Creo que esta línea, esta nueva licitación que hoy presentamos y que tiene por objeto que la gente pueda acceder a un crédito para reparar, refaccionar su vivienda, significa también un instrumento para mejorar la actividad económica, para mejorar la calidad de vida de la gente pero fundamentalmente profundizar lo que son las líneas proactivas del Estado en una situación que, como estamos viendo a nivel internacional, tiene efectos casi desesperantes.
Yo veía el otro día en un noticiero de carácter internacional que hay más de 2 millones de ejecuciones hipotecarias en Estados Unidos, o sea gente a la cual le rematan la vivienda y tiene que vivir en carpas; esto lo veníamos por televisión, caídas de bancos, caídas de fábricas, despidos masivos de trabajadores en todo el mundo. Esto nos obliga a todos los argentinos, no solamente al gobierno sino a todos, a hacer un esfuerzo muy grande para seguir articulando políticas, para seguir llegando a acuerdos entre los distintos sectores que componen la actividad económica y el sector estatal, porque está visto que es el Estado, no solamente en la Argentina sino en el mundo, el que va a tener que suplir la función que por lo menos se le asignaba al mercado, que era el asignador de recursos, el gran promotor de la actividad económica.
Hoy vemos que lo que constituía el Estado, o sea el financiamiento a partir del sector financiero, el consumo a partir de la sociedad con niveles de actividad, de empleo, de incremento salarial, todo esto se ha pulverizado prácticamente en el mundo, con lo cual el Estado vuelve a adquirir un rol preponderante.
Estuve charlando con varios embajadores el otro día, con motivo de la reunión que convocamos en Cancillería, y el panorama que presentan estos embajadores en aquellos países a los cuales están destinados, realmente es absolutamente desolador e inclusive de mayor entidad, de mayor envergadura del que se relata en los medios de comunicación.
Ustedes me habrán escuchado decir que el nivel de endeudamiento en muchas sociedades del mundo desarrollado económicamente, alcanzaba entre empresas y sociedades a más del ciento por ciento del PBI. Charlando con un embajador nuestro que es economista y que además desempeñó un rol importante en la Argentina, me decía que el endeudamiento en realidad orilla en los 250 o 300 por ciento del PBI. Estas son las cifras reales de la economía que además pueden tender inclusive a incrementarse a partir del descubrimiento de nuevos activos financieros que no existen, que no son tal y que por lo tanto no van a hacer más que agravar la crisis internacional.
Por eso nosotros debemos ser muy responsables, todos, absolutamente todos, de tener que cuidar esto que logramos y seguir profundizando políticas que precisamente mantengan la actividad económica y sigan sosteniendo el empleo en la Argentina que es la clave hoy -el mercado interno- para poder seguir sosteniendo ese nivel de actividad.
Creo que estas son cuestiones importantes que tenemos que abordar los argentinos sin mezquindades, con grandeza y con inteligencia además, porque creo que no se trata solamente de ser buenos, sino que además es casi mejor ser inteligentes y advertir que es necesario que todos pongamos una parte en el esfuerzo de seguir construyendo una Argentina que tenga sustentabilidad económica y sustentabilidad social, y no oponerse por oponerse a las cosas.
Hoy leía en un diario a varios dirigentes de la oposición que se oponían a un proyecto de ley que todavía no conocen, el famoso proyecto de Ley de Radiodifusión en el cual venimos trabajando desde el año pasado. Leía atentamente y realmente sorprende que alguien pueda oponerse, o sea, no sorprende que alguien pueda oponerse porque puede tener diferencias, sin lugar a dudas, lo que sorprende es que alguien puede oponerse a algo que no conoce. Eso sí es realmente sorprendente, es un ejercicio único; nunca vi que nadie se oponga a algo que todavía no leyó, pero sí sucede en la Argentina, sí sucede con sectores de nuestra oposición institucional. Y es malo eso, no porque se opongan, sino porque realmente le quita seriedad al sistema institucional y le quita seriedad también al rol que la oposición como en todo sistema democrático debe tener, de criticar aquellas cosas con las cuales no está de acuerdo y precisamente cumplir su rol opositor. Pero hay que oponerse a las cosas a las cuales uno ha tenido conocimiento. Oponerse a lo desconocido, suena casi como ficción o metafísica pura, pero así estamos y así muchas veces también cometemos equivocaciones; equivocaciones que luego termina pagando la sociedad y la economía en su conjunto.
