Por Alfredo Zaiat
En situaciones de crisis económica, las dudas sobre lo que está sucediendo y el temor sobre lo que vendrá provocan estados de paranoia y angustia extendidos. Gran parte de la sociedad se encuentra en condiciones aún más vulnerables que lo habitual para absorber teorías conspirativas, escenarios apocalípticos y análisis de caos inminentes. El crecimiento espectacular de Internet y la comunicación vía mail ha derivado en un canal impresionante de difusión de todo tipo de historias. Algunas ciertas y otras falsas. En los últimos días circula por la red un video que adelanta el fin del dólar y su reemplazo por una nueva moneda denominada Amero, de la integración de Estados Unidos, Canadá y México, que sería canjeada a una paridad del 20 por ciento. Es presentado por Hal Turner con un discurso que, en base a condiciones evidentes de fragilidad de la economía de Estados Unidos, construye un relato fantasioso. Como el futuro es incertidumbre, quien se ubica en el lugar de predecirlo genera convocatoria. Frente a las farsas, el antídoto más potente es la información, el pensamiento crítico y la investigación. Por ese camino, el Amero se desmorona: Turner es un locutor de radio estadounidense ultraconservador, racista, fanático de la supremacía blanca, que afirma en ese video que Estados Unidos ya envió 800 mil millones de Ameros al Banco de Desarrollo de China. Muestra en el video una moneda Amero que tiene la leyenda “Unión Norteamericana” y que tiene un símbolo que indica que fue acuñada en 2007 en la Casa de la Moneda de Denver. Hal muestra ambos lados de la moneda y la hace sonar contra una superficie de metal. Pero esa misma moneda que Turner muestra como prueba irrefutable de una conspiración para desaparecer al dólar, aparece en la página de un escultor estadounidense llamado Daniel Carr, que hace monedas-ficción por encargo. Ese video ridículo ha generado dudas en muchos porque, en ciertas circunstancias, el miedo es más fuerte que la razón.
La economía argentina tiene varios Hal Turner que habitan la city y el mundo de la política. En estos días de furia de la asociación financistas & afines por el proyecto que termina con el negocio de las AFJP, con una virulencia mayor a los meses del conflicto con el sector del campo privilegiado, circulan informes “confidenciales” y análisis que presentan el escenario de default, además de otros cataclismos financieros. La deshonestidad intelectual es una de las características sobresalientes de la secta de brujos de la city. La debilidad conceptual que exponen sobre el proceso económico local e internacional junto al falseamiento de la información provoca la confusión y la histeria en el mercado. Además de la batalla política motivada porque el poder financiero pierde el negocio de apropiarse de rentas con el dinero previsional de los trabajadores, ese fundamentalismo ideológico provoca millonarios deterioros patrimoniales. Lo increíble de esta dinámica es que empresas e inversores que han debido contabilizar quebrantos por seguir consejos de los Broda, Melconian, González Fraga & Cía. no los sancionan con la excomunión, sino que los distinguen. Es una de las tantas paradojas del comportamiento del poder económico doméstico que, a la vez, permite acercarse a la comprensión de la frustración argentina.
