desigualdad ante la ley, del premio al que no cumplió. Los empresarios aducen que hubo tiempos atroces, que nadie podía pagar. Es una verdad parcial, sesgada. Seguramente hubo quien pagó y lo pasó mal, quien cerró por no poder hacerlo y hubo millones de consumidores (preferentemente pobres) que pagaron IVA como soldados así fuera porque eran el eslabón débil de la cadena y no tenían cómo evadir. Todos ellos quedan un poco off side en el nuevo escenario.
La fundamentación de los perdones fiscales no es moral, se sabe. La necesidad tiene cara de hereje, hay urgencia por recaudar y mantener el superávit fiscal, un objetivo loable. Así las cosas, se asiste a la clásica tensión entre fines y medios. Nicolás Maquiavelo, su primer teórico, zanjaba bien el tema. El florentino tiene mala prensa, pero no era un apologista de la ruindad, de la demasía ni del desparpajo. Su obsesión era la economía del mal, encarnado en sus libros en la violencia (el hombre no escribió sobre blanqueos). Honrando su memoria, podrá decirse que las disfunciones de esos medios (que son patentes desde el vamos) sólo se paliarían si la cosecha es generosa y su utilización, virtuosa.
Sin hacer vaticinios, a puro ojímetro, no da la impresión de que una reducción impositiva sea un aliciente que contrapese la desconfianza de los mercados y la propensión a la fuga. Con el tiempo se irá viendo.
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Luces y anuncios: La presidenta Cristina habló de un inmenso plan de obras públicas. Fue su promesa más importante, la única que tiene directo impacto en empleo y nivel de actividad. Pero, hasta acá, anunció que va a hacer un anuncio. Cuando se conozcan detalles o así fuera lineamientos generales y algunas cifras, se podrá sopesar cuánto hay que festejar la iniciativa, keynesiana e intervencionista como Dios manda (sólo para contexto de crisis, según predica la Vulgata).
Otras propuestas incentivan la formalización de trabajadores, un objetivo impecable que siempre debe ser remachado, aunque parezca entre difícil e imposible que se creen nuevos empleos en lo inminente.
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Del peso no se habla: El oficialismo pone sobre la mesa su activismo y sus principales preocupaciones, dignas de compartir. Los instrumentos son más controversiales.
Un silencio resonó tanto como lo que se expuso: es el referido a la paridad cambiaria, una viga de estructura del “modelo” que según muchos (incluidos funcionarios oficiales) quedó desfasada y conspira contra la competitividad. Los industriales la seguirán pidiendo en cuanto foro aparezca y en el Ministerio de la Producción cuando abra sus puertas. En el elenco del Gobierno, hay varios que piensan parecido.
El Gobierno busca lleno de esperanzas tener tiempo, dinero, iniciativa. Se acabó la era (su era) del acelerador a fondo, aquélla en que los veranos eran para excitar el consumo, solazarse con el record de turistas locales, mirar el disyuntor de reojo por el excesivo gasto de los aires acondicionados. Todo es más intrincado ahora, hay que regular la marcha, ganar tiempo, ver cómo evolucionan variables externas que fueron propicias y se soñaron eternas. Dejar que decante el verano sin mayores deterioros es toda una ciencia.
En el marasmo económico-financiero que no cesa hay muchos datos imprecisos, entre ellos la magnitud de la destrucción de riqueza y la cronología de la caída. Pero coexiste una referencia que está agendada, que causará efectos relevantes en todo el planeta: la asunción de Obama y sus primeras movidas. Mantener el volante firme, procurar que el paisaje no cambie, no atropellarse, pasan a ser fines desdeñados antaño, saludables en los tremendos días que corren.

martes, 25 de noviembre de 2008

El 15 de diciembre vamos a lanzar el plan de obras públicas más ambicioso de la historia por más de 71.000 millones de pesos

La presidenta Cristina Fernández de Kirchner anunció hoy la puesta en marcha de un plan de obras públicas por más de 70.000 millones de pesos."El día 15 de diciembre vamos a lanzar el plan de obras públicas más ambicioso del que se tenga memoria, que representará 71 mil millones de pesos", afirmó.La mandataria adelantó además que dicho plan se estructurará sobre "tres tipos de obras de carácter estructural" y que "modificarán el escenario económico y ambiental", del país. La Presidenta manifestó estos conceptos al hablar durante el encuentro organizado por los empresarios nucleados en la Cámara Argentina de la Construcción, en hotel Sheraton.Cristina afirmó, en referencia a la repatriación de capitales, que los argentinos "tenemos que darnos la inmensa oportunidad de creer en nosotros mismos". "Esto es una apuesta no a que crean en mí, o en el Gobierno, (sino) a apostar a creer en ustedes mismos", señaló.

PALABRAS DE LA PRESIDENTA DE LA NACION, CRISTINA FERNÁNDEZ, EN EL CIERRE DE LA DÉCIMOCUARTA CONFERENCIA DE LA UNIÓN INDUSTRIAL ARGENTINA