Veía también ayer escenas en los medios de comunicación donde se recordaba el año pasado la no aceptación del proyecto de ley que el Poder Ejecutivo envió al Parlamento por las famosas retenciones móviles. Nosotros decíamos cuando proponíamos esas retenciones móviles que son simplemente la adecuación de las alícuotas de los derechos de exportación a las variaciones que tienen los precios de los commodities, esto es una retención móvil. Hoy es una de las solicitudes que las entidades patronales rurales nos hacen en el punto 7. Porque se conoció con el nombre de retenciones móviles, pero en realidad es adecuación de las alícuotas de los derechos de exportación a la variación de los precios de los commodities. O sea, lo que proponíamos nosotros el año pasado. Y además, si hoy se estuviera aplicando esa resolución 125, estarían aplicándose unas alícuotas inferiores a las actuales en materia de derecho de exportación, sin contar además, los fletes que se habían previsto ahí para aquellos productores que estuvieran alejados de los puntos de colocación, de los puertos, y las compensaciones a los pequeños y medianos productores. Vean ustedes las consecuencias de oponerse por oponerse, no ya a lo desconocido -que realmente es una novedad institucional importante- sino oponerse a cosas que eran convenientes para quienes no querían que se les aplicara la norma. ¿Por qué? Porque además el concepto era tan correcto en materia de precios de commodities sujetos a las variabilidades internacionales, porque esa es la otra cuestión, por qué la razón. Por una razón muy sencilla, porque son variables los precios internacionales que un país no maneja, y cuando un país no maneja esas variables lo importante es tener instrumentos que puedan dar cuenta de esa variación e ir flexibilizando la aplicación de esos derechos de acuerdo a cómo fluctúa el mercado. Esto en tiempos de normalidad, como era la presunta normalidad encubierta o anormalidad encubierta como luego nos vinimos a enterar, se imaginan ustedes cuán conveniente es entonces un concepto semejante en situaciones en que se han quebrado, como ahora, todos los parámetros internacionales, donde nunca nadie puede decir a cuánto está el precio de tal o cual commodity, donde vemos que todos los días sube o baja el petróleo, suben o bajan bolsas, o sea, era bueno para aquella época y se imaginan lo que sería para una época como la actual en la cual no hay parámetros y todos los días cambian las cosas. Un día uno se levanta y las bolsas están arriba, al otro día Obama dijo no sé qué cosa o los chinos decidieron que iban a comer más o menos y estamos con precios a la baja.
¿Entonces cuál es la enseñanza que nos tienen que dejar estas cosas que tantos problemas y tanta discusión, debate y enfrentamiento nos trajeron a los argentinos? La necesidad de debatir reflexivamente, de analizar reflexivamente y de despolitizar o despartidizar, si se me permite el término, las discusiones, y escuchar lo que se dice, no escuchar quién lo dice para oponerse, lo importante es saber qué es lo que dice y qué es lo que propone, qué importa si es peronista, radical, comunista o filomarxista, no importa, lo importante es qué propone, si lo que propone es correcto y sirve al sector que uno representa, si es representante sectorial, o sirve a los argentinos si es un representante institucional, en este caso la Presidenta de los argentinos que los representa a todos.
