"Un tema que hoy está tan llevado y traído de un lado para otro, libertad de expresión, algo que todavía no hemos podido lograr en la República Argentina, porque libertad de expresión sería que todas, absolutamente todas las voces pudieran escucharse en todos lados. Y todavía no lo podemos hacer porque todavía no se puede aplicar esa Ley de Servicios de Medios Audiovisuales, que fue votada por una mayoría transversal en ambas cámaras, y que consagra, reconocido casi a nivel mundial, la posibilidad de que todos, absolutamente todos, puedan tener un medio de expresión que llegue a la sociedad. Libertad de expresión en una sociedad como hoy donde los medios de comunicación, no solamente aquí sino en todo el mundo, tienen el monopolio de la comunicación, es lograr que esos instrumentos puedan llegar a organizaciones populares, a sindicatos, a universidades, a pueblos originarios, es también ampliar el universo de la libertad de expresión. Yo tengo la fuerte esperanza de que decisiones que no entran en ninguna biblioteca ni en ninguna cabeza, como a través de una medida cautelar interrumpir la aplicación de una Ley, puedan ser subsanadas por el sistema judicial argentino y podamos tener en vigencia prontamente esta Ley.
Y quiero decirles también que pese a esto, pese todas estas cosas, hemos alcanzado igualmente en la República Argentina un grado donde cualquiera puede decir lo que se le dé la gana sin temor a ser ni reprimido ni golpeado, es más creo que como nunca se pueden dar expresiones populares en la calle sin que sean reprimidas. Cosas que por allí nos critican desde algunos lados duramente porque dicen que deberíamos por la fuerza impedir aquello o impedir esto. ¿Pero saben qué? Yo prefiero 10 millones de críticas antes que llevar sobre mi conciencia que por un acto de represión le pasó algo malo a algún argentino. Y la verdad que es cierto, que reconozco que da bronca porque cuando tenés que ir al trabajo, cuando te descuentan del sueldo si llegás tarde, o simplemente porque tenés que ejercer tu derecho a transitar libremente como cualquier argentino, pequeños grupúsculos sin representación tal vez, pero con el ánimo de que alguien vaya a reprimirlos para tener una víctima. Yo siempre lo digo, hace tiempo que están buscando alguna víctima. Les aseguro que mientras sea Presidenta no va a salir una sola orden de esta Presidenta para que haya una víctima.
Es el compromiso que tenemos. Nunca hubo esta libertad, ni siquiera en los albores de la democracia. Yo escucho a algunos dirigentes de algún partido político, y recuerdo cuando los canales de televisión en su totalidad estaban en manos del Estado, no éramos nosotros Gobierno, sin embargo había personajes, que tampoco simpatizan demasiado con nosotros, que no podían estar en los medios de comunicación porque al entonces partido gobernante no le gustaban. También recuerdo cuando se decretó el estado de sitio y se ordenó la detención de muchos periodistas, algunos que tampoco concuerdo ideológicamente con ellos.
Pero la verdad es que hemos ido avanzando los argentinos en la construcción democrática. Creo que junto, también hay que reconocerlo, cuando se derogó la figura del desacato, o sea que ya cualquiera podía insultar a cualquier gobernante y no por eso merecer prisión, fue también un adelanto. Y el último, cuando nosotros enviamos el proyecto de ley que fue sancionado por el Congreso Nacional para que nadie pudiera tener pena de cárcel por las cosas que dijera o que quisiera decir.
Y si se me permite el atrevimiento, me lo voy a tomar, después de tanto, si se han atrevido tanto conmigo que por qué no me voy a poder a atrever un poquito yo. Si hay algún ícono o algo para ver dónde queda expresada con mayor densidad y con mayor amplitud la libertad de expresión y lo que se puede hacer en la República Argentina, desde los medios, desde la calle, desde donde quieran, es esta Presidenta. Yo no recuerdo en la historia de la República Argentina las cosas que se han dicho sobre mi persona, o se han hecho desde los medios de comunicación, desde partir la pantalla cuando hablaba yo como Presidenta y ponían a otro dirigente de alguna patronal a hacer morisquetas. ¿Ustedes se imaginan en los Estados Unidos que esté hablando el Presidente, le corten y aparezca alguien haciendo morisquetas? Ni en Chile, ni en Uruguay, ni en Brasil, ni en ninguna parte. Pero es bueno, es bueno porque permite demostrar en toda su extensión y en toda su intensidad el grado de libertades que vivimos, aún a costa de ser insultada, agraviada, descalificada, y ni siquiera desde la política, muchas veces desde la propia condición de género. No importa, vale la pena vivir en una sociedad con esta libertad de expresión, lo que sería bueno es que todos consideraran la libertad de expresión para todos, porque me parece que algunos se creen propietarios de la libertad de expresión y que solamente ellos pueden tener derecho a hablar del otro o sobre los otros.
Y esto no me parece que sea así, no me parece que haya una categoría especial de ciudadanos que esté por sobre los otros, sino está la Presidenta por sobre nadie por qué los demás. Porque podrían decir los abogados, los médicos, las enfermeras, los trabajadores, los dirigentes sindicales que no hablen de ellos. No, a ver si nos entendemos, la libertad de expresión es para todos en la República Argentina, para todos.
Están los que marchaban con carteles en que yo aparecía con algunos adjetivos calificativos no muy santos, ¿usted vieron que me enojara? No, son las reglas del juego en la verdadera sociedad democrática y ante las verdaderas personas democráticas.