Muy buenos días a todos y a todas. Señor presidente de la Unión Industrial Argentina; señor secretario general de la Confederación General del Trabajo; señores gobernadores; señores y señoras empresarias: la última vez que estuvimos todos juntos, más allá de algunos encuentros que siempre tenemos en actos o en eventos, fue si mal no recuerdo en la sede de la UIA para el Día Nacional de la Industria.
En ese momento las preocupaciones, las publicaciones y los discursos de algunos gurúes económicos, que nunca faltan, planteaban que la inflación era el problema más grave y estructural que tenía la República Argentina y que se necesitaba una política de clara contención en la expansión del gasto fiscal; un discurso que hemos escuchado en reiteradas oportunidades. Esto no fue hace dos o tres años, hace muy poco.
Hoy vengo aquí con mucho gusto realmente a clausurar esta 14ª Conferencia cuyo título nos plantea el nuevo escenario que hoy tiene el mundo, que es precisamente la más grave crisis internacional que se recuerde desde el año ´30 y que obviamente involucra al mundo y mucho más, en términos de globalización, pero que por primera vez no es ocasionada desde las economías emergentes, sino precisamente desde el mismo centro de lo que se tomó como modelo muchas veces en discursos y consejos de lo que debía ser la economía, el modelo de funcionamiento, el no control, la no regulación, banderas que nosotros sosteníamos que estaban equivocadas y que ahora dramáticamente enfrenta el mundo.
Participé, como ustedes saben en nombre de nuestro país, la República Argentina, en Washington en la reunión del Grupo del G20. Fue impresionante escuchar algunas voces, hablar de la necesidad de reformar los organismos multilaterales de crédito y de que era necesaria una mayor regulación y participación en el control del Estado. Esto es lo que nosotros veníamos sosteniendo en todos los foros internacionales, la necesidad de reformular los organismos multilaterales que crédito, que habían instalado un modelo de funcionamiento del capitalismo no basado ni en la producción ni en el trabajo sino esencialmente en la especulación financiera y, además, orientados a controlar y a vigilar a los países emergentes sin controlar, por supuesto, a los países centrales que finalmente fueron los que terminaron transfiriendo los créditos tóxicos, las famosas hipotecas tóxicas que han infectado a todo el sistema y que hoy han creado una crisis sin precedentes.
Algunos creen, y esto lo planteé en el seno del G20, que esto era solamente una cuestión de crisis financiera o económica, yo creo que es una crisis de un modelo de funcionamiento de un capitalismo que no basa su generación de riqueza en el circuito de la producción de bienes, de servicios, de innovación y de tecnología. Un sistema que creyó que lo financiero era lo prevalente, lo central y que a partir de lo financiero se podía generar riqueza independientemente de las variables que acabo de mencionar. Para nosotros era crónica de una muerte anunciada, porque era lo que la República Argentina vivió con algunas variables y terminó eclosionando en el año 2001.
Qué hacer entonces frente a esta cuestión que sin lugar a dudas va a afectar a todos los países, pero que también sin lugar a dudas nos encuentra en mejores condiciones que en otros momentos históricos.
El primer ejercicio que se me ocurre hacer es qué hubiese pasado si por ejemplo hubiéramos dado cuenta de ese discurso permanente que hubo a partir del año pasado, en cuanto a que la inflación era el principal problema y entonces debíamos enfriar la economía, achicar la expansión del gasto fiscal. ¿Cómo estaríamos hoy? Es la pregunta que nos tenemos que hacer todos, si el gobierno, como responsable de las políticas macroeconómicas del país, hubiera dado crédito a los economistas de consultoras y gurúes de la city que nos recetaban precisamente lo tradicional: el enfriamiento de la economía para resolver los problemas macro del país.
La respuesta se la dejo a ustedes; son hombres y mujeres inteligentes, que han pasado muchas crisis en el país y no necesitan que yo les diga qué es lo que hubiera pasado. Afortunadamente estamos absolutamente convencidos de cuál es el modelo que tenemos que llevar adelante y cuáles son también muchas veces los problemas que el modelo de crecimiento con altas tasas va creando necesariamente, por la demanda, por la oferta, por todas las variables que ustedes conocen, pero que en realidad al lado de los otros problemas, que eran el crecimiento negativo, la falta de generación de empleo, la no exportación, son temas menores.
Lo que sucede es que muchas veces las críticas, lejos de enfocarse a lo estrictamente económico, es decir a lo que realmente debe importarnos como hombres y mujeres de negocios, a si nos es conveniente, a si ganamos o perdemos, terminamos comprándonos el verso desde una concepción que hace mucho ideologismo, pero que en el fondo también defiende intereses. Todas las ideologías, de un lado o de otro, siempre representan y defienden intereses.
¿Qué es lo que debemos hacer? Yo escuchaba atentamente recién al señor presidente de la UIA, articular, lo hemos venido haciendo y muy bien, pero ahora es necesario articular más eficiente y eficazmente el trípode virtuoso que yo llamo de los que tienen el capital, los empresarios, los trabajadores, la fuerza del trabajo y el Estado como el gran formulador de las políticas macroeconómicas que van a permitir seguir con el crecimiento que hemos venido sosteniendo y fundamentalmente el principal objetivo que todos debemos tener, sostener la actividad y el nivel de empleo. Hoy más que nunca. El nivel de empleo ya no es solamente una cuestión de justicia o reparación de los trabajadores, hace también a la necesidad del sostenimiento del mercado interno, porque cada trabajador es un consumidor y creer que podemos, a partir de la reducción de personal, mantener rentabilidad, mejorar rentabilidad o dar soluciones, es repetir recetas que dieron muy mal resultado en la República Argentina.
Yo estoy convencida de que todos hemos aprendido la lección, por eso todos vamos a hacer un gran esfuerzo, dentro de los roles que a cada uno nos toca cumplir, en ese trípode virtuoso que yo llamo, para que finalmente podamos cumplir con ese objetivo de sostener la actividad.
Hace unos días, ustedes lo saben -este resfrío también es producto del viaje- he venido de una gira por los países del Magreb; una gira que había sido programada antes de esta crisis internacional. No se sabía, pero yo veía la necesidad que teníamos de ir a visitar aquellos mercados que en la balanza comercial nos eran superavitarios pero que además tenían un potencial no explotado.
En los cuatro países a los que visité, exportábamos en el año 2003 774 millones de dólares; el año pasado exportamos 1.680 millones de dólares; 110 por ciento de crecimiento en las exportaciones, y este año 2008 vamos a llegar casi a los 2.800 millones de dólares de exportación a este sector, cifras importantes. ¿Pero saben cuánto representa de las importaciones que por 96.000 millones de dólares hacen esos países? Un 1,6 - 1,7. Economías que son absolutamente complementarias con la Argentina y que en una cooperación nueva, diferente, alternativa de Sur-Sur, podemos desarrollar con mucha inteligencia. Prueba de ello es lo contenta que vino la delegación de empresarios, algunos grandes, otros de pymes, de todos los niveles, metalmecánica, agroalimentarios, bancarios, avícolas, farmacéuticos, tecnología propia nuclear, también fuimos con nuestro INVAP, en fin una pléyade de actividades, lo cual nos revela la necesidad ahí sí de tener una presencia muy fuerte del Estado, ayudando y apoyando a los empresarios para que salgan a la conquista de nuevos mercados. Este es un desafío muy grande que debemos hacer y tenemos que articular adentro del Estado de una manera diferente, más eficaz y eficiente de lo que lo hemos hecho hasta ahora.
Por eso he decidido crear el Ministerio de la Producción (APLAUSOS). He decidido crear ese ministerio porque he percibido con mucha claridad, más que nunca en esta gira que he hecho, la necesidad de un espacio institucional, articulando con nuestra Cancillería, con nuestros embajadores, que como siempre le vengo diciendo y preparando al canciller Taiana, necesitamos que sean vendedores de la Argentina, un nuevo modelo de diplomacia. La Argentina normalmente, salvo excepciones, ha tenido una diplomacia como nuestra propia historia, más vinculada a las relaciones internacionales que a las relaciones comerciales. Tenemos que darle tanta importancia a las relaciones internacionales que nos vinculan como país como a las comerciales, y tal vez más que nunca hoy a las comerciales. Para eso necesitamos que representen nuestras ideas como país, pero que además representen a nuestras marcas, a nuestros empresarios, a nuestros comerciantes en cada uno de los lugares que tienen que cumplir funciones. (APLAUSOS)
Y lo necesitamos precisamente para salir a la conquista de nuevos mercados. Yo charlaba con empresarios que me decían: Presidenta, en Estados Unidos o en los grandes centros mundiales nadie necesita demasiada tarea de un embajador porque está muy articulado el mundo de los negocios, pero en todos los nuevos mercados emergentes, Africa, Asia, la presencia del Estado, además por propia conformación y organización de esas sociedades, requiere también la presencia del otro Estado junto a sus empresarios para articular y negociar en mejores condiciones para ambos.
Esto es clave porque no todo el mundo se organiza como occidente y también tenemos que acostumbrarnos a que no todos piensan igual que nosotros. Yo ya me he dado cuenta hace mucho tiempo y hace muchos años, sería bueno que de algunos países centrales también advirtieran que el mundo tiene distintas culturas, distintas creencias, distintas formas de organizarse y que todas ellas deben ser respetadas y entendidas.
Pero además creo que es importante dar una oportunidad, porque siempre digo que frente a situaciones excepcionales las medidas que se adopten también deben ser excepcionales. Y junto a la creación de este Ministerio de la Producción quiero anunciarles que mañana voy a enviar al Parlamento Argentino un proyecto en materia de regularización tributaria, promoción del trabajo registrado, especialmente a las pymes, y también sobre exteriorización y repatriación de capitales.
Creo que estas medidas van a apuntar fundamentalmente al alivio fiscal de numerosas empresas, algunas tal vez endeudadas o en juicios a través de la AFIP, en un primer título que tendrá que ver precisamente con esa situación fiscal y en una suerte de regularización tributaria que permita que esto no sea un corsé para el desarrollo y para el crecimiento.
En materia de empleo también vamos a enviar en el mismo proyecto un instrumento que permita poner de negro a blanco a los trabajadores en la República Argentina y fundamentalmente para las pymes de hasta 10 empleados, que constituyen como todos ustedes saben casi el 84 por ciento el total de las pymes. La empresa que coloque a sus trabajadores hasta 10 en blanco, quedará condonada toda la deuda que tenga y hacemos de cuenta que recién se empieza. (APLAUSOS)
Asimismo también queremos hacer un plan de regularización en materia de contribuciones patronales, no las de salud y las de accidentes que, como ustedes saben, tienen que ser pagadas tal cual están estipuladas, porque si no termina afectando el sistema de las ART y de los seguros de salud fundamentalmente, pero un plan que no signifique un ahogo para las empresas. Y una promoción también del nuevo trabajo. Por todo nuevo trabajo que se cree por el plazo de 24 meses durante el primer año solamente aportarán el 50 por ciento de las contribuciones patronales y en el segundo año recién tributarán el 75 por ciento. Pero el primer año será la mitad de las contribuciones patronales para cada nuevo trabajo registrado.
Al mismo tiempo vamos a hacer una salvaguarda, obviamente, para que esto no pueda ser utilizado cambiando a los trabajadores. Yo siempre digo somos todos muy buenos pero cuando nos vigilan solemos ser bastante mejores; salvaguardas que precisamente no permitan un cambio en planta para no pagar las contribuciones patronales.
Al mismo tiempo, y como uno de los temas más importantes, está el tema de exteriorización de activos físicos, financieros, en moneda dentro del país o en el exterior que no hayan sido declarados.
¿Qué sucedió en la Argentina durante muchísimo tiempo? La pérdida de confianza. El año 2001, yo lo decía ayer cuando me entrevistaba con el presidente Calderón, significó la ruptura de la confianza fundamentalmente de muchos argentinos en tener sus fondos depositados, declarados, y no solamente en el 2001, también antes, los cambios permanentes de políticas, una Argentina con alta volatilidad, con alta inestabilidad, no era aconsejable. No es que esté justificando, simplemente trato de explicar lo que pasó en términos económicos.
La idea es entonces ayudar a esa exteriorización y repatriación de capitales a través de medidas que tengan que ver con la inversión y la producción. Aquellos que lo declaren sin traerlo al país deberán tributar un 8 por ciento, aquellos que decidan traerlo al país sin afectarlo a fines específicos dentro del sistema financiero, el 6 por ciento. Para aquellos que decidan invertir en títulos de la deuda, el 3 por ciento y para aquellos que decidan invertirlo en infraestructura, inversión inmobiliaria, en agroganadería, en industria, únicamente el 1 por ciento. (APLAUSOS) De modo tal de lograr reorientar fuertemente los fondos de esos argentinos que por distintas causas descreyeron del país y de esa manera lograr un mayor grado de inversión y de productividad para ellos, para la economía y por lo tanto para el resto de los argentinos.
Lo que se obtenga de lo producido por este régimen de regularización tributaria, de fortalecimiento de trabajo de las pymes y de repatriación y exteriorización de los capitales, será coparticipable de modo tal que pueda llegar a todas las economías regionales también. Pero deberá haber una sola exclusión, solamente quedarán excluidos como beneficiarios de este régimen todos aquellos que hayan estado en la función pública durante cualquier época en cualquiera de los tres poderes, porque quiero ser lo suficientemente justa y clara para que no haya confusiones ni malos entendidos. (APLAUSOS)
Estoy absolutamente convencida de que junto a los trabajadores, a los empresarios, a un Estado eficiente, que deberá además de tomar estas medidas de carácter general, porque la otra característica de la situación que enfrentamos y que vamos a enfrentar será la necesidad de actuar en lo macro y en lo micro, con distintas políticas y con intervenciones puntuales según sea la actividad -inclusive dentro de una misma actividad seguramente habrá empresas que necesitarán un tipo de intervención y otras otro tipo de intervención- esto va a requerir un grado de articulación, de confianza, de eficiencia y de eficacia entre el sector público, el sector privado y el sector laboral sin precedentes, porque también sin precedentes es la oportunidad que tenemos de delinear definitivamente un modelo de desarrollo y crecimiento que contemple a todas las actividades en las cuales la Argentina tiene un grado de competitividad, créanme, increíble. Uno puede advertirlo cuando conoce mercados alternativos donde ve cuáles son las oportunidades y qué es lo que tenemos que hacer. Solamente se requieren dos virtudes, esfuerzo y perseverancia, las cosas no se logran de un día para el otro. Los argentinos siempre pensamos que lo que no obtenemos en los próximos seis meses o años no lo vamos a obtener en la vida y entonces tomamos muchas veces decisiones equivocadas, tenemos una historia que también nos permite entender por qué muchas veces funcionamos de esa manera.
Pero yo estoy convencida de que este aprendizaje que hemos hecho en estos cinco años y medio, donde escuchamos, ustedes fundamentalmente que son los empresarios que toman las decisiones, una y mil voces en el sentido de que este era el camino equivocado, que el modelo a seguir estaba en otras latitudes, que en definitiva esto iba a ser un verano y que terminaba dentro de dos o tres meses, y siempre mirando hacia afuera, porque lo correcto, lo políticamente correcto, lo maravilloso económicamente, lo que nunca se equivocaba, estaba siempre en el norte, y desde allí hoy se nos dispara sobre todos nosotros y sobre este modelo que construimos entre todos, la más formidable crisis de la que se tenga memoria.
No es para ponerse a llorar, no es momento ni de quejas ni de ponerse a llorar, y miren que soy mujer y dicen que somos lloronas, pero no es así, al contrario, es el momento de tomar más fuerza, ¿y saben por qué?, porque quiere decir que lo que nosotros hicimos durante estos cinco años y medio era lo correcto, esto es muy importante en términos de confianza de la propia conducta y del propio comportamiento.
Ayer escuchaba al presidente electo de los Estados Unidos, Barack Obama, que por cierto tuvo la deferencia de llamarme para saludarme cuando estaba en Túnez, escuchaba hablar al presidente del país y de la economía más importante del mundo, allí donde se disparó la crisis, de cuál era uno de los planes y cómo iban a abordarla, y hablaba de reconstruir escuelas, de hacer caminos, de hacer viviendas; me parecía escuchar al Kirchner del 2003, recorrer la provincia de Buenos Aires diciendo las cosas que teníamos que hacer en materia de infraestructura para reactivar la economía. Y también acordarme de cómo se reían algunos cuando nos escuchaban a nosotros, tal vez ahora en boca del presidente de los Estados Unidos tenga otro glamour y tenga otra importancia. Pero lo cierto es que están planteando lo que nosotros hemos planteado como uno de los instrumentos básicos de reactivación económica, que es la generación de infraestructura económica y social que dinamice la economía.
Quiero decirles entonces que estos cinco años y medio de crecimiento, que vamos a culminar este año con el crecimiento más importante de los últimos 200 años -acabo de anunciar el superávit fiscal y ya llega el acumulado a este momento a 34 mil millones, lo cual representa un 3.30, 3.35 de la meta que teníamos, está por sobre la meta que habíamos fijado presupuestariamente- nos reafirman en la idea de seguir en el camino que habíamos emprendido, con nuevas dificultades y nuevos desafíos, pero tenemos un sólido mercado interno que hemos construido en estos cinco años, hemos logrado poner en marcha la reindustrialización de sectores que estaban prácticamente terminados en el año 2003.
Sabemos que tenemos nuevos mercados que conquistar, tenemos que sostener el mercado interno, tenemos reservas en nuestro Banco Central que hemos sabido acumular en estos años; hemos logrado también sostener un sistema previsional que permitió, por primera vez en mucho tiempo, que nuestros jubilados volvieran a tener movilidad en sus haberes, movilidad que además, a los que les gusta hablar de calidad institucional les decimos que hemos logrado consagrar el instrumento a través de una ley en el parlamento. Y tenemos que reorientar todos los recursos y todas las fuerzas para precisamente seguir sosteniendo este nivel de actividad y lograr seguir exportando, produciendo y consumiendo. Son los tres verbos, producir, consumir y exportar, que nos permitieron tener esto que hoy podemos exhibir con orgullo como muy sólido frente a este mundo tan difícil.
Quiero que sepan todos ustedes, hombres y mujeres de negocios, que además de ser presidenta de la República yo me siento socia de ustedes en los resultados de sus empresas, porque sé que si a ustedes les van bien a mí también me va a ir bien. Quiero que esto quede muy claro, de la misma manera que durante estos últimos diez días recorrimos países de otras latitudes, ayudando a nuestros empresarios, relacionándonos con otros gobiernos, de modo tal de brindar y crear más oportunidades de trabajo, ahora iremos en unos días más a Rusia, en febrero a India, y no vamos a parar ni un instante en seguir construyendo instrumentos y políticas que tengan que ver con lo macro y con lo micro para asegurar lo que todos necesitamos por sobre todas las cosas, que nuestros trabajadores sigan teniendo empleo, que sigan teniendo un salario que les permita consumir lo que ustedes producen, que además cree un clima de cohesión social, de diálogo, de entender que nadie puede salvarse a costa del otro, pero también sabiendo que de ninguna manera vamos a permitir que los sectores más vulnerables se vean afectados por la crisis. Eso sí tiene que ver con nuestras ideas, tiene que ver con nuestra historia, tiene que ver con nuestro compromiso y fundamentalmente con la representación popular que tenemos a partir de comicios libres y democráticos cuando invocamos tener esa representación, la de los trabajadores, la de los que son más vulnerables, los que ayudan a construir un país, muchas veces sin pedir nada y sin poder tener acceso a los bienes mínimos.
Por eso la misma responsabilidad política que tiene quien les habla como presidenta de la República también la tienen ustedes como empresarios, la responsabilidad social, que no puede ser solamente motivo de seminarios o de charlas académicas, es en momentos como éste, en crisis como ésta donde realmente debemos saber si somos capaces de ejercer esa responsabilidad social de los unos y esa responsabilidad política de los otros en articular soluciones y esfuerzos para todos los argentinos. Yo estoy convencida de que lo podemos hacer, porque sé de la capacidad de ustedes, de nuestros recursos, de nuestros trabajadores, de las oportunidades de negocios que tenemos. Sé que tampoco va a ser fácil, pero en definitiva si fuera fácil no estaríamos todos reunidos aquí hablando de estas cuestiones.
Creo que amerita la coyuntura histórica y lo que hemos construido hasta ahora apostar, como decía recién el señor presidente de la Unión Industrial, al diálogo, a la construcción de consensos, y fundamentalmente a la articulación de lo público y lo privado. Es clave en la etapa que viene, lo hicimos muy bien durante cinco años y medio, con diferencias, muchas veces hay diferencias también porque hay intereses diferentes, pero creo que tal vez en momentos como este es donde más confluyen los intereses. ¿Por qué? Porque tal vez en otro momento la puja por la distribución del ingreso que cada vez crecía más, en una economía que cada vez crecía más, se hacía más latente, y entonces sobrevenían algunos fenómenos no deseados, que algunos creían que era el problema, cuando en realidad eran simplemente la consecuencia de la puja distributiva y de las tensiones que hay entre oferta y demanda en una economía que crece a más del 8 por ciento, y esto no hay que ser economista para advertirlo.
Pero estamos en otro escenario y estamos ante otra oportunidad, la de poder construir un modelo de crecimiento y desarrollo que sea a largo plazo, estoy convencida de que lo vamos a poder hacer, como estuvimos convencidos contra viento y marea, contra publicaciones y diagnósticos, de que lo íbamos a poder hacer, desde la energía, desde la inflación, desde el crecimiento de las exportaciones. Uno a uno los objetivos los fuimos cumpliendo, y los hicimos también con la ayuda de ustedes, con la ayuda de los trabajadores, con la ayuda de todos los argentinos.
Quiero agradecerles a ustedes hoy la presencia en esta conferencia. En el día de mañana seguramente el señor jefe de Gabinete, el señor ministro de Economía y el titular de la AFIP, junto al secretario Legal y Técnico, van a dar una explicación pública de todos los detalles, punto por punto, de lo que consiste este instrumento de ley que acabo de señalar con objetivos muy macros, casi de títulos, para que ustedes tengan una acabada noción del instrumento con el cual van a poder contar y que sin lugar a dudas va a constituir un alivio a lo que yo sé que muchos de ustedes llaman la "mochila fiscal". A mí no me gusta llamarla "mochila fiscal" porque parece algo que te ponen y tenés obligadamente que llevar, también debemos saber que con los impuestos podemos hacer todo lo otro, llegar a los que todavía no tienen trabajo o a los que teniéndolo no perciben el suficiente ingreso para tener educación, salud, seguridad o vivienda. Pero bueno, no serían empresarios si no se quejaran de los impuestos y yo no sería una militante política, sobre todo con la orientación que tengo, si no defiendo la necesidad de redistribuir el ingreso a través de uno de los instrumentos que tiene precisamente el Estado que es su política impositiva.
Quiero agradecerles esta atención, este encuentro, siempre es bueno charlar, hablar, encontrarnos y mirarnos, y seguramente además, a partir de la constitución del Ministerio de la Producción, comenzar a articular, como ya hemos venido haciéndolo en materia de autopartes, de promoción fiscal, ahora con el último proyecto que enviamos para las motos, pero en definitiva políticas micro y puntuales que tengan que ver con las actividades que tienen compromiso, cómo hacerlo, cómo encararlo, cómo llevarlo adelante y fundamentalmente cómo seguir, hacer una política de seguimiento y monitoreo permanente que nos permita no tener sorpresas ni novedades. Hacerlo en forma eficiente y eficaz, que es lo que la gente demanda de todos nosotros, responsabilidad política y responsabilidad social. Es lo menos que le podemos ofrecer a 40 millones de argentinos. Muchas gracias y muy buenos días.