Creo que estas cosas son muy buenas siempre, lo son en épocas de normalidad pero son todavía mucho mejores, casi imprescindibles diría, en tiempos de crisis, poder analizar reflexivamente contemplando el interés propio, al que nadie pide que se renuncie, pero sabiendo también que es necesario conciliar ese interés particular o sectorial con el interés general. Cuánta discusión nos hubiéramos ahorrado si se hubiera abordado esta tónica y esta forma de analizar en aquella oportunidad, cuánto hubieran ganado nuestros productores si se hubiera abordado de esta manera.
Por eso vamos a seguir dialogando, proponiendo, pero diciendo que tenemos que aprender a pensar reflexivamente y a contemplar el interés del conjunto también. Creo que son dos claves para abordar tiempos difíciles, tiempos de un mundo en crisis mucho más profunda de lo que aún se ve por televisión y que seguramente va a exigir de todos nosotros los argentinos, oficialistas, opositores, trabajadores, empresarios, comerciantes, estudiantes, en fin, la sociedad, esfuerzos de inteligencia, de reflexión, de apertura, de trabajo y de esfuerzo para encontrar soluciones, no para impulsar conflictos o profundizarlos y pensar que a partir de allí pueda haber capitalización política o para algún otro sector presión sobre el gobierno.
Porque en definitiva, más temprano que tarde, fíjense que no pasó demasiado tiempo de aquella oportunidad, ni siquiera ha pasado un año, hemos podido darnos cuenta de la equivocación en el abordaje del análisis y las consecuencias que trajo. Muchas veces para darse cuenta en la Argentina de que hemos cometido errores han pasado décadas, hoy es tan vertiginoso el cambio, es tan vertiginoso el mundo, que uno puede verificar aciertos y errores en muy corto plazo. Es bueno también, si se me permite, para hacer un aprendizaje más rápido.
Por eso estamos muy contentos de tenerlos aquí con nosotros, presentando esta nueva ampliación en materia de créditos, esta vez dirigidos a que la gente pueda ampliar, reparar su casa, y fundamentalmente seguir sumando medidas proactivas para mantener actividad y empleo, producción y trabajo, los dos grandes ejes que venimos sosteniendo desde el año 2003 y que lo vamos a seguir haciendo porque estamos convencidos de que ese es el verdadero camino, el de la economía real, el del crecimiento de la Argentina.
Yo veía el otro día en un noticiero de carácter internacional que hay más de 2 millones de ejecuciones hipotecarias en Estados Unidos, o sea gente a la cual le rematan la vivienda y tiene que vivir en carpas; esto lo veníamos por televisión, caídas de bancos, caídas de fábricas, despidos masivos de trabajadores en todo el mundo. Esto nos obliga a todos los argentinos, no solamente al gobierno sino a todos, a hacer un esfuerzo muy grande para seguir articulando políticas, para seguir llegando a acuerdos entre los distintos sectores que componen la actividad económica y el sector estatal, porque está visto que es el Estado, no solamente en la Argentina sino en el mundo, el que va a tener que suplir la función que por lo menos se le asignaba al mercado, que era el asignador de recursos, el gran promotor de la actividad económica.
Hoy vemos que lo que constituía el Estado, o sea el financiamiento a partir del sector financiero, el consumo a partir de la sociedad con niveles de actividad, de empleo, de incremento salarial, todo esto se ha pulverizado prácticamente en el mundo, con lo cual el Estado vuelve a adquirir un rol preponderante.
Estuve charlando con varios embajadores el otro día, con motivo de la reunión que convocamos en Cancillería, y el panorama que presentan estos embajadores en aquellos países a los cuales están destinados, realmente es absolutamente desolador e inclusive de mayor entidad, de mayor envergadura del que se relata en los medios de comunicación.
Ustedes me habrán escuchado decir que el nivel de endeudamiento en muchas sociedades del mundo desarrollado económicamente, alcanzaba entre empresas y sociedades a más del ciento por ciento del PBI. Charlando con un embajador nuestro que es economista y que además desempeñó un rol importante en la Argentina, me decía que el endeudamiento en realidad orilla en los 250 o 300 por ciento del PBI. Estas son las cifras reales de la economía que además pueden tender inclusive a incrementarse a partir del descubrimiento de nuevos activos financieros que no existen, que no son tal y que por lo tanto no van a hacer más que agravar la crisis internacional.
