martes, 30 de diciembre de 2008

Las críticas son intereses disfrazados.

La presidenta Cristina Fernández de Kirchner convocó ayer a los argentinos "a la unidad nacional" y a "seguir construyendo como lo hemos hecho estos años"."Esta Presidenta, que orgullosamente pertenece a este proyecto, convoca a todos los argentinos a seguir construyendo como lo hemos hecho estos años", aseveró Cristina durante un acto en Chaco.En ese marco, la Presidenta advirtió "la necesidad de la unidad nacional y de unir esfuerzos" y refiriéndose a la crisis financiera internacional dijo que "más que hablar de crisis deberíamos hablar de estafa internacional".Al encabezar un acto en Barranqueras, Cristina sostuvo que el proyecto del gobierno "no es político porque pertenezcamos a un partido, representa un modelo económico, social y cultural, que se ha basado en el trabajo y la producción y en el esfuerzo contra viento y marea para desarrollarnos".Recordó los pronósticos de los economistas "acerca de que estábamos equivocados y debíamos mirar a otras latitudes"."Cuántos de esos economistas anunciaban que Argentina se caía", dijo, y refiriéndose a la crisis económica internacional remarcó que "se han derrumbado los paradigmas que querían imponernos"."Esta reflexión tiene que ver para abrir los ojos, porque a veces tenemos tanta facilidad para escuchar críticas desde afuera y pocas fuerzas para defender lo nuestro", remarcó.Más adelante sostuvo que en lugar de hablar de crisis deberíamos hablar de estafa internacional que se ha hecho en los centros de poder."Nos enteramos que en el gran país del norte había recesión en 2007, pero nadie lo contaba. Nos enteramos que un señor financista controlado por todos los organismos estafó en 50 mil millones de dólares"."Ahora, cuando se descubre que todo ha constituido una fenomenal estafa del sector financiero, algunos hablan de falta de regulaciones", agregó.Y se preguntó: ¿"Dónde estaban los que se pasaron durante cinco años, afuera y adentro, denunciando este proyecto?", dijo en referencia a nuestro país."Tengamos los ojos abiertos frente a lo que parecen críticas y son intereses disfrazados de espíritu objetivo".

viernes, 19 de diciembre de 2008

“Hoy es un día de vergüenza para los argentinos y nuestro sistema judicial”

La presidenta Cristina Fernández de Kirchner afirmó que ayer "es un día de vergüenza para la Argentina y la humanidad y también para nuestro sistema judicial", al referirse al fallo de la sala dos de Casación Penal que decidió la libertad en la causa ESMA de Alfredo Astiz y Jorge "Tigre" Acosta, entre otros represores.La Presidenta expresó su confianza en que el sistema judicial argentino revea esta decisión y "coloque a la Argentina en el lugar del que nunca debió haber salido"."Hay cierta perversidad del sistema y espero que el propio sistema del poder judicial lo resuelva para honor y dignidad de todos los argentinos", remarcó la Presidenta.Cristina, acompañada por Néstor Kirchner, habló ayer en el Espacio de la Memoria, en la ex ESMA, donde se entregaron los premios "Azucena Villaflor" al escritor Osvaldo Bayer y a la madre de Plaza de Mayo, Sara Rus."No creo en señales, sino tal vez en mensajes que son fáciles de descifrar. Miembros de la Justicia ordenaron la libertad de las personas acusadas por violación masiva a derechos humanos en este espacio", sostuvo la Presidenta.De esta manera, Cristina mencionó que los represores que Casación pone en libertad cometieron delitos de lesa humanidad en lo que fue el centro clandestino de detención más emblemático de la última dictadura militar, la ex ESMA.En su discurso, Cristina, mencionando el embajador de Francia presente en el acto, recordó su viaje a ese país con el entonces presidente Néstor Kirchner y la entrevista que tuvieron con Jacques Chirac, quien requirió por la inacción de la justicia argentina en torno a la desaparición de las monjas francesas.El responsable de esas desapariciones fue "alguien que no quiero nombrar", dijo Cristina, en referencia a Astiz."Esa persona (por Astiz) fue condenada en Francia y su captura tiene pedido internacional, sin embargo aquí lo liberan", enfatizó.En otro tramo, remarcó: "Que no queden dudas, si algunos creen que de esta manera envían mensajes para amedrentarme porque soy mujer, que lo olvide, no van a lograrlo"."Me daria vergüenza que fuera el tribunal de otro país el que finalmente hiciera justicia porque los argentinos no hemos podido llegar a ella", agregó."Confío en que las instituciones de la democracia, en que finalmente el Poder Judicial de Argentina coloque a nuestro país en lugar del que nunca debimos haber salido, y podamos sentirnos orgullosos miembros de la comunidad internacional", finalizó.El acto fue acompañado por manifestantes de distintas organizaciones políticas y defensoras de los derechos humanos, entre ellas Madres de Plaza de Mayo-Línea Fundadora.