viernes, 21 de noviembre de 2008

Visita a Libia.

La Presidenta arribó a Trípoli, capital de Libia, procedente de Egipto. Más tarde, participa de la ceremonia de bienvenida, donde deposita una ofrenda en el monumento a los mártires de la batalla de Alhani.
Durante al tarde, luego de visitar la tumba del Luchador" Abu Meniar Al Ghaddafi, padre del actual líder libanés, está prevista una reunión con el mandatario de Libia, Moammar Ghaddafi.Libia es la cuarta y última escala de la gira presidencial que abarcó previamente Argelia, Túnez y Egipto, con el objetivo de impulsar la apertura de mercados en el marco de una misión comercial multisectorial junto a empresarios argentinos y ampliar relaciones.

La irritación del poder

Por Alfredo Zaiat
La culminación de la etapa de las AFJP que se extendió por catorce años significa la medida más trascendental del reordenamiento del sistema previsional público. A esta altura, la abrumadora mayoría en uno de los poderes de la República, aspecto que tanto inquieta a los gendarmes de los buenos modales democráticos, no deja margen de duda sobre el respaldo que reunió el proyecto para poner fin a ese negocio financiero con el dinero previsional de los trabajadores. También cualquier evaluación técnica que tenga un mínimo de honestidad intelectual revelará la inconsistencia fiscal y la desestructuración de la seguridad social que significaba el régimen de AFJP. Frente a esa contundencia, la reacción destemplada de economistas de la city se entiende porque pierden uno de sus clientes favoritos. Las administradoras no se fijaban en gastos por informes y asesoramientos de esos gurúes debido a que el dinero no salía de bolsillos de gerentes de sueldos elevados, sino del aporte de los trabajadores. Como a ese grupo de brujos de la economía el destino de los jubilados les resulta totalmente indiferente, los análisis de catástrofes inminentes que no se cansan de pronosticar sin éxito se deben traducir en el lamento por la pérdida de contratos que merecerían conocerse para transparentar el debate, del mismo modo que sirvió en ese sentido la revelación de PáginaI12 sobre los abultados salarios del cuerpo ejecutivo de las AFJP.
Más relevante aún es profundizar por qué el fin de las AFJP ha instalado un estado de cólera permanente en los ámbitos del poder. Las cámaras empresarias, los voceros mediáticos y la secta de economistas amplificaron esas quejas con fervor militante. Por cierto, éstas no tiene su origen en la preocupación por la solvencia intertemporal de las cajas previsionales. Tampoco por la eliminación de las cuentas individuales, por el proceso de recuperación del régimen de reparto o por el mejoramiento de las cuentas fiscales, que con una particular contabilidad creativa los cruzados del neoliberalismo lo traducen en debilitamiento para pagar la deuda. La profunda irritación del poder tiene su razón en el inesperado avance del Estado en espacios que estaban vedados: en el capital de empresas privadas. El cientista político e historiador Natalio R. Botana ha sido el primero que lo expresó con claridad en un artículo publicado ayer en La Nación: “Esta política expansiva sobre la sociedad civil, con la captura por parte del Gobierno de un paquete significativo de acciones pertenecientes a empresas privadas...”.
Con el fin de las AFJP pasarán a manos del Estado paquetes de acciones de unas cuarenta empresas líderes, petroleras, metalúrgicas, bancos, grupos multimedios, telefónicas, cerealeras, que antes de la debacle de los mercados sumaban unos 10 mil millones de pesos. La exasperación del poder no es sólo por ese porcentaje de acciones, que no supera el 25 por ciento en cada una de esas compañías, sino por la incertidumbre sobre cuál puede ser el próximo paso de un gobierno al que consideran imprevisible o por el temor a la venta futura de esas acciones a otros inversores privados que no sean ellos.
Si se transparentaran los motivos de la batalla, el debate sería menos confuso para una mayoría inocente atrapada en una batería de amenazas de cataclismos próximos que afecta las expectativas sociales y, en consecuencia, las perspectivas de los sectores más vulnerables.

miércoles, 19 de noviembre de 2008

Barack Obama, llamó ayer a Cristina.