Por eso nosotros debemos ser muy responsables, todos, absolutamente todos, de tener que cuidar esto que logramos y seguir profundizando políticas que precisamente mantengan la actividad económica y sigan sosteniendo el empleo en la Argentina que es la clave hoy -el mercado interno- para poder seguir sosteniendo ese nivel de actividad.
Creo que estas son cuestiones importantes que tenemos que abordar los argentinos sin mezquindades, con grandeza y con inteligencia además, porque creo que no se trata solamente de ser buenos, sino que además es casi mejor ser inteligentes y advertir que es necesario que todos pongamos una parte en el esfuerzo de seguir construyendo una Argentina que tenga sustentabilidad económica y sustentabilidad social, y no oponerse por oponerse a las cosas.
Hoy leía en un diario a varios dirigentes de la oposición que se oponían a un proyecto de ley que todavía no conocen, el famoso proyecto de Ley de Radiodifusión en el cual venimos trabajando desde el año pasado. Leía atentamente y realmente sorprende que alguien pueda oponerse, o sea, no sorprende que alguien pueda oponerse porque puede tener diferencias, sin lugar a dudas, lo que sorprende es que alguien puede oponerse a algo que no conoce. Eso sí es realmente sorprendente, es un ejercicio único; nunca vi que nadie se oponga a algo que todavía no leyó, pero sí sucede en la Argentina, sí sucede con sectores de nuestra oposición institucional. Y es malo eso, no porque se opongan, sino porque realmente le quita seriedad al sistema institucional y le quita seriedad también al rol que la oposición como en todo sistema democrático debe tener, de criticar aquellas cosas con las cuales no está de acuerdo y precisamente cumplir su rol opositor. Pero hay que oponerse a las cosas a las cuales uno ha tenido conocimiento. Oponerse a lo desconocido, suena casi como ficción o metafísica pura, pero así estamos y así muchas veces también cometemos equivocaciones; equivocaciones que luego termina pagando la sociedad y la economía en su conjunto.
Veía también ayer escenas en los medios de comunicación donde se recordaba el año pasado la no aceptación del proyecto de ley que el Poder Ejecutivo envió al Parlamento por las famosas retenciones móviles. Nosotros decíamos cuando proponíamos esas retenciones móviles que son simplemente la adecuación de las alícuotas de los derechos de exportación a las variaciones que tienen los precios de los commodities, esto es una retención móvil. Hoy es una de las solicitudes que las entidades patronales rurales nos hacen en el punto 7. Porque se conoció con el nombre de retenciones móviles, pero en realidad es adecuación de las alícuotas de los derechos de exportación a la variación de los precios de los commodities. O sea, lo que proponíamos nosotros el año pasado. Y además, si hoy se estuviera aplicando esa resolución 125, estarían aplicándose unas alícuotas inferiores a las actuales en materia de derecho de exportación, sin contar además, los fletes que se habían previsto ahí para aquellos productores que estuvieran alejados de los puntos de colocación, de los puertos, y las compensaciones a los pequeños y medianos productores. Vean ustedes las consecuencias de oponerse por oponerse, no ya a lo desconocido -que realmente es una novedad institucional importante- sino oponerse a cosas que eran convenientes para quienes no querían que se les aplicara la norma. ¿Por qué? Porque además el concepto era tan correcto en materia de precios de commodities sujetos a las variabilidades internacionales, porque esa es la otra cuestión, por qué la razón. Por una razón muy sencilla, porque son variables los precios internacionales que un país no maneja, y cuando un país no maneja esas variables lo importante es tener instrumentos que puedan dar cuenta de esa variación e ir flexibilizando la aplicación de esos derechos de acuerdo a cómo fluctúa el mercado. Esto en tiempos de normalidad, como era la presunta normalidad encubierta o anormalidad encubierta como luego nos vinimos a enterar, se imaginan ustedes cuán conveniente es entonces un concepto semejante en situaciones en que se han quebrado, como ahora, todos los parámetros internacionales, donde nunca nadie puede decir a cuánto está el precio de tal o cual commodity, donde vemos que todos los días sube o baja el petróleo, suben o bajan bolsas, o sea, era bueno para aquella época y se imaginan lo que sería para una época como la actual en la cual no hay parámetros y todos los días cambian las cosas. Un día uno se levanta y las bolsas están arriba, al otro día Obama dijo no sé qué cosa o los chinos decidieron que iban a comer más o menos y estamos con precios a la baja.