jueves, 18 de diciembre de 2008

"Una de las claves es reclamar no sólo el cambio de reglas, sino que las reglas sean cumplidas por todos"

La presidenta Cristina Fernández de Kirchner instó a sus pares latinoamericanos a adoptar "posturas uniformes" y erradicar la política de "doble estandard", como definió a mantener una posición en la región y otra distinta ante organismos multinacionales."Es un problema profundamente político", afirmó Cristina y calificó al doble estandard de "inadmisible y cada vez más visible, en un mundo que gracias a las comunicaciones hoy se advierten más rápido".En un discurso que pronunció ayer en el marco de la Cumbre de América Latina y el Caribe (CALC), Cristina reiteró su pedido de "cambio de reglas" a las Naciones Unidas (ONU), y también que estas reglas "sean cumplidas por todos".Agregó que se trata de una "cuestión central para todos estos espacios" porque "es importante tener posturas uniformes en esos foros, que representen a la región"."No hay que venir aquí con discursos y no decir las mismas cosas" en otros foros dijo la jefa de Estado y agregó que "eso es clave porque no se puede seguir en el doble estandard, como sucede hoy ante organismos multilaterales de crédito y organismos políticos también".Cristina cuestionó también el sistema internacional de organizaciones multinacionales, que obligan a respetar reglas a los países débiles pero incumplen los poderosos."Pedimos la reformulación del FMI y organismos como la ONU, pero tal vez lo más grave sea que hay un mundo en donde aún con reglas que no compartimos hay países que son obligados a cumplir reglas y otros que no lo hacen", dijo.La jefa de Estado recordó las exigencias del FMI para Argentina y destacó que "nunca fueron realizadas a la primera economía del mundo, que además tiene la moneda de reserva y puede emitir, que tiene un déficit de trillones de dólares que exporta a todos los países".Sostuvo que la crisis internacional se inició el año pasado, pero que "ni el FMI, ni las calificadoras de riesgo, ni ningún periodista de investigación alertó que la recesión en Estados Unidos había comenzado en 2007"."Estados Unidos sigue teniendo la única moneda de reserva y es el único país que está autorizado a no cumplir las reglas, que otros países sí, a riesgo de ser condenados como populistas, deficitarios, ineficientes", aseveró la mandataria.Cristina comentó el caso de Argentina con la cuestión de las islas Malvinas, y la resolución de Naciones Unidas instando al Reino Unido a negociar con el país."Pero el Reino Unido puede darse el lujo de no cumplir una resolución de la ONU. Si un pequeño país no cumple una resolución de las Naciones Unidas es invadido o castigado", agregó.La Presidenta reclamó también a los foros de la región un nuevo sistema de decisiones, que los haga más eficientes."Tenemos que avanzar en la construcción de un sistema que nos permita ser operativos y concretos" y "no quedarnos sólo en discursos o expresiones", subrayó la jefa de Estado.Cristina remarcó, por último, que la integración vivida en la región en los últimos tiempos es "histórica" y es el "camino acertado para encontrar una construcción diferente, pero será necesario acelerar los tiempos para enfrentar la magnitud de los cambios".

martes, 16 de diciembre de 2008

Encuentro de mandatarios de América Latina y el Caribe.

La Presidenta Cristina Fernández participó de la Cumbre de América Latina y el Caribe (CALC), que abordó la necesidad de encarar nuevos mecanismos de integración para el sur del continente.
La Jefa de Estado concurrió al encuentro de mandatarios de los países de América Latina y Caribe (CALC), realizado en Costa Do Sauipe, Salvador de Bahía, República Federativa de Brasil.
En la Cumbre del Mercosur y el encuentro de mandatarios de América Latina y el Caribe (CALC), el objetivo es "intercambiar los distintos puntos de vista e ideas, en un momento muy particular del mundo", aseguró la presidenta Cristina Fernández.
Previo al encuentro, la mandataria declaró ante periodistas de diferentes medios que es misión de estos organismos multilaterales y sus instrumentos institucionales "asegurar la estabilidad democrática en la región".
Acerca del informe sobre la masacre de Pando, Cristina Fernández sostuvo que "creo que ha sido una de las cosas más importantes que hizo la Unasur, ha hecho un espacio latinoamericano. Me pareció un avance muy importante porque ha tenido resultados positivos en el proceso democrático en Bolivia".
A su vez, el canciller Jorge Taiana describió los acuerdos arribados en ambos encuentros y manifestó también su satisfacción en cuanto a los resultados.