El presidente electo de los Estados Unidos, Barack Obama, llamó ayer a Cristina Fernández de Kirchner y le manifestó que quiere conocerla en persona y visitar la Argentina, al tiempo que destacó "su fortaleza para superar situaciones difíciles". Así lo contaron primero fuentes oficiales y luego la primera mandataria, quien relató detalles de la conversación y reveló que invitó al sucesor de George W. Bush a visitar Buenos Aires.La jefa de Estado recibió la sorpresiva comunicación telefónica mientras se encontraba en Túnez, segunda escala de su gira por Africa del Norte.El diálogo, que se extendió por unos diez minutos, se produjo mientras aguardaba reunirse con su par tunecino, Zine El Abidine Ben Ali, en el Palacio Presidencial El Cártago."Cuando estaba con el presidente de Túnez recibimos una llamada del presidente Obama que deseaba contactarse conmigo y tuve que obviamente levantarme de la reunión y fui a un despacho aparte a hablar", contó Cristina a los periodistas tras regresar de la cena con el tunecino, en la puerta de la residencia oficial donde está alojada."Quería saludarme, hablar conmigo y dijo que tenía muchas ganas de conocerme y poder hablar personalmente", agregó.La Presidenta reveló que Obama "me habló de que sabía que la Argentina era un gran país y que también estaba muy ansioso por conocer Buenos Aires porque durante sus estudios en la universidad había leído a Cortázar y Borges". "Ahí aproveché para invitarlo a la Argentina", añadió."Quiero destacar la fortaleza con la que usted y su país superaron situaciones difíciles", le dijo el ex senador por Illinois a Fernández de Kirchner.Funcionarios del gobierno argentino relataron que el presidente electo definió a la Argentina como "un gran país". "Estoy muy ilusionado con visitar la Argentina y hablar con usted", dijo Obama."Le agradezco su carta de saludo, pero igual estoy esperando que tengamos un contacto personal", agregó.Cristina había enviado a Obama una carta no bien el candidato demócrata ganó las elecciones presidenciales del último 4 de noviembre."El ciclo que se abre hoy en su país es un hito en la epopeya de la lucha contra la discriminación y por la igualdad de oportunidades", decía el texto.

martes, 18 de noviembre de 2008

Cristina visita Túnez

Cristina Fernández arribó al Palacio de Cartago donde se realizó la ceremonia de recepción. Allí, se escucharon los himnos nacionales, hubo revista del destacamento de la guardia presidencial y se presentaron ambas comitivas.Más tarde, la jefa de Estado se reunió en el Palacio presidencial de Túnez con el jefe de Estado, Zine El Abidine Ben Ali, donde trataron temas bilaterales. La República de Túnez, que visita la mandatria es el país más pequeño del Magreb, cuyo comercio bilateral con Argentina creció un 63,10 por ciento en los últimos cinco años.

lunes, 17 de noviembre de 2008

Cristina firmó acuerdos en Argelia y destacó los números de la economía argentina.

La presidenta Cristina Fernández de Kirchner resaltó hoy los lazos estratégicos entre Argentina y Argelia y remarcó que "en los tiempos que corren, donde han caído paradigmas, es bueno repensar la profundización sur-sur"."Argentina y Argelia pueden desarrollar una fructífera relación en el aspecto comercial, estratégico y energético", propuso la presidenta, ante un auditorio compuesto por el propio presidente argelino Abdelazis Bouteflika."Mantenemos una larga identidad con Argelia a quien sostuvimos en su lucha por la independencia en Naciones Unidas y fuimos uno de los primeros países en reconocerla en 1962", agregó la mandataria.Cristina cerró hoy el seminario "Oportunidades de comercio e inversiones entre Argentina y Argelia" del que participaron la delegación que acompaña a la presidenta y el jefe de Estado argelino, Abdelazis Bouteflika, en el inicio de la gira por Africa del norte y que mañana proseguirá en Túnez.En ese sentido, la Presidenta destacó la necesidad de "profundizar nuestras relaciones económicas y comerciales en el marco de la relación sur-sur" y destacó "la robustez" de la economía argentina debido a que no se aplicaron recetas neoliberales."En los tiempos que corren, donde han caído paradigmas, es bueno repensar la profundización sur-sur" y sostuvo que "Argentina y Argelia pueden desarrollar una fructífera relación en el aspecto comercial, estratético y energético".Tras agradecer la hospitalidad brindada por el presidente Bouteflika, Cristina mencionó el reactor nuclear que instaló en Argelina la empresa Invap y remarcó el orgullo que sintió cuando leyó en esa planta la marca "industria argentina".Al respecto, dijo que "esta transferencia de tecnología es diferente a la que venden los países centrales"."Estos, cuando venden tecnología no transfieren el conocimiento porque de esta manera lo monopolizan. Lo importante en esta relación es que no solo hemos vendido el reactor, sino que hemos transferido tecnología y preparado a hombres y mujeres profesionales de Argelia", indicó.La Presidenta se refirió a la tasa de crecimiento de Argentina y a la creación de empleo y afirmó que "esto tuvo que ver no con aplicar recetas que nos habían dado desde afuera, sino con la confianza en un proyecto de país de reindustrialización y creación de valor agregado"."Creo en la articulación de naciones sur-sur para lograr un mundo donde los actores se amplíen en la toma de decisiones, porque un sistema reducido a siete u ocho decidiendo sobre el mundo no dio resultado, ni en seguridad ni en economía", resaltó.Por último, Cristina adelantó que el presidente Bouteflika visitará la Argentina en diciembre. Esta noche, la jefa de Estado volaba rumbo a Túnez, su segunda escala en el marco de la gira por países de Africa del Norte.

sábado, 15 de noviembre de 2008

Cristina, ante el G-20: "Esta nueva etapa exige una reformulación del sistema financiero"

Enviado especial de Telam.

En su discurso en la cumbre que se realiza en Washington, la Presidenta afirmó "la necesidad de establecer medidas concretas" y bregó por "otro capitalismo, uno que busque generar puesto de trabajo" y "progreso social".
La presidenta Cristina Fernández de Kirchner afirmó que esta nueva etapa "exige una reformulación del sistema financiero y la necesidad de establecer medidas concretas" y bregó por "otro capitalismo, uno que busque generar puesto de trabajo" y "progreso social". Al hablar en la Cumbre del Grupo de los 20 (G20), en el National Builing de Washington, Cristina dijo que "hay que buscar los caminos concretos que permitan el fondeo de la expansión fiscal que aquí están proponiendo para los países emergentes", así como "medidas contracíclicas que fortalezcan los aspectos económicos y sociales". Cristina llegó ayer a Washington y se reunió con su par brasileño, Luiz Inácio Lula Da Silva, con el senador demócrata Christopher Dodd, con el primer ministro de Australia Kevin Rudd y con Madeleine Albright, designada por el presidente electo, Barack Obama, para participar en la cumbre del G-20. Cristina concurrió a la cumbre acompañada por el ministro de Economía, Carlos Fernández, el canciller Jorge Taiana y el embajador argentino en Estados Unidos Héctor Timerman. Cristina formó parte de la fotografía oficial que se tomó en el transcurso de la cumbre. En su discurso Cristina dijo que "estamos no sólo ante un problema financiero sino frente a un fin de modelo económico y político que pregonaba la falta de controles como concepto". "Este sistema basado en el Estado mínimo y la autoregulación de los mercados que como contraparte de los sistemas estatistas oscilaba entre de un extremo al otro", añadió. Cristina aclaró que "no estoy hablando del fin del capitalismo sino que necesitamos otro capitalismo", que "busque generar puestos de trabajo, progreso social", al considerar que "no hay crecimiento ni desarrollo sin apoyarse en la estructura productiva". Apuntó que, "hubo una fuerte distorsión de los mercados financieros que terminaron creyendo que se podía crear riqueza sin pasar por el circuito de la economía real", y agregó que "se crearon balances que avizoraban ganancias que luego nunca ocurrieron". "Así como la globalización -continuó Cristina- disparó la crisis como una epidemia, aplicando las medidas correctas, la globalización puede expandir con la misma velocidad los resultados para cambiar las expectativas". Además la Presidenta coincidió con varios mandatarios "que han hecho referencia a que desde hace un tiempo ya el crecimiento mundial está sostenido por los mercados emergentes y a su vez la crisis se disparó desde la misma centralidad del mercado, desde aquí, Estados Unidos de América". Consideró que la "fuga de capitales y los paraísos fiscales son dos temas que hay que abordar con urgencia" al señalar que "además de los efectos dañinos que todos conocemos hay que también sumarle la fuga de capitales de los mercados emergentes a los países desde donde se ha generado la crisis". "Si bien la reforma de la arquitectura financiera internacional -prosiguió Cristina-, es un objetivo de largo plazo, es importante actuar ahora sobre la regulación del mercado de capitales". Y remarcó que "así como se ha podido legislar sobre el lavado de dinero y el narcotráfico, se requieren mecanismos que permitan un eficaz control de los movimientos de capitales". Sobre el G20, Cristina celebró "la adopción de un espacio de discusión plural y representativo donde las diferentes culturas y economías estemos representados", y consideró importante "reforzar el G20 como mecanismo atento que representa una porción altamente significativa del PBI (Producto Bruto Interno) mundial". "Es muy importante fijar plazos concretos para tomas las medidas necesarias", dijo Cristina, y agregó que "se debe hacer una reforma integral del rol del FMI (Fondo Monetario Internacional) y de los organismos multilaterales". La Presidenta contó que Bretton Woods "surgió en un mundo donde primaban los Estados nacionales", pero "hoy existen otros actores supranacionales y corporaciones, y vemos que muchas veces toman decisiones en contra de los intereses de los Estados y sus sociedades", fustigó. Respecto a las calificadoras de riesgo, "a las que deberíamos llamar descalificadoras de riesgo", ironizó la mandataria, "nunca ayudan a prevenir los problemas y representan otros intereses que los que dicen representar". "No hace mucho analistas del banco de inversión Lehman Brothers -recordó Cristina- anunciaron la caída de la Argentina", y señaló que "poco tiempo después nos dimos cuenta que lo que estaban ocultando era la proximidad de su propia quiebra como efectivamente ocurrió". Por otra parte Cristina apoyó el pedido del presidente francés Nicolás Sarkozy "de hacer un documento mas breve, concreto y entendible" y sostuvo que "debemos hablar de la economía real, esa que le interesa a la gente", al recalcar que "si sólo hablamos de Bretton Woods sonará lejano a la gente". Además adhirió a la propuesta de Brasil de formar grupos o comisiones de trabajo de ministros para poder concretar las reformas "para que no ocurra, como siempre, que los sectores más vulnerables paguen los desaguisados que se cometen en los centros de poder".