¿Entonces cuál es la enseñanza que nos tienen que dejar estas cosas que tantos problemas y tanta discusión, debate y enfrentamiento nos trajeron a los argentinos? La necesidad de debatir reflexivamente, de analizar reflexivamente y de despolitizar o despartidizar, si se me permite el término, las discusiones, y escuchar lo que se dice, no escuchar quién lo dice para oponerse, lo importante es saber qué es lo que dice y qué es lo que propone, qué importa si es peronista, radical, comunista o filomarxista, no importa, lo importante es qué propone, si lo que propone es correcto y sirve al sector que uno representa, si es representante sectorial, o sirve a los argentinos si es un representante institucional, en este caso la Presidenta de los argentinos que los representa a todos.
Creo que estas cosas son muy buenas siempre, lo son en épocas de normalidad pero son todavía mucho mejores, casi imprescindibles diría, en tiempos de crisis, poder analizar reflexivamente contemplando el interés propio, al que nadie pide que se renuncie, pero sabiendo también que es necesario conciliar ese interés particular o sectorial con el interés general. Cuánta discusión nos hubiéramos ahorrado si se hubiera abordado esta tónica y esta forma de analizar en aquella oportunidad, cuánto hubieran ganado nuestros productores si se hubiera abordado de esta manera.
Por eso vamos a seguir dialogando, proponiendo, pero diciendo que tenemos que aprender a pensar reflexivamente y a contemplar el interés del conjunto también. Creo que son dos claves para abordar tiempos difíciles, tiempos de un mundo en crisis mucho más profunda de lo que aún se ve por televisión y que seguramente va a exigir de todos nosotros los argentinos, oficialistas, opositores, trabajadores, empresarios, comerciantes, estudiantes, en fin, la sociedad, esfuerzos de inteligencia, de reflexión, de apertura, de trabajo y de esfuerzo para encontrar soluciones, no para impulsar conflictos o profundizarlos y pensar que a partir de allí pueda haber capitalización política o para algún otro sector presión sobre el gobierno.
Porque en definitiva, más temprano que tarde, fíjense que no pasó demasiado tiempo de aquella oportunidad, ni siquiera ha pasado un año, hemos podido darnos cuenta de la equivocación en el abordaje del análisis y las consecuencias que trajo. Muchas veces para darse cuenta en la Argentina de que hemos cometido errores han pasado décadas, hoy es tan vertiginoso el cambio, es tan vertiginoso el mundo, que uno puede verificar aciertos y errores en muy corto plazo. Es bueno también, si se me permite, para hacer un aprendizaje más rápido.
Por eso estamos muy contentos de tenerlos aquí con nosotros, presentando esta nueva ampliación en materia de créditos, esta vez dirigidos a que la gente pueda ampliar, reparar su casa, y fundamentalmente seguir sumando medidas proactivas para mantener actividad y empleo, producción y trabajo, los dos grandes ejes que venimos sosteniendo desde el año 2003 y que lo vamos a seguir haciendo porque estamos convencidos de que ese es el verdadero camino, el de la economía real, el del crecimiento de la Argentina.
1 comentario:
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