lunes, 15 de diciembre de 2008

Cristina anunció un plan destinado a obras públicas por 111 mil millones de pesos

En un acto en Olivos, la Presidenta lo diferenció de los anuncios anteriores y afirmó que este “no es un plan contingente”. La iniciativa, que prevé proyectos en las áreas de vivienda y transporte, permitirá crear 300 mil puestos nuevos de trabajo en el sector de la construcción. El secretario de Obras Públicas, José López, aseguró "71.000 millones tienen financiamiento estructurado" y especificó que durante 2009 se desembolsarán 57.000 millones, lo que representa “más del doble de lo invertido este año”.

sábado, 13 de diciembre de 2008

¿Qué va a pasar?

Por Alfredo Zaiat

En la sucesión de discursos y artículos sobre los 25 años de democracia en muy pocos se ha enfatizado la influencia del poder hegemónico en las crisis y desencantos en el mundo de la economía y, por lo tanto, en las expectativas sociales durante ese período. En esa misma línea del descuido por esa omisión tampoco ha sido destacado el rol que tuvieron los economistas profesionales, como voceros de los intereses de ese poder asumiendo la tarea de relatores y protagonistas del profundo deterioro de las condiciones materiales de las mayorías. De esas varias figuras conocidas que habitualmente circulan por gran parte de los medios de comunicación, Domingo Cavallo es el símbolo de esa asociación promiscua entre el economista del establishment y el poder económico que se enriqueció y consolidó en esos años. Un grupo de argentinos residentes en París realizó un relevante aporte para que Cavallo volviera al lugar que le corresponde en esa historia, y no el que aspira a ocupar con la connivencia de ciertos sectores. Sólo la impunidad que detenta el poder ha permitido que uno de los responsables de la estatización de deudas privadas (1982), la renegociación del Plan Brady, las privatizaciones y la convertibilidad (década del ’90) y el megacanje y el corralito (2001), acontecimientos que marcaron, por herencia de la dictadura y por derecho propio, estos 25 años de democracia, regresara a los medios a realizar pronósticos de catástrofes y a brindar consejos sobre lo que se debe hacer en materia económica. Es fundamental develar la compleja trama de complicidades, negocios y financiamiento entre el poder y la figura del economista rey, que establece qué es lo que se puede y no se puede hacer en materia de política económica. Con un discurso acerca de lo económico pretendidamente técnico se ocultan intereses políticos y sectoriales. Esos economistas poseen el invalorable aporte de lo que se denomina la sociedad del miedo, que convierte a las mayorías en masas ansiosas por saber qué va a pasar en un mundo lleno de incertidumbre. Ellos se presentan como los portadores de ese saber, constituyendo de ese modo un increíble engaño colectivo. Para desencanto de esa grey incrédula que busca el imposible, puede resultar conveniente señalar que esos economistas no saben qué va a pasar. Más bien, no tienen la menor idea sobre qué puede suceder en la economía, y han dado muestras de esa ignorancia en los últimos años con sus análisis y estimaciones fallidos. Pese a esos fracasos tienen el extraño don del que carecen arquitectos o médicos, que cuando se equivocan quedan fuera de sus respectivas profesiones. Los economistas de la city, en cambio, no padecen consecuencias pese a sus reiterados pronósticos-deseos errados.
En el libro La impostura de los economistas (Ediciones de la Flor), el profesor francés Michel Musolino empieza señalando que el discurso dominante muestra que “no hay economía sin predicción” y que “la economía no es útil si no es capaz de dar indicaciones precisas sobre las decisiones que hay que poner en práctica”. Predecir es el imperativo fundamental del economista y no es de ningún modo una actividad conexa a su objeto de estudio. Los políticos y las empresas no deberían tener entonces problemas para moverse en las aguas turbulentas de la coyuntura porque el economista ofrece un instrumental sofisticado y un ejército de técnicos y de estadísticas para saber lo que va a