viernes, 14 de noviembre de 2008

Columna especial de la presidenta Cristina Fernández de Kirchner para El Diario

Por: Cristina Fernández de Kirchner. Presidenta de la Nación
La Argentina no termina en la General Paz. Este es un lugar común. Sin embargo, durante años grandes zonas del conurbano bonaerense fueron tan olvidadas y postergadas como las regiones más remotas de nuestro país.Más y mejor trabajo, así se llama el Programa que lanzamos el pasado miércoles en Gregorio de Laferrere, La Matanza, y que apunta a capacitar a nuestros jóvenes para que puedan afrontar con más herramientas los desafíos por venir. Además, ahí nos comprometimos a asfaltar 1400 cuadras del barrio. Es apenas el 10 por ciento del total. Todavía falta mucho, pero seguimos trabajando. Días antes estuvimos en Hurlingham, donde entregamos, en forma simultánea con otras tres localidades, Pilar, Mar Chiquita y Chascomús, un total de 1058 viviendas para la provincia de Buenos Aires. Lo hicimos a través de una de las grandes ventajas y oportunidades que ofrece la tecnología, la videoconferencia. La utilización de esta herramienta nos permitió estar presentes con obras que mejoran la calidad de la vida de la gente. Y esta es, sin duda, la mejor forma de estar presente por parte del Estado. La construcción de estas 1058 viviendas implicó una inversión total de 65.8 millones de pesos por parte del Estado nacional. Una inversión que bien vale la pena, porque las soluciones habitacionales, son soluciones de vida. Las obras de infraestructura generan un círculo virtuoso. El crecimiento de la actividad económica, acompañado del aumento del consumo y las exportaciones, trae aparejado la creación de nuevos puestos de trabajo, que a su vez permite un mayor desarrollo del mercado interno. La creación de un puesto de trabajo tiene dos dimensiones. Por un lado, el aspecto social, ya que el trabajo es el gran organizador de la vida en comunidad y hace a la dignidad de las personas. Pero también tiene una faceta dinamizadora de la economía, porque un trabajador es, simultáneamente, un consumidor. Anteriormente, habíamos visitado Moreno, otra localidad del oeste bonaerense, donde recorrimos el Jardín de Infantes 954 y lanzamos el «Plan Camino a la Escuela». Este programa representa pavimentación para 30 municipios, con una inversión de 348 millones de pesos. La idea es que chicos y chicas no tengan que embarrarse en el camino desde sus casas hasta la escuela para ir a estudiar.En el próximo ciclo lectivo Moreno también contará con una nueva escuela primaria, cuya construcción está en marcha y cuenta con una inversión superior a los 4 millones de pesos.Además, firmamos un convenio para la construcción de una maternidad de baja complejidad que permitirá atender tres mil nacimientos en el mismo municipio, sin necesidad de tener que trasladarse a otro partido. Que las madres puedan dar a luz a sus hijos, en el mismo lugar en el que les toca o han elegido vivir, también es mejorar la calidad de vida de la gente.Y mejorar la calidad de vida, fomentar la igualdad de oportunidades entre las personas, es lo que anima cada una de las decisiones que tomamos. Igualar oportunidades no significa creer que todos somos iguales. Justamente, porque no lo somos, el Estado debe garantizar que todos tengan, al menos, las mismas oportunidades para estudiar, trabajar y acceder a una vivienda y a una salud digna. También estuvimos en Merlo, visitando el Centro Cultural de los Jóvenes. Ahí, más de 1500 chicos y chicas, aprenden música, danza, escultura, pintura y fotografía. Si el Estado no estuviera presente, posiblemente muchos de esos jóvenes no tendrían acceso a esas actividades culturales. Allí se anunciaron obras de pavimentación e infraestructura por 414 millones de pesos y nos comprometimos a trabajar por el proyecto de la Universidad de Merlo. El acceso a la educación no puede ser sólo para quienes nacieron en un hogar acomodado. Llegar a la universidad es también un medio para recuperar la movilidad social ascendente. En una visita anterior a La Matanza estuvimos en su Universidad. Los padres del 90 por ciento de sus alumnos no accedieron a la educación terciaria. Mis padres tampoco tuvieron esa suerte.En cambio, yo sí pude estudiar en una universidad, pública y gratuita y hoy soy la Presidenta de los argentinos. Eso significa que estamos construyendo un país encaminado a que todos tengamos las mismas posibilidades, las mismas esperanzas. Pero también es necesario que cada estudiante sepa el esfuerzo que ponen otros millones de argentinos que tal vez apenas tienen trabajo, para que en la Argentina haya universidad pública y gratuita. En La Matanza además se presentó formalmente el acto de licitación pública de siete nuevos hospitales, dos en Gregorio de Laferrere y otros cinco en Esteban Echeverría, Rafael Castillo, Escobar, Ituzaingó y General Rodríguez.De los siete, cinco se construirán con recursos del PAMI y los otros dos con la reasignación de partidas del presupuesto nacional, porque si algo precisa el conurbano bonaerense son hospitales.En Morón inauguramos la Escuela Media N° 14 de Castelar y nos comprometimos a pavimentar 74 cuadras, lo que demandará una inversión de 11.1 millones de pesos.También visitamos la Mansión Seré en Castelar. Ahí donde funcionó un centro clandestino de detención durante la última dictadura militar, hoy hay un museo de la memoria. Muchas veces, los adolescentes se preguntan de qué sirve estudiar historia. Conocer el pasado de nuestro país y del mundo, nos da otra perspectiva, nos permite comparar, saber dónde estamos parados y hacia dónde vamos.En ese sentido, la integración y la cohesión social son para la zona oeste de la provincia de Buenos Aires, para la Argentina toda, un desafío cotidiano. Sectores muy vulnerables conviven con otros de alto poder adquisitivo.No es una tarea fácil. Sobre todo cuando los más pobres viven como una injusticia muchas de las cosas que le suceden, mientras los más ricos ven como una amenaza a los que no tienen nada.Cuando se construyen calles, viviendas, hospitales, escuelas, entonces, se le encuentra sentido a la actividad política. Este, y no otro, es el verdadero propósito de ‘hacer política’, transformar la realidad que nos circunda. Algunos, por el contrario, creen que se trata de hablar siempre mal del otro. O de presagiar hechos terribles. Hace un tiempo era el apagón. Después, fue la inflación. Hoy, la contracción de la economía. Para ellos, siempre todo anda mal.Afortunadamente, la gran mayoría de los argentinos apostamos al futuro. Trabajar, transformar, construir, hacer, ayudar, cooperar. Estos son los verbos que nos gusta conjugar.Como dijo alguna vez un ilustre vecino de San Justo, Pedro Bonifacio Palacio, el poeta Almafuerte: «Si te postran diez veces, te levantas, otras diez, otras cien, otras quinientas: no han de ser tus caídas tan violentas ni tampoco, por ley, han de ser tantas». Que cuando un argentino se caiga, pueda volverse a levantar. Esa es nuestra lucha y nuestra esperanza.

Cristina llegó a Washington para participar de la Cumbre del Grupo de los 20

La presidenta Cristina Fernández de Kirchner viajó ayer hacia los Estados Unidos donde participará en Washington, entre hoy y mañana, de la cumbre financiera mundial y luego seguirá su gira por distintos países del norte de África.Cristina emprenderió viaje a Washington este jueves por la noche a las 23 donde a partir de este viernes comenzará a reunirse los líderes del Grupo de los Ocho (G8), que reúne a los siete países más industrializados del mundo, Estados Unidos, Francia, Reino Unido, Alemania, Italia, Canadá, Japón; y a Rusia.También en Washington se reunirán los países del (G-20) conformado por los países del (G-8), algunos de la Unión Europea (UE) y naciones emergentes como Argentina, Australia, Brasil, Corea del Sur, China, India, Indonesia, México, Arabia Saudita, Sudáfrica y Turquía.A la cumbre asistirán además el secretario general de la Organización de Naciones Unidas (ONU), Ban Ki-Moon, y los máximos responsables de las instituciones financieras internacionales, como el Fondo Monetario Internacional y el Banco Mundial, para discutir una respuesta global a la crisis financiera mundial.Desde Estados Unidos Cristina viajará al norte africano, para visitar entre el 16 y 22 de este mes los países de Argelia, Egipto, Túnez y Libia, en el marco de una agenda de trabajo.La presidenta dejará Washington el sábado próximo y llegará el domingo a las 9 (hora argentina) a la ciudad de Argel.Cristina iniciará su actividad oficial el lunes 17 y parte del 18 en Argelia, luego viajará a Túnez y llegará a El Cairo en Egipto el 20 y 21 de noviembre para dirigirse luego a Trípoli en Libia.El regreso de la presidenta a la Argentina está previsto para el domingo 23 en horas de la mañana partiendo desde el aeropuerto libio de Trípoli el sábado a las 16 (hora argentina).La semana pasada el canciller Jorge Taiana recibió en Buenos Aires a los embajadores de esos países africanos para realizar una reunión preparatoria sobre la agenda de la Presidenta, quien viajará acompañada de empresarios de todo el país y los más diversos rubros.Con respecto a la gira oficial por los países africanos y de los estudios efectuados por la Cancillería, surge que los sectores con mejores perspectivas en estos destinos son alimentos como aceite, cereales, carne, lácteos, pescados y mariscos, miel, maní, frutas frescas, levaduras, conservas, cítricos, jugos y dulces.También medicamentos, industria automotriz y autopartes, maquinaria agrícola, industria plástica, equipamiento y componentes eléctricos, textiles, madera y muebles, artículos de grifería, químicos, manufacturas de hierro y acero, máquinas y aparatos mecánicos, materiales de construcción, minería, biotecnología, gas, petróleo y cueros, entre otros.Argelia importa unos 50.000 millones de dólares anuales y el comercio bilateral se incrementó casi un 400 por ciento en el período 2002/2007; y en el primer semestre la Argentina exportó a ese país 606 millones de dólares, cifra muy cercana a los 765 millones vendidos en todo 2007.Además ese país africano tiene intenciones de participar del proyecto de construcción de una planta regasificadora que ENARSA y PDVSA tienen previsto hacer en la localidad bonaerense de Bahía Blanca, y por ese motivo el ministro de Planificación, Julio De Vido, que acompañará Cristina en la gira, mantendrá una reunión con el ministro de Energía argelino, Chakib Jelil.Egipto -que ha importado en los últimos tiempos desde distintos destinos unos 33.000 millones de dólares anuales- importó de la Argentina en el primer semestre del año 562 millones de dólares, cifra que ya superó el total del año pasado.Con Túnez, la Argentina tiene una balanza comercial ampliamente favorable, ya que el año pasado le exportó por más de 166 millones de dólares e importó por 12 millones.Hasta septiembre de este año, las proyecciones van en igual sentido, ya que con un volumen total de 300 millones, en lo que va del año hay un saldo a favor para la Argentina de casi 260 millones.En el caso de Libia -destino al cual las exportaciones argentinas aumentaron más de un 500 % en el período 2002/2007- también los 129 millones de dólares exportados en los primeros seis meses del corriente año superan ya el total de 2007.