Por eso estoy muy feliz de estar acompañándolas hoy aquí, en el 33 aniversario de la primera marcha, no es un día cualquiera, no es que vine el 30 de abril porque cayó viernes y venía el fin de semana, no, estoy aquí hoy porque hace 33 años exactamente, que un grupo de mujeres sin experiencia política, sin ningún grado de participación en el proceso que se vivía en aquellos años en la República Argentina, más allá de la militancia de sus hijos, se lanzaron a la calle a buscarlos, y buscándolos a ellos encontraron y construyeron la democracia, y construyendo y encontrando la democracia nos dieron la posibilidad esta que tenemos hoy, de que todos y cada uno de nosotros vivamos en una Argentina plural, democrática, ruidosa, sí ruidosa, pero por sobre todas las cosas con la posibilidad de expresarnos libremente.
Y quiero decirles también que pese a esto, pese todas estas cosas, hemos alcanzado igualmente en la República Argentina un grado donde cualquiera puede decir lo que se le dé la gana sin temor a ser ni reprimido ni golpeado, es más creo que como nunca se pueden dar expresiones populares en la calle sin que sean reprimidas. Cosas que por allí nos critican desde algunos lados duramente porque dicen que deberíamos por la fuerza impedir aquello o impedir esto. ¿Pero saben qué? Yo prefiero 10 millones de críticas antes que llevar sobre mi conciencia que por un acto de represión le pasó algo malo a algún argentino. Y la verdad que es cierto, que reconozco que da bronca porque cuando tenés que ir al trabajo, cuando te descuentan del sueldo si llegás tarde, o simplemente porque tenés que ejercer tu derecho a transitar libremente como cualquier argentino, pequeños grupúsculos sin representación tal vez, pero con el ánimo de que alguien vaya a reprimirlos para tener una víctima. Yo siempre lo digo, hace tiempo que están buscando alguna víctima. Les aseguro que mientras sea Presidenta no va a salir una sola orden de esta Presidenta para que haya una víctima.
Es el compromiso que tenemos. Nunca hubo esta libertad, ni siquiera en los albores de la democracia. Yo escucho a algunos dirigentes de algún partido político, y recuerdo cuando los canales de televisión en su totalidad estaban en manos del Estado, no éramos nosotros Gobierno, sin embargo había personajes, que tampoco simpatizan demasiado con nosotros, que no podían estar en los medios de comunicación porque al entonces partido gobernante no le gustaban. También recuerdo cuando se decretó el estado de sitio y se ordenó la detención de muchos periodistas, algunos que tampoco concuerdo ideológicamente con ellos.
Pero la verdad es que hemos ido avanzando los argentinos en la construcción democrática. Creo que junto, también hay que reconocerlo, cuando se derogó la figura del desacato, o sea que ya cualquiera podía insultar a cualquier gobernante y no por eso merecer prisión, fue también un adelanto. Y el último, cuando nosotros enviamos el proyecto de ley que fue sancionado por el Congreso Nacional para que nadie pudiera tener pena de cárcel por las cosas que dijera o que quisiera decir.
Y si se me permite el atrevimiento, me lo voy a tomar, después de tanto, si se han atrevido tanto conmigo que por qué no me voy a poder a atrever un poquito yo. Si hay algún ícono o algo para ver dónde queda expresada con mayor densidad y con mayor amplitud la libertad de expresión y lo que se puede hacer en la República Argentina, desde los medios, desde la calle, desde donde quieran, es esta Presidenta. Yo no recuerdo en la historia de la República Argentina las cosas que se han dicho sobre mi persona, o se han hecho desde los medios de comunicación, desde partir la pantalla cuando hablaba yo como Presidenta y ponían a otro dirigente de alguna patronal a hacer morisquetas. ¿Ustedes se imaginan en los Estados Unidos que esté hablando el Presidente, le corten y aparezca alguien haciendo morisquetas? Ni en Chile, ni en Uruguay, ni en Brasil, ni en ninguna parte. Pero es bueno, es bueno porque permite demostrar en toda su extensión y en toda su intensidad el grado de libertades que vivimos, aún a costa de ser insultada, agraviada, descalificada, y ni siquiera desde la política, muchas veces desde la propia condición de género. No importa, vale la pena vivir en una sociedad con esta libertad de expresión, lo que sería bueno es que todos consideraran la libertad de expresión para todos, porque me parece que algunos se creen propietarios de la libertad de expresión y que solamente ellos pueden tener derecho a hablar del otro o sobre los otros.
Y esto no me parece que sea así, no me parece que haya una categoría especial de ciudadanos que esté por sobre los otros, sino está la Presidenta por sobre nadie por qué los demás. Porque podrían decir los abogados, los médicos, las enfermeras, los trabajadores, los dirigentes sindicales que no hablen de ellos. No, a ver si nos entendemos, la libertad de expresión es para todos en la República Argentina, para todos.
Están los que marchaban con carteles en que yo aparecía con algunos adjetivos calificativos no muy santos, ¿usted vieron que me enojara? No, son las reglas del juego en la verdadera sociedad democrática y ante las verdaderas personas democráticas.
Por eso estoy muy feliz de estar acompañándolas hoy aquí, en el 33 aniversario de la primera marcha, no es un día cualquiera, no es que vine el 30 de abril porque cayó viernes y venía el fin de semana, no, estoy aquí hoy porque hace 33 años exactamente, que un grupo de mujeres sin experiencia política, sin ningún grado de participación en el proceso que se vivía en aquellos años en la República Argentina, más allá de la militancia de sus hijos, se lanzaron a la calle a buscarlos, y buscándolos a ellos encontraron y construyeron la democracia, y construyendo y encontrando la democracia nos dieron la posibilidad esta que tenemos hoy, de que todos y cada uno de nosotros vivamos en una Argentina plural, democrática, ruidosa, sí ruidosa, pero por sobre todas las cosas con la posibilidad de expresarnos libremente.
No hay comentarios:
Publicar un comentario