pasar. “Aquí es donde se empecinan más ostensiblemente en el error”, señala Musolino, recuperando una definición del especialista Michel Godet, que ha trabajado muchos años en el Observatorio Francés de Coyunturas Económicas: “Los constantes errores de predicción han dejado su huella en la historia económica de la sociedad industrial. Lo grave no es tanto la existencia de éstos, sino el olvido sistemático de los errores pasados cuando se establece la predicción. Cuanto más estrepitosos son sus fracasos, más triunfante se muestra”. Para concluir que “el error es tan frecuente que bien podría acabar por presentarse como una de las principales características de la predicción”.
Esa forma de abordar la cuestión económica genera una sucesión de yerros que no serían relevantes si no fuera porque tiene su repercusión en medios de comunicación, en tomadores de decisiones y en futuros economistas. Y, en especial, porque son formadores importantes de expectativas. Un ejercicio contrafáctico podría determinar cuánto han sumado en la incertidumbre de los protagonistas de la economía tantos pronósticos pesimistas –y equivocados– de los últimos años y, por lo tanto, en el costo asociado a ese escepticismo. En los hechos, esos profesionales manifiestan limitaciones en abordar las raíces de los acontecimientos de la historia reciente y relacionarlos desde el análisis económico con los procesos sociales y políticos. La debilidad de las sociedades modernas y dependientes es que están atrapadas del discurso de esos economistas que en forma permanente emiten mensajes de que algo malo puede suceder si no se hace lo que ellos dicen, cuando en realidad sus propuestas están dirigidas a defender el interés de una minoría.
Además de ser funcionales a los intereses de los grupos económicos y de ayudar al disciplinamiento social presentando escenarios de fatalismos inmediatos, varios de esos economistas han pasado a un estadio superior en esa profesión. Se han erigido en defensores de multinacionales que están litigando contra el país, reclamando montos millonarios en tribunales internacionales parciales (Ciadi, del Banco Mundial), que en caso de un fallo adverso implicaría una carga pesada para toda la sociedad. Ya no se trata solamente de errores de pronósticos, sino que es la exteriorización de un cinismo mayúsculo. Advierten en sus presentaciones ante esos tribunales sobre supuestas debilidades de la macroeconomía, pero con su labor profesional suman dificultades financieras a las cuentas públicas. En esa tarea “profesional” se encuentran economistas que fueron funcionarios públicos. En la mayoría de los casos, ocuparon cargos clave en el gobierno durante el proceso de privatización de las empresas de servicios públicos. Varios elaboraron los pliegos de concesión, les pusieron precio a las compañías estatales, concretaron las ventas, asesoraron en materia legal, diseñaron los marcos regulatorios y tuvieron a su cargo las modificaciones normativas que se introdujeron en los años posteriores. Durante los noventa cumplieron esa tarea o fueron propagandistas de la liquidación de activos públicos. Ahora se desempeñan en el sector privado con ese mismo objetivo. O sea, trabajan para esas grandes empresas. Han testimoniado a pedido de las privatizadas y otras compañías extranjeras en los juicios que se llevan adelante contra Argentina en el Centro Internacional de Arreglo de Diferencias Relativas a Inversiones (Ciadi), un tribunal dependiente del Banco Mundial que deberá decidir si corresponde indemnizar a esas compañías por la pesificación y el congelamiento de tarifas.
La historia de los 25 años de democracia es incompleta si no se incorpora en el relato la expansión del poder hegemónico mientras la economía se derrumbaba. Esa historia también quedará fragmentada si no se suma en ese período la tarea de los economistas del establishment, que hoy siguen ofreciéndose como pitonisas de un saber oscuro pese a los resonantes fracasos que acumulan en su haber en estos fascinantes años de democracia.

Cristina decidió eliminar el Impuesto a las Ganancias en los ingresos de trabajadores.