jueves, 13 de noviembre de 2008

Entre Spinoza y Hobbes o el miedo, la inseguridad y la política

Por Ricardo Forster

1 La agenda de los medios de comunicación es recurrente y cíclica; ciertos temas regresan a escena cuando es necesario atizar en amplios sectores de la población la insoportable sensación de una inseguridad creciente que se asocia, en el imaginario colectivo incentivado por los lenguajes mediáticos, con el miedo. Esa antigua pasión que acompaña a los hombres desde la lejanía de los tiempos ha sido eje de un debate fundacional de la política moderna allí donde ha trazado las diferencias centrales entre un proyecto fundado en la utilización astuta del miedo a la inseguridad como fuente de legitimidad del poder público asentado en el uso discrecional/jurídico de la coerción y de la violencia y aquel otro que destacó que esa pasión negativa lo que impulsaba era un aumento del sometimiento de los individuos y un claro cercenamiento de su libertad.
El filósofo italiano Remo Bodei despliega en su excelente Geometría de las pasiones una decisiva contraposición entre las dos líneas maestras del pensamiento inaugural de lo político moderno, mostrando los caminos bifurcados que se abrieron a partir de las interpretaciones enfrentadas que en torno del “miedo” como pasión se expresaron en Baruch Spinoza y Thomas Hobbes a mediados del siglo XVII. El miedo, según lo aborda el judío holandés, como pasión negativa, como anclaje en un orden de la sumisión que impide a los seres humanos elegir su camino y que los conduce a la ciega aceptación de la tiranía y la dominación que se afinca, precisamente, en esa pasión que maniata el espíritu libertario y que sigue prisionera de una forma de trascendentalismo. Y el miedo como una pasión positiva y racional que hace posible, en la perspectiva de Hobbes, la renuncia a un estado de peligrosidad y conflicto permanente que será reemplazado por un orden sustentado en la coerción y la renuncia al uso indiscriminado de la violencia; sin miedo a la anarquía social, sin miedo al más fuerte y a la muerte, sin miedo al conflicto y la violencia no sería imaginable el pasaje del estado de naturaleza al contrato fundacional.
Spinoza como abanderado de una tradición democrática afirmada en los principios de autonomía y libertad y que desnuda el fondo oscuro y represivo que se guarda en la producción intensiva del miedo social; Hobbes, pensador del poder y del Estado, genio fundador de un giro central en la filosofía política, destacará, con fuerza indeleble, la importancia decisiva del miedo como regulador de las prácticas políticas y sociales, como verdadero límite del orden, sea monárquico o republicano. Hacer una pesquisa en torno de la continua presencia del miedo en el pensamiento político moderno es indispensable para intentar comprender lo que sucede en nuestra actualidad, el modo cómo en torno de la “inseguridad” se movilizan los recursos materiales y simbólicos de una derecha que busca motorizar los “reflejos” regresivos instalados en nuestra sociedad.
2 En las urbes contemporáneas, en especial en las tercermundistas, la pobreza, la exclusión, el desempleo y la fragmentación social son el caldo de cultivo para la proliferación de diversas formas de violencia urbana. Una profunda anomia sacude a esos territorios marginados, amplificando las causas y la multiplicación de las distintas formas delictivas, perturbando la “tranquilidad” de los sectores acomodados que sólo atinan a identificar su “miedo” a una inseguridad amorfa, oscura, producto de mundos autogenerados y habitados por individuos socialmente desechables, incorregibles y cuya peligrosidad sólo puede ser combatida con mano dura y leyes a la altura de la “emergencia nacional”. Desde siempre, las clases acomodadas han transferido sus responsabilidades proyectando la idea de un “mal endémico” en la existencia “natural” de la pobreza, convirtiendo al pobre en un delincuente en potencia y borrando las huellas que comprometen a un sistema de exclusión e injusticia del que son sus usufructuarios.
La sobreexposición mediática de fenómenos de violencia e inseguridad apunta a debilitar las acciones que tiendan a buscar caminos alternativos a los de la mera represión pero, fundamentalmente, buscan solidificar el miedo en las capas medias, amplificando su deseo de mayor control y punición, al mismo tiempo que van profundizando las marcas del prejuicio y el racismo allí donde casi siempre la violencia y la inseguridad son consecuencia, según ese relato hegemónico, del vandalismo de los sumergidos, de los habitantes de esas “ciudades del terror” que se multiplican alrededor de los barrios “decentes”.
No casualmente se entrelaza un discurso obsesivo, machacador, que viene de los medios masivos, con el aumento del miedo en las clases medias, hasta confluir con el reclamo de mayor represión y menos garantismo jurídico que suele estar siempre representado, en el imaginario colectivo, por políticas de derecha que se instituyen en portadoras de “lo que quiere la gente” frente a gobiernos pasivos, en el mejor de los casos, o cómplices de la delincuencia. Esa sobreexposición mediática constituye uno de los modos de multiplicar la sujeción social y de contrarrestar cualquier proyecto de transformación de un sistema de injusticias que es la base de la anomia y la violencia, apuntando a consolidar una sociedad fragmentada, atravesada por el prejuicio, angustiada por el miedo y disponible para políticas de coerción que cuajan perfectamente con el odio de clase y la lógica racista tan al alcance de la mano cuando lo que domina socialmente es el miedo. Y, siempre vale la pena aclararlo, la que suele ganar con estos discursos atemorizantes es la derecha, que ha sabido apropiarse de los recursos simbólicos desplegados por la máquina comunicacional, una máquina que se ha convertido en la usina productora de esos mismos discursos que multiplican los efectos del miedo y del prejuicio.
3 A la derecha ya no hay que ir a buscarla sólo a las zonas dominadas por la moralina, ella ya no mora en las habitaciones oscuras de esas casas semiderruidas que apenas si son testigos de otra época en la que la voz del Gran Inquisidor imperaba recordando los horribles fuegos del infierno. A la derecha que ejerce el poder económico y político, no a los restos retóricos de personajes antediluvianos, no le interesa la cuestión moral ni la defensa de venerables tradiciones; lo que le importa es captar los reflejos espontáneos de la gente, apropiarse de sus secretos más íntimos y sus prejuicios no siempre expresados pero intactos en sus deseos. Y será tarea de los medios de comunicación explotar esa cantera de símbolos, miedos y deseos, movilizándolos a favor de nuevos lenguajes que van penetrando intersticialmente la cotidianidad social hasta redefinir las condiciones del entramado cultural político que está en la base de la actual gramática de la dominación.
A mayor embrutecimiento, más arraigada esa “nueva derecha” que hoy habita las calles de nuestras ciudades y las zonas perversas “liberadas” por los dueños de la información y su circulación. Esa derecha se ve reflejada en el discurso periodístico que domina las rotativas y los canales de televisión, de un periodismo que no ha dejado de ser cómplice de los dueños del poder, tanto en épocas dictatoriales como democráticas. Sus espasmos histéricos y amarillistas para abordar la realidad, sus groseras simplificaciones, sus exacerbaciones al servicio de esa otra derecha efectivamente activa en los nudos del poder económico y político, de esa derecha que ha financiado desde siempre el lenguaje falaz, mezquino y empobrecedor de esos mismos medios que suelen desgarrarse las vestiduras ante cualquier censura a la “libertad de expresión”, ante cualquier fijación de límites a una impudicia arrolladora que invade la vida de los argentinos.
Afirmar que un significativo sector de la sociedad actúa de acuerdo a lo que se puede llamar una visión de derecha, que en sus prácticas se manifiestan actitudes autoritarias, que el sesgo de sus valores es el producto del individualismo más feroz y la lógica del mercado, constata una realidad favorecida desde los medios de comunicación y replicada sin agregarle ni una coma por el universo de los lenguajes políticos, especialmente de aquellos que tienden a elaborar sus intervenciones públicas asociándose a lo que “siente el ciudadano común y corriente”. La derecha política ha sabido aprovechar esas señales que vienen de la calle, ha buscado apropiarse del malestar de la clase media multiplicando los reclamos de represión. La idea que domina ese discurso es la de la vigilancia y la limitación de las libertades ampliando las funciones policiales, convirtiendo a la policía en mucho más que una fuerza de prevención o en un instrumento de control bien regulado por el Estado; la ilusión de la derecha es acotar los movimientos de los ciudadanos, forjar fronteras que impidan a los pobres ocupar esos espacios que les han sido vedados. Esa derecha se ha puesto en movimiento frente a un gobierno al que identifica como heredero del populismo de izquierda, verdadera bestia negra que hoy representa a sus ojos lo más próximo a la pérdida de sus privilegios asociado con un proceso que llevaría a la Argentina hacia la revolución social. Kirchner ha sido (y ahora lo es Cristina), a los ojos de esa derecha, el Kerenski argentino, aquel que deja abiertas las puertas para que la negrada subalterna se derrame sobre una sociedad atemorizada.
Esa derecha sabe que no existe ningún puente entre las intenciones kirchneristas y los sueños trasnochados de la izquierda revolucionaria; pero lo que le interesa es debilitar un proyecto que aspira, en el mejor de los casos, a devolver cierta equidad a la sociedad y a recuperar algo de lo que otrora representó un Estado de bienestar. La derecha ideológica sabe muy bien que nada a favor de la corriente de esa otra derecha capilar que actúa de acuerdo a los miedos y a los prejuicios, que ha plegado cualquier bandera asociada a la solidaridad para atrincherarse en la defensa histérica de sus propios bienes. El miedo es, hoy, un aliado inmejorable para profundizar el giro hacia la derecha, para apuntalar una sociedad de la vigilancia y el castigo que privilegie la seguridad a la justicia, la intervención policial al mejoramiento de las condiciones de vida. La derecha sabe qué exigir porque ha logrado captar el alma de gran parte de la sociedad, ha sabido trabajar en sus zonas más oscuras, mutando la vergüenza ante esos sentimientos por su reivindicación pública.
Mirar el mundo desde el miedo es lo peor que le puede suceder a una sociedad, es el punto de partida de inéditas formas de violencia, la condición de posibilidad de su aceptación. La derecha, desde siempre, ha sabido trabajar con el miedo, entiende la escena que se configura a partir de ese sentimiento apasionado, terrible que, como sabía Spinoza, es absolutamente negativo, pero que constituye el humus de todos los discursos de la vigilancia, la punición y la infantilización de la sociedad. Tener miedo abona el terreno para la consolidación de sentimientos cuyo principal agente de vehiculización fue y es la derecha. Lo inédito, tal vez, es que junto al miedo se manifiesta el dominio abrumador de prácticas articuladas alrededor de la industria del espectáculo, del ocio y de la amplificación de mundos artificiales prometedores de paraísos para todos los que logren permanecer de este lado de la línea. La retórica de la derecha puede apelar a motivos que antes parecían provenir de otras alternativas: la realización personal, el disfrute de la vida, el cuidado del cuerpo, el goce sensual, la despreocupación por el mañana para afincarse en el puro presente. En el imaginario de las clases medias y de los sectores populares que han logrado sustraerse a la marginalidad, la pérdida de algunas de estas dimensiones de la vida cotidiana representa, a sus ojos alarmados, el horror de la pobreza, ese deslizamiento hacia la oscuridad de una indigencia cuyo fantasma aterroriza las noches de la gente decente. En esas zonas vulnerables, la derecha seguirá proliferando, encontrará, como hasta ahora, las correspondencias imprescindibles desde las cuales multiplicar el dominio de su propia visión del mundo.