Sin más elementos que una sucesión de calificativos despectivos y una serie de supuestos de dudosa veracidad, economistas de la city concluyen que el fin de las AFJP sepulta el crédito y acerca el país a la cesación de pagos. Los Hal Turner vernáculos trabajan sobre el miedo de los agentes económicos que se enfrentan a un panorama de inseguridad y de inestabilidad mundial. Ese estado de angustia y temores resulta un terreno fértil para todo tipo de profecías de catástrofes. Es también llamativo que esos análisis tan fulminantes sobre la deuda argentina ignoren la situación brasileña, modelo que lo han presentado como el preferido y que mereció la categoría de investment grade (grado de inversión) de las incalificables agencias de riesgo Standard & Poor’s y Moody’s. El frente financiero en Brasil es muy complicado, con una violenta fuga de capitales especulativos, fragilidad del sistema bancario y vulnerabilidad cambiaria. Ese panorama de inestabilidad derivó en la inédita apertura de la asistencia de la Reserva Federal a la banca central brasileña por 30 mil millones de dólares. Si se trata de evaluar el mayor o menor riesgo a la cesación de pagos de los países en el actual contexto de debacle financiera mundial, la situación de la deuda argentina se encuentra entre las más aliviada, pese al discurso dominante en la city y en gran parte de los medios. Incluso la exclusión del país de la nueva línea de financiamiento del FMI presentada como un castigo es para festejar, al revelar que no es necesaria. Como referencia para exorcizar a esos fanáticos del mundo dominado por la banca, vale señalar que el primer paquete de asistencia del resucitado Fondo fue para Islandia con la misma receta de siempre. Pese al derrumbe del Muro de Wall Street, la exigencia de política monetaria fue que el gobierno islandés debía subir la tasa de interés –medida que ya aplicó– para superar la bancarrota de su economía, lo opuesto a lo que hacen los países centrales para salir de la crisis.
Los mercaderes de la angustia agitan el fantasma del default ante un gobierno que no explica su programa financiero que permitirá hacer frente al pago de la deuda. Esa carencia es cubierta por economistas rigurosos en sus análisis como Mark Weisbrot, codirector del Center for Economic and Policy Research, de Washington. En uno de sus informes de octubre (Argentina: la crisis que no es crisis) concluye que “existen pocas razones, o ninguna, para creer que Argentina entre en un default de su deuda en un futuro previsible y más allá”. Luego de analizar la deuda total como porcentaje del PIB, la carga de servicios de la deuda en los próximos años y el cronograma inmediato de vencimientos de capital e intereses concluye que “cualquier insuficiencia que ocurra en 2009 va a ser bastante pequeña en relación con la combinación de los ahorros del Gobierno y el exceso en las reservas internacionales. Es muy difícil imaginar una situación en la que se den problemas en cubrir el servicio de la deuda, y la opción de un default pareciera ser imposible”. Sostiene que “las comparaciones de la economía argentina con la situación del año 2001 son incluso más infundadas”, al precisar que ha crecido más del 60 por ciento desde que se inició su recuperación hace seis años, que cuenta con niveles importante de superávit en las cuentas comercial y corriente y que registra indicadores de endeudamiento como porcentaje del PIB en descenso. Destaca que “cabe mencionar que el consenso sobre la situación de la economía argentina ha sido bastante errado durante la mayor parte de estos años”, recordando que en el caso particular del FMI se trata de los errores más consistentes y de mayor tamaño que registró en ese período. “La mayoría de los economistas y de la prensa financiera cometieron el mismo error durante la mayor parte de la actual expansión económica”, concluye.
Ese informe es anterior al proyecto de clausurar el negocio de la capitalización individual con fondos previsionales. Con la recuperación para la Seguridad Social del dinero que se desviaba a las AFJP, el horizonte fiscal y, por lo tanto, el de los vencimientos de deuda todavía es más tranquilo. En un mundo donde el crédito desapareció para todos y donde no serán muchos los países en condiciones de atravesar ese desierto, el frente de la deuda doméstica es bastante despejado pese a la baja de los precios de los commodities y al pronóstico de un menor crecimiento. La estimación de recaudación por retenciones para el 2009 por la exportación de granos es igual o superior en un 10 por ciento a la de este año, con un precio de la soja un poco por encima de las actuales cotizaciones (350 dólares la tonelada). Ese resultado favorable surge porque el derecho de exportación efectivo promedio trepará de 25,6 a 31,4 por ciento en relación al año pasado debido a que pegará pleno el ajuste de la alícuota realizado en noviembre del año pasado.
Con tantos despropósitos en sus análisis, quienes están en default son los economistas de la city. Alguien debería informar a empresarios y banqueros de la defraudación de los Amero argentinos.
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