La jefa de Estado anunció medidas para la renovación del parque automotor de taxis y el envío al Congreso el lunes próximo de la "eliminación total" del esquema de aplicación del Impuesto a las Ganancias para los ingresos de los trabajadores. "Era una medida regresiva", señaló la Presidenta.Cristina Fernández aseguró que las medidas que se están anunciando en los últimos días apuntan a "seguir sosteniendo fuertemente la actividad productiva y la generación de empleo".Al presentar un plan de renovación del parque de taxis en la residencia presidencial de Olivos, la Presidenta sostuvo que estas "medidas quieren seguir sosteniendo fuertemente la actividad, la generación de empleo, pero fundamentalmente la redistribución del ingreso de los argentinos"Durante su discurso, la Presidenta señaló que el Plan de Renovación del Parque Automotor de Taxis apunta a "incentivar, aumentar y mejorar el capital de trabajo de una actividad más que importante".También, la mandataria precisó que se darán "créditos para 15 mil nuevos taxis en argentina, de los cuales 10 mil corresponderán a Capital y 5 mil al país profundo, como me gusta llamar al interior".La jefa de Estado explicó que habrá dos opciones: un crédito prendario" al costo y va a requerir la integración previa del 20 por ciento del valor total del vehículo" que será en 48 cuotas con gastos incluidos, cuya variación estará dada por el valor del auto. Y una segunda opción mediante un "anticipo del 50 por ciento del valor del auto y 24 cuotas fijas a valor nominal" y que "Incluye seguros, prendas e intereses del 11 por ciento más el spred que pongan para el financiamiento del 11 que deberá ser licitado", agregó la Presidenta.En su discurso, la mandataria detalló que en este Plan el precio del auto será "el de lista" y que se podrá adquirir "la totalidad de los modelos de autos de cada terminal", a diferencia del plan para cero kilómetro anunciado hace unos días, por lo cual "los empresarios deberán competir presentando las mejores ofertas"En otro tramo de su discurso, Cristina Fernández anunció que el lunes enviará al Parlamento un proyecto de ley que establece la eliminación total de la "tristemente célebre" tablita diseñada por José Luis Machinea, que grava las ganancias de los trabajadores en relación de dependencia."El lunes, antes de partir a Brasil, voy a enviar un proyecto de ley al Parlamento para impulsar la eliminación total de la tristemente célebre tablita de Machinea, que no fue más que una medida regresiva y equivocada que castigó a los sectores que más apoyaron al entonces gobierno de la Alianza", dijo la Presidenta.También, la mandataria agregó que esta eliminación significará "un aumento para los trabajadores con determinado poder adquisitivo, que impulsará el consumo" y recordó que la tablita de Machinea "empezó a ser disminuída por el anterior gobierno" de Néstor Kirchner y, será "totalmente eliminada", durante el suyo.Finalmente, la Presidenta exhortó a los empresarios a "profundizar la alianza entre capital y trabajo", para garantizar "crecimiento, bienestar y generación de riqueza" para todos.Cristina Fernández agradeció en primer lugar a los trabajadores "grandes sostenedores de los valores que constituyen la identidad Argentina y a "los empresarios que saben de la necesidad de tener una inteligencia diferente en los momentos que estamos viviendo en el mundo: el camino es profundizar la alianza entre capital y trabajo", concluyó la mandataria.