miércoles, 12 de noviembre de 2008

Fin del saqueo jubilatorio

Por Fernando “Pino” Solanas *

La correcta decisión de terminar con el negociado de las AFJP es una de las mayores medidas que toma el gobierno nacional para recuperar el rol del Estado como garante de los derechos de los trabajadores argentinos. Esta medida, que forma parte del programa de Proyecto Sur, apunta a romper la trama oscura del poder financiero que impuso desde 1976 el modelo neoliberal. Cuando se votó la creación de las AFJP en 1993, bajo el cínico nombre de Ley de Solidaridad Previsional, se hacía referencia a la insolvencia del sistema público y la imposibilidad para el Estado de garantizar el 82 por ciento móvil. Los privatistas prometían revertir el déficit crónico del sistema previsional, incrementar la cobertura y ampliar el mercado de capitales, objetivos que nunca se cumplieron.
La capitalización privada constituye un sistema de rapiña institucionalizado y la destrucción del tejido social solidario, que permitió a las AFJP dañar el futuro previsional de los argentinos. Las AFJP desfinanciaron al Estado, agravando el déficit fiscal y el posterior endeudamiento externo, y obtuvieron exorbitantes comisiones. Pero lo peor, no revirtieron la morosidad previsional, no ampliaron los aportes voluntarios, ni garantizaron la cobertura jubilatoria. ¿Acaso creíamos que apostar las jubilaciones en la Bolsa de Valores iba a garantizar el futuro de nuestros trabajadores?
Bastaría con indicar que casi tres cuartas partes de las personas en edad de jubilarse son indigentes para demostrar la falsedad de la capitalización y desigualdad privada. Este esquema funcionó por la captación compulsiva y engañosa de afiliados; y desde los inicios de las AFJP hasta 2001, el Estado dejó de recaudar 75.000 millones de dólares, al tiempo que se congelaron los haberes de los jubilados durante 10 años. En promedio, entre 1994 y 2006, se apropiaron de un tercio de los montos recaudados. En concepto de comisiones, las AFJP obtuvieron U$S 10.600 millones. Como sucedió con la privatización de los servicios públicos, la excepcionalidad de la Argentina neoliberal consistió en que se garantizó a los privados una tasa de rentabilidad extraordinaria inigualable en el mundo.
El saqueo del Estado desde los inicios del neoliberalismo no consistió en hacerlo desaparecer, sino en utilizar sus mínimas estructuras a favor de los sectores dominantes. Con las AFJP, se quebró el orden constitucional, y se desfinanció al Estado e incrementó la deuda pública. La Justicia investiga hoy diferentes fraudes cometidos por las AFJP: desde la venta a precios ínfimos de títulos de deuda pública, financiamiento a grandes empresas (compraventa de acciones) y desvío de operaciones en perjuicio de los ahorros jubilatorios; siendo todo ello violatorio del artículo 14 bis de la Constitución y de normas menores. Asimismo, como ocurre con los subsidios a los concesionarios privados de los trenes, las ganancias privadas las garantiza un Estado que se hace cargo de las cuentas mayores; en el caso de las AFJP, de los haberes que no alcanzaban el mínimo vital para sus jubilados, entre otros. Lo peor es que se eliminó el derecho al 82 por ciento móvil de los jubilados: los haberes apenas alcanzan a la mitad de los que obtenían en su época activa. Al pasar al sistema de reparto, los actuales jubilados privados cobrarán ahora mejores jubilaciones.
Por si fuera poco, las AFJP desfinanciaron al Estado. En lugar de destinar parte de sus fondos en la infraestructura básica del país, como la reconstrucción del sistema de transportes, los fondos de las AFJP (más del 50%) se utilizaron para comprar deuda del Estado y otros negocios financieros. La estafa encubierta se complejizaba, ya que el flujo de fondos previsionales hacia los privados agudizó el déficit fiscal y provocó el posterior endeudamiento público. ¿Resultaba razonable que los privados prestaran al Estado, con tasas usurarias, la misma plata que le quitaban?
Todo lo dicho debería servir de advertencia a quienes parecen haber hecho mal los cálculos que sustentan la idea del “robo de los ahorros”, porque se ha visto que los ahorros ya desaparecieron con las AFJP. Más allá de lo correcto de la medida, tenemos que llamar la atención por las dudas que genera su estatización. No sólo porque los mismos que aprobarán hoy el fin de las AFJP son los que aplaudieron su creación hace 15 años (los Parrilli, Gioja, Fellner, Balestrini, etc.), sino porque en medio de la crisis financiera, el Gobierno ha anunciado que honrará las fraudulentas deudas del país. Por ello, desde Proyecto Sur exigimos autonomía y autarquía para la Anses, la participación en su conducción de trabajadores, jubilados y el Estado. Proyecto Sur ya lo había dicho durante la campaña. También lo sostuvieron los jubilados en sus más de 800 marchas al Congreso: se puede terminar con el saqueo. La estatización de las AFJP es necesaria, porque con buenos controles, volver al sistema solidario de jubilaciones es un beneficio para el futuro de todos los argentinos.

martes, 11 de noviembre de 2008

PALABRAS DE LA PRESIDENTA CRISTINA FERNÁNDEZ DE KIRCHNER, EN EL ACTO DE HOMENAJE A PERSONALIDADES DE LA DEMOCRACIA.

Buenas noches a todos y a todas.
Realmente es una noche muy especial, de recuerdos, de memoria, de gente que no está y de gente que sigue estando y estará siempre y que, precisamente, por haber estado siempre, nos permite hoy a todos los argentinos, vivir en democracia.
Eran tiempos muy difíciles y todos los que hoy fueron distinguidos, homenajeados, reconocidos, no sé qué palabra usar para reconocer el inmenso valor de argentinos y argentinas que desde el lugar que cada uno tenía, artistas, escritores, periodistas, de otros que no tenían lugar, pero que la dictadura trágicamente se los asignó, como fueron las Madres, las Abuelas y los familiares, hombres y mujeres que tal vez, nunca habían pensado en la política, tal vez algunos que creían por la historia tan terrible que ha tenido nuestro país, no me voy a olvidar nunca lo que Estela dijo en un homenaje que se hizo a los caídos en la Revolución del '55, siempre me va a quedar presente esa frase, Estela. Estela dijo que en el '55, ella que era antiperonista, se había sentido contenta cuando vino el golpe y que, tal vez, en esa historia de ella, personal, en esa experiencia podía explicarse tal vez todo lo que nos había pasado a los argentinos y que cuando le arrebataron a su hija, allí pudo entender todo lo que tal vez durante toda una vida no había podido hacerlo. Lo importante no es haberse equivocado, creo que todos nos hemos equivocado en algún momento; lo importante es darse cuenta cuando uno se ha equivocado y enmendar el error con conducta, con testimonio y con la propia vida, como fue el caso de Madres y de Abuelas.
Eran tiempos muy difíciles, pero también al mismo tiempo, permitían una clara identificación de todos aquellos que eran enemigos de la democracia.
¿Por qué qué es ser alguien que no es democrático? Alguien que cree que desde su posición de privilegio puede estar por encima de la voluntad popular. Y entonces digo, en esos tiempos de dictaduras, no solamente en nuestro país, sino en toda la América latina, era fácilmente identificable a los enemigos de la democracia, aquellos que no querían la democracia y eran, en definitiva, aquellos que nos impedían expresarnos a través de un acto electoral, eran aquellos que te reprimían, te torturaban, te mataban o te desaparecían físicamente por pensar diferente, por actuar diferente.
Eran tiempos muy difíciles en cuanto a defender la vida, a preservar la integridad personal. Pero al mismo tiempo, era fácil identificar a aquellos que no respetaban la voluntad popular, aquellos que, en definitiva, eran antidemocráticos.
De ahí que en los tiempos que corren sean otros los desafíos, porque ya no hay dictaduras militares; las formas adquieren más sutileza, son más difusas. Es más, muchas veces pueden aparecer hasta camufladas en luchas que parecen democráticas y cívicas y que, en definitiva, también encierran comportamientos antidemocráticos, destituyentes y desconocedores de la voluntad popular. (APLAUSOS)
Tal vez debamos ejercitar más la inteligencia entonces, tal vez debamos hacer más docencia acerca de esas sutiles formas -y no tan sutiles a veces- atentatorias de las formas democráticas
.
Pero creo que el desafío lo tenemos que llevar adelante. Se los digo como la primera Presidenta mujer de los argentinos (APLAUSOS) que, tal vez, y no quiero victimizar al género, por favor, siempre he detestado los ejercicios de victimización, siempre cuando uno quiere aparecer como víctima muchas veces termina siendo el victimario y, por eso, nunca me gustaron los ejercicios de victimización, pero lo cierto es que en este casi año de ejercicio de la Presidencia, me ha tocado vivir cosas que no había visto en ningún otro momento de la vida democrática de nuestro país. Esta vez, no eran uniformados, sino otras sutiles formas de desgastes, de ataques, de desconocimientos, de formas destituyentes.
Pero quiero decirles algo: creo que en algún momento siempre las máscaras caen, no se puede llevar máscaras toda la vida, no se puede estar tampoco disfrazado y camuflado toda la vida. En algún momento, siempre, siempre, absolutamente siempre, no todos pero sí las inmensas mayorías, advierten esta sutilezas.
Y por eso, quería estar presente aquí esta noche, con tanta gente valiente, importante que ha dado lo mejor de sí para reconstruir la democracia que este año va a cumplir veinticinco años. Es increíble, nos parece muchísimo tiempo y es absolutamente nada y, también, para compartir con ustedes estas reflexiones de lo qué es el desafío de esta nueva etapa de la democracia, de esta nueva etapa de defender las formas democráticas de participación popular.
El otro día decía en el extremo del país, en Misiones: se requieren muchas cosas para tener un gran país, un buen gobierno, una buena oposición y una buena sociedad. Las cosas que nos han pasado a los argentinos no solamente han sido porque hemos tenido algún mal gobierno, es porque también, tal vez, no hayamos tenido las alternativas a esa democracia y también, tal vez, por qué no decirlo, porque como decía la voz maravillosa de Cristina Banegas en el documental que todos pudimos ver y escuchar, porque también hubo muchos que prefirieron mirar para otro lado cuando sucedían estas cosas y decir, por ejemplo, que los argentinos éramos derechos y humanos y pegar una calcomanía. No fueron pocas, yo vi muchas calcomanías pegadas en autos y escuché a muchos argentinos criticar a los que denunciaban violaciones a los derechos humanos en el exterior, gente importante que todavía habla en los medios de comunicación, a muchos los conocen ustedes. (APLAUSOS)
Pero, bueno, lo bueno, lo más importante que tiene la democracia es eso: que todos pueden hablar, hasta los que la atacaban, hasta los que colaboraban con los que la atacaban, violaban, torturaban y desaparecían. Ese es el gran valor de la democracia, que todos, hasta ellos, pueden seguir hablando. (APLAUSOS) Y ojalá algún día, como muchas veces nosotros nos damos cuenta que hemos cometido un error y lo reconocemos, ojalá todos pudieran hacerlo. Estoy segura que todos podríamos ser un poco más felices y, tal vez, mirarnos más seguido a los ojos entre todos los argentinos.
Quiero agradecer el gesto de quienes han organizado este merecido homenaje a tantísimos argentinos y argentinas y agradecerles, por sobre todas las cosas, que me hayan invitado no como Presidenta de los argentinos, sino como una argentina más. Estas funciones son absolutamente temporales y yo me siento parte de muchísima gente que hoy está aquí y que también no está aquí.
En nombre de ellos, de los que están aquí, de los que no han podido venir y de los que nunca volverán, gracias a todos.
Muchas gracias.

