Por Orlando Barone
Ahí está Julio Cleto Cobos el probo. Ahí está en la soledad del poder, resistiendo, conjurando, conspirando, husmeando, fisgoneando.Ambicionando, fantaseando. Tramando. Vicepresidente en “desejercicio” ejecutivo , y en ejercicio oblicuo y de soslayo. Cada día más se consagra en ese papel increíble e insólito: el de ser el opositor más cercano y más carnal del gobierno que comparte e integra. Y desintegra. No hay adversario, enemigo, atacante, negador y opositor a la presidenta y a cuanto ella hace o proyecta, que él no reciba trajeadito y modoso en su despacho; en cómplices tardes de té susurrantes y agrarias; ganaderas, rurales y gauchas sin gauchos. Si el opositor es un sospechoso de la justicia más lo hospeda en su recinto legal llevado al límite de no parecerlo. Si trae consigo una desmesura leguleya para posar damnificado, más consuelo y alianza le dispensa. Qué no se hablará en contra de la socia y superior jerárquica en esos secreteos y conciliábulos. Qué festín se harían, si lo escucharan o supieran, los magazines de la televisión de la tarde ante tanta imperfección de la condición humana. Julio Cleto Cobos ha logrado reproducir en miniatura histórica la leyenda del caballo de Troya pero en tono de farsa. Ya que esta desvaída intriga desciende de un caballito de plomo en miniatura, del cual salen a la noche, no gladiadores griegos sino fantasmas de deseo destituyente pero de acción fallida. Lo que Julio Cleto hizo lo hizo, y hay que reconocérselo: su voto no positivo fue pacificador. Pacificó a los favorecidos no positivos, infundiéndoles aunque sea el virus del escrache y la agresión. Ya que no les puede infundir el don de la sincera aceptación democrática porque a la democracia los “no positivos” la intoleran. La maltragan. Acaso el extraordinario mérito del excelentísimo señor vicepresidente de Cristina Fernández sea el de haber probado- proponiéndose aviesamente lo contrario- la consistencia del Estado y la resistencia de la mujer que él defrauda sabiéndose protegido por un poroto magno. Bendito papel, modelo de leal militancia, el del ser el inapropiado y feliz anfitrión de los opositores. Este es un elogio a Julio Cleto Cobos.
Carta abierta leída el 11 de Junio del 2009 en Radio del Plata
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