miércoles, 10 de diciembre de 2008

PALABRAS DE LA PRESIDENTA CRISTINA FERNÁNDEZ DE KIRCHNER EN EL ACTO DE FIRMA DE ACUERDOS CON LA FEDERACION RUSA

Muchas Gracias por sus palabras señor presidente de la Federación Rusa; señoras y señores: realmente no podía haber sido más fructífera esta visita oficial que realizo en mi carácter de presidenta de la República Argentina, en la que he sido acompañada por más de 100 empresarios, que como decíamos anoche en la reunión que mantuvimos con empresarios rusos y argentinos, en la cual tuve el gusto de conocer al señor titular de la Unión de Empresarios e Industriales rusos que me distinguiera en su discurso, la realización de múltiples rondas de negocios seguramente va a contribuir a profundizar aún más la creciente relación de intercambio comercial entre ambos países, que como bien señala el señor Presidente debe ser multiplicada en 10 ó 15 veces más. Y no solamente vincularse al ámbito estrictamente comercial, sino abordar otros planes tales como la tecnología en materia nuclear, en materia espacial, la cooperación y asociación productiva en materia energética, minera, de agricultura y ganadería.
Ustedes saben que mi país, la República Argentina, ha tenido un gran avance en materia tecnológica en agricultura, en ganadería, y que también contamos en materia de energía nuclear tal vez con el mayor expertis de América latina.
Numerosos instrumentos que se han firmado hoy van a contribuir en dirección a estos objetivos de acentuar y profundizar una relación que además no solamente quiere ser comercial. Creo que es muy importante la articulación del comercio y los intereses entre el Estado, el mercado, el sector privado y el sector público, pero también creo profundamente en la articulación de políticas y de cosmovisiones acerca de cómo se deben desarrollar las relaciones internacionales en materia no solamente económica sino también política, porque además ambas están directamente vinculadas.
Es imposible separar la economía de la política, tan imposible como separar la política de la economía. Qué es lo que se ha querido hacer en los últimos tiempos en el mundo diciendo que la política no tenía que ver con la economía y viceversa o que el Estado no tenía que ver con el mercado y viceversa. Todo en este mundo que vivimos y en el anterior también tiene que ver con todo.
Y como testimonio de ello están precisamente los resultados de una crisis que no generamos los países que estamos aquí, sino que al contrario, Rusia, Argentina y tantísimos otros países hemos contribuido al crecimiento de la economía mundial, al crecimiento del PBI mundial de una manera más que virtuosa en la última década y tal vez tengamos que enfrentar los resultados de desaguisados y de malas políticas o de políticas realizadas en una cosmovisión en la cual uno o unos pocos decidían por el resto.
Precisamente este fue el tema que nos unió a Rusia y la Argentina en la reunión que realizamos en Washington el Grupo del G20 donde muchos de nuestros puntos de vista fueron incorporados a ese documento, pero que como bien señala el señor Presidente no solamente deben quedar en intenciones o en objetivos sino en resultados concretos.
Esta relación, esta profundización de la relación entre Rusia y Argentina debe darse en el marco de un nuevo concepto de las relaciones internacionales en lo político y en lo económico.
Hasta ahora las relaciones en lo internacional, tanto en lo político como en lo económico, se daban en términos de subordinación, donde países centrales y muy poderosos imponían políticas tanto en lo económico como en materia de seguridad que debían ser aceptadas por el resto del mundo. Esto no funcionó, ni en materia de seguridad ni en materia de economía y los resultados hoy van a tener que ser abonados o pagados en escala planetaria.
Es hora entonces de sustituir la noción de subordinación en materia tanto económica como política por la noción de cooperación, que es un concepto diferente de cómo abordar las relaciones entre los estados a escala mundial.
Yo creo que el modelo que queremos realizar entre Rusia y la Argentina responde a este concepto. Esta asociación estratégica corresponde a ese concepto de cooperación y asociatividad productiva y tecnológica, creo que esta es una de las claves tal vez de la virtuosidad que deban tener las relaciones.
El señor Presidente acaba de mencionar proyectos muy importantes en materia energética y también en materia de transporte, como el Trasandino, un importante proyecto. Yo le comentaba recién al señor Presidente que un empresario que acaba de firmar uno de los instrumentos es uno de los impulsores de esta obra, que es de carácter estratégico porque vincula definitivamente toda la producción de América latina en materia energética o en materia alimentaria en forma directa con el Pacífico y se combina con otros sistemas de transporte en nuestro país, en el cual tenemos también tecnología de punta como en el transporte marítimo la Hidrovìa. El mix de ambos puede significar en materia de competitividad, en materia de baja de costos de transporte, energético y alimentario, algo verdaderamente revolucionario, con perdón de la palabra. Estamos en Rusia y no estaría mal hablar también de que algunas cosas pueden revolucionar el mundo (riendo), creo que han tenido alguna experiencia los rusos en esto de revolucionar el mundo.
Realmente creo que esto que estamos haciendo aquí la presidenta de la República Argentina y el señor presidente de la Federación Rusa es una nueva forma de entender la asociación entre países en un mundo que deberá ser multipolar, multilateral y fundamentalmente reformular sus reglas en materia monetaria, económica y de seguridad internacional. Pero también sería bueno que esas reglas que se reformulen sean aplicables a todos y todos deban respetarlas. Porque hasta ahora había reglas en materia de Fondo Monetario Internacional, en materia de Naciones Unidas, pero son reglas que normalmente obligan a respetar a los países más chicos, más débiles y más pequeños. Las reglas monetarias económicas internacionales y las decisiones que toma Naciones Unidas en general no han sido respetadas por todos los países que tenían un gran poder. Y es muy malo vivir en un mundo que no tenga reglas, pero es mucho peor vivir en un mundo donde las reglas solamente sean respetadas por los débiles y violadas por los poderosos. Creo que producto de ese mundo hoy estamos como estamos y entonces es de gente inteligente y sensata probar otros métodos.
Voy a repetir para finalizar algo que dije en la reunión del G 20. Albert Einstein, un gran hombre y una gran cabeza muy importante, solía decir que es indicio de locura creer que repetir las mismas acciones nos puede llevar a resultados diferentes. El desafío es entonces intentar cosas diferentes para vivir en un mundo mejor y diferente. Estoy segura que Rusia y Argentina van a ser protagonistas de ese mundo diferente y mejor. Muchas gracias.

Haec 25 años renacía la democracia en la Argentina.

Hace exactamente 25 años una multitud se volcaba a las calles para celebrar el retorno de la democracia de la mano de Raúl Alfonsín, el presidente que abría una nueva etapa de la historia con un discurso desde los balcones del Cabildo, frente a la Plaza de Mayo. Luego del amplio triunfo electoral del 30 de octubre, en el que cosechó el respaldo de casi el 52 por ciento de los argentinos, Alfonsín representaba el fin de casi siete largos años de lo que fue la más atroz, sangrienta y nefasta dictadura, signada por el terrorismo de Estado y el aniquilamiento de las bases productivas. La desaparición forzada de personas, el terror, las torturas y los asesinatos habían calado hondo en la sociedad y dejado huellas que acrecentaron la presión internacional sobre el régimen, que buscó legitimarse primero con el Mundial de Futbol ’78 y, luego, con la suicida aventura de la guerra de Malvinas. Jaqueada por las denuncias realizadas por dirigentes políticos y de organizaciones de derechos humanos en el exterior, por el descalabro financiero y, finalmente, por la derrota de Malvinas, la Junta Militar se vio forzada a encarar una salida electoral que le abriera paso al regreso de la democracia. Si bien los militares aspiraron a alcanzar un acuerdo con los partidos políticos para que, por sobre todas las cosas, se les garantizara que no se investigarían sus responsabilidades en la desaparición de personas, su enriquecimiento ilícito y sus actos de corrupción, sus pretensiones fueron condenadas al fracaso. El creciente estado de movilización social conjugado con un desgaste cada vez mayor de la Junta Militar -enfrascada a su vez en sus propios conflictos internos- convencieron a los jerarcas del régimen de que no lograrían una salida negociada y recurrieron entonces a un último manotazo con la denominada "autoamnistía". Paralelamente, la marcha que, en el marco de la represión, todos los jueves realizaban las Madres de Plaza de Mayo en torno a la pirámide fue poco a poco engrosando su asistencia hasta convertirse en "Marchas por la Vida", que lograban un aglutinamiento por encima de las banderas partidarias. Para esa época, ya había despuntado en la UCR el liderazgo de Raúl Alfonsín, quien asumió la defensa de detenidos políticos y se mantuvo al margen de la euforia inicial generada por la guerra de Malvinas hasta incluso denostar el instrumento del conflicto bélico para recuperar la soberanía sobre las islas. Cuando ya se encaminaba el proceso electoral que desembocaría en la histórica jornada del 30 de octubre, el candidato radical supo interpretar el estado de ánimo colectivo y, con el Preámbulo de la Constitución como bandera, logró encolumnar a distintos sectores la sociedad y derrotar al peronismo por primera vez en las urnas. Así, con su llegada el poder, terminaría una etapa de la historia argentina signada por más de cinco décadas de permanente oscilación entre gobiernos democráticos y regímenes dictatoriales, iniciada en 1930 con el golpe de Estado que derrocó a Hipólito Yrigoyen, tan sólo catorce años después de inaugurada la vida democrática en el país. "Quienes piensan que el fin justifica a los medios suponen que un futuro maravilloso borrará las culpas provenientes de las claudicaciones éticas y de los crímenes", planteaba Alfonsín en su primer discurso como presidente, ante la Asamblea Legislativa. En este sentido, señalaba que "la justificación de los medios en función de los fines implica admitir la propia corrupción pero, sobre todo, implica admitir que se puede dañar a otros seres humanos, que se puede someter al hambre a otros seres humanos, que se puede exterminar a otros seres humanos con la ilusión de que ese precio terrible permitirá algún día vivir mejor a otras generaciones". La derogación de la autoamnistía impuesta por los militares, la conformación de la CONADEP, encabezada por el escritor Ernesto Sábato, la posterior elaboración del "Nunca Más" y el juicio a las Juntas Militares fueron pasos fundamentales dados por el gobierno en su compromiso con la defensa de los derechos humanos. Sin embargo, poco después, jaqueado por el malestar castrense a raíz del avance de los juicios, el gobierno radical impulsó la Ley de Punto Final que derivó luego en el alzamiento carapintada de Semana Santa y, finalmente, en la Ley de Obediencia Debida, que marcó el inicio de un camino sin retorno hacia la impunidad, profundizado luego por los indultos dictados por Carlos Menem. Este camino recién comenzaría a ser desandado más de una década después, cuando durante la presidencia de Néstor Kirchner el Congreso Nacional derogó las leyes de Obediencia Debida y Punto Final, que también luego fueron declaradas inconstitucionales por la Corte Suprema de Justicia, después de su proceso de renovación. A eso se sumó, el año pasado, un primer fallo del máximo Tribunal que anuló uno de los indultos dictados por Menem, lo que terminó de suprimir los obstáculos que impedían a la Justicia avanzar en las causas por crímenes de lesa humanidad cometidos en la última dictadura. De todos modos, el retroceso en materia de derechos humanos no fue el único condicionante del debilitamiento del gobierno de Alfonsín. De hecho, la imposibilidad de encauzar la economía y la relación de fuerzas desfavorable que la UCR tenía en el Senado y en las provincias colocaron recrudecieron a partir de 1987 la fragilidad del gobierno y forzaron a una entrega anticipada del poder, en 1989. Con sus más y sus menos, el gobierno de Alfonsín había logrado, sin embargo, comenzar a reconstruir la diezmada institucionalidad en el país y había avanzado en una modernización cultural que comprendió, entre otras medidas, la ley que autorizaba el divorcio vincular y la patria potestad compartida.

Néstor Kirchner: "Cada uno tiene que saber cómo llegó y quiénes lo votaron"

El ex presidente Néstor Kirchner afirmó ayer que "hemos tomado definitivamente el rumbo de la transformación" y remarcó que en 2009, año de las elecciones legislativas, "vamos a salir a defender el proyecto nacional".En este marco, le pidió a la oposición que se haga una autocrítica "ya que tiene algunas piedras en su mochila" y les solicitó a los medios mayor objetividad."Hoy escriben una cosa y mañana otra. Yo no les tengo miedo", sostuvo el titular del Partido Justicialista al encabezar un brindis por el primer año de gobierno de la presidenta Cristina Fernández de Kirchner que se realizó en el Palacio del Correo."Nos intentan quebrar, no pueden entender por qué tenemos superávit fiscal y comercial y crecimos a niveles desconocidos", señaló Kirchner.Tras afirmar que Argentina "va a pagar sus vencimientos como corresponde en 2009, 2010 y 2011", destacó como "leyes fundamentales" la repatriación de capitales y la moratoria impositiva destinadas a "generación de empleo para los trabajadores y los empresarios nacionales"."Algunos siempre apuestan a que tiene que venir el fin de nuestros días, no pueden entender que bajó la desocupación y la pobreza" y "como no pueden generar proyectos alternativos, recurren a la descalificación"."Nosotros los conocimos, son los responsables de la gran crisis de 2001, es el arco opositor que generó el proyecto más grave de la década del 90 y el 2001", dijo."Que no nos hagan caer en falsas contradicciones", dijo, y subrayó que "este peronismo que estamos viviendo hoy es el de la inclusión, de la equidad, del no al punto final y a la obediencia debida, del chau al FMI".Más adelante destacó el pase al Estado de los fondos de las jubilaciones, la estatización de Aguas Argentinas y el estar "a horas de un hecho histórico" como la expropiación de Aerolíneas Argentinas.En otra mención a los medios parafraseó a Juan Domingo Perón al decir que "puede ser que tenga más sabor el año que viene ganar las elecciones con alguna prensa en contra"."Les pedimos objetividad. El pueblo argentino está despierto", afirmó, también en alusión a los medios.Al mencionar el conflicto del campo, sostuvo que la "oposición derrotada trató de apoderarse de lo que no pudo mediante los votos, había ánimo destituyente".Indicó que "la Presidenta me dijo que si le quieren dar contenido a este 10 de diciembre, digan que vamos a profundizar el modelo, las convicciones, la apertura, la transformación".

martes, 9 de diciembre de 2008

Memoria y balance

Por Jorge Rivas *

Cuando celebramos los 25 años de democracia, el más largo período de la historia argentina sin golpes de Estado, con libertad de sufragio y sin proscripción alguna, quiero formular algunas reflexiones.
Desde 1983, el camino recorrido no ha sido sencillo ni ha estado libre de graves crisis. Pero ya hay una generación de jóvenes que ha vivido su vida entera en un país en el que rige en plenitud el Estado de Derecho. Tal vez por eso, los más jóvenes tienen una exigencia mayor respecto de la democracia. No han vivido la oscura época del terrorismo estatal ni la de la proscripción electoral de las mayorías. No se sienten tentados, entonces, a juzgar con benevolencia las carencias de hoy por comparación con las del pasado, aun peores.
Y está bien, porque nuestra democracia arrastra cuentas pendientes a las que no es conveniente sacarles el cuerpo. En relación con algunos de esos males, que alcanzaron su máxima expresión en los noventa y en la gran frustración de fines de 2001, se han registrado sin embargo avances significativos en los últimos cinco años.
De entre todos los males, el de la pobreza es sin duda el más intolerable. Sin embargo, no puede