sábado, 8 de noviembre de 2008

Poder de veto

Por Alfredo Zaiat

La fuga de capitales es un potente perturbador de la estabilidad económica. Ese drenaje de recursos hacia el exterior se explica en la literatura tradicional por la pérdida de confianza de los principales agentes económicos, precipitada por incertidumbres políticas o por alteraciones bruscas de variables financieras clave, como el tipo de cambio. La salida de capitales también es una vía de canalizar fondos ilícitos, ya sea los obtenidos en negocios prohibidos por ley o los acumulados por evasión fiscal. La fuga de capitales no es un problema contemporáneo, sino que es un comportamiento económico-social que empezó a verificarse desde que la función del dinero pasó a ocupar un papel relevante en las sociedades modernas a partir del siglo XVIII. Pero la aceleración de ese proceso se registra con la expansión de mercados de capitales en el siglo pasado, hasta su consolidación hegemónica desde la década del ochenta. El impacto sobre las economías que padecen la fuga es fuerte en materia de deterioro de las perspectivas de desarrollo. Esos capitales que se retiran del circuito local implican una reducción notable de la potencialidad del crecimiento económico y del empleo. Esa retracción deriva también en mermas en la recaudación impositiva que debilitan el funcionamiento del Estado y, por lo tanto, afectan en forma negativa en la distribución del ingreso. Frente a ese escenario que es muy conocido en Argentina desde hace más de treinta años, resulta llamativa la morosidad de los responsables de organismos estatales para intervenir con más energía para controlar y regular el movimiento de capitales. Más aún cuando desde mediados del año pasado empezó a contabilizarse una sostenida y creciente fuga de capitales. A diferencia de otros episodios similares, la característica de esta huida no se gatilló por las conocidas inestabilidades macroeconómicas de restricción externa, atraso cambiario o debilidad de reservas. Se encadenó en sucesos que comenzaron con la crisis de las subprime previo a las elecciones presidenciales que ganó el oficialismo, siguieron con el lockout agropecuario, continuaron con la caída del Muro de Wall Street y ahora con el proyecto que pone fin a las AFJP. La fuga de capitales no ha sido sólo la exteriorización de incertidumbre económica o política. Está expresando el poder de veto de los sectores dominantes. Economistas que eluden las barreras del saber convencional sostienen que ese veto busca inhibir políticas públicas dirigidas a mejorar el reparto de la riqueza.
Los economistas Jorge Gaggero, Claudio Casparino y Emiliano Libman explican en un documento publicado por el Centro de Economía y Finanzas para el Desarrollo de la Argentina (La fuga de capitales. Historia, presente y perspectivas) que ese poder de veto lo “ejercen sobre los hacedores de política pública al avalar o desaprobar con ingresos o salidas netas de capitales, respectivamente, las decisiones clave de las autoridades responsables del manejo de la economía local”. En otros términos, señalan que “la ecuación fundamental de las democracias representativas modernas ‘un ciudadano, un voto’, sería reemplazada por la expresión ‘un dólar, un voto’”. Esta definición adquiere relevancia porque permite una mejor comprensión de la actual dinámica de dolarización de carteras de inversión de grandes empresas y bancos, así como la intensificación de la fuga de capitales en los últimos 16 meses. Este proceso se está registrando en un entorno macroeconómico con un tipo de cambio elevado, no tan alto como en el período 2002-2006, pero igualmente competitivo, y con persistentes superávits comerciales, que asegura el abastecimiento neto de divisas, eludiendo así la histórica restricción externa. Ese poder de veto de los sectores dominantes tiene como ejército disciplinado a economistas de la city en la tarea de confundir y agudizar la incertidumbre. La actual fuga tiene más que ver con “el poder de veto” que con condiciones objetivas de la economía, situación que la insistente prédica de catástrofes busca debilitar generando inseguridad para retroalimentar la dinámica de la salida de capitales. Si ese escenario se aborda simplemente como una tradicional corrida, que es lo que ha estado haciendo el Banco Central con una inocencia sugestiva, se habrá elegido un camino equivocado para frenarla.
La autoridad monetaria se ha concentrado en intervenir en el mercado cambiario para amortiguar los efectos de la fuga, desatendiendo una necesaria estrategia de regulación y control del complejo sistema financiero. Esa política refleja la lógica conceptual neoliberal de participación del Banco Central en el mercado, al ubicar a la autoridad monetaria como el más grande jugador en la plaza cambiaria por la acumulación de abundantes reservas. No se trata de ser solamente más fuerte en la puja especulativa, sino que el Central además de su fortaleza financiera debe instrumentar medidas de regulación para evitar movimientos perturbadores de la estabilidad macroeconómica. Tuvo que producirse un fuerte desequilibrio cambiario para tomar la decisión de entorpecer una tradicional operación de fuga conocida por todos en la city y por supuesto por parte del Banco Central: “contado con liquidación”. Más allá de cómo se instrumentaba esa transacción, se había constituido en la vía de escape de los dólares que ha estado abasteciendo en forma inercial la entidad monetaria desde hace meses.
El Banco Central bajo la conducción de Martín Redrado tampoco ha podido frenar esa fuga con la compra de títulos públicos, estrategia que se reveló con poca pericia. En lo que va de este año ha adquirido poco más de 10 mil millones de pesos en bonos, con más intensidad a partir de junio, sin lograr frenar el derrape de sus cotizaciones. En lugar de comprar los títulos de vencimiento más próximo para frenar la corrida se dedicó a adquirir bonos de largo plazo, en especial los de Descuento, que nacieron con la reestructuración de la deuda en default. Además de comprar a precios máximos, que hoy implican un quebranto considerable para las arcas de la entidad, y de facilitar utilidades a los tenedores de esos activos que estaban en huida de la plaza local, implementó una intervención descoordinada con la Secretaría de Finanzas. Esto implicó una pérdida de eficacia en esa necesaria participación del sector público en el mercado financiero para desalentar la fuga de capitales.
Pese a ese desfavorable resultado, el Banco Central, que en estos años poco ha cambiado la normativa ortodoxa para el funcionamiento del sistema financiero, se encuentra aislado de observaciones críticas sobre su política. La preocupación que muestran el poder económico y los grandes medios sobre el destino de las cajas previsionales no la tienen en igual medida acerca del manejo de una cartera de inversiones millonaria por parte del Banco Central, que incluye la administración de reservas, compraventa de títulos públicos y operaciones cambiarias. Esa peculiar diferencia en la inquietud republicana por la seguridad jurídica y los fondos públicos por parte de las corporaciones económicas no es una buena referencia para la conducción del Banco Central. La ruptura con el pensamiento conservador que pretende el kirchnerismo requiere también modificar el funcionamiento de estructuras del Estado que han sido colonizadas por cuerpos técnicos que responden a la lógica neoliberal.
En todo el mundo la política de regulación pública del sistema financiero siempre va detrás del mercado. Tiene que adaptarse permanentemente. Por ejemplo, en el caso local, operadores de la city se reunieron un día después de que se trabó la fuga vía “contado con liquidación” para encontrar otro mecanismo para poder enviar divisas al exterior. Los economistas John Eatwell y Lance Taylor en el libro Finanzas globales en riesgo aconsejan que “las autoridades reguladoras deberían cumplir –en la médula de su organización– una enérgica función de política integrada, un programa continuo de investigación que determine e impulse todas las demás actividades”. Agregan que “la característica fundamental de los mercados financieros es el dinamismo sin remordimientos”, para concluir que “es inevitable que, dada la velocidad del cambio, el regulador deba acompañar varios ritmos dentro del mercado”. Para ello, la administración kirchnerista requiere comprender que la regulación financiera no son llamados por teléfonos a los principales jugadores del mercado para que dejen de comprar o para que vendan dólares, sino normas precisas y claras de la autoridad de control para disciplinar con la ley a los agentes económicos acostumbrados al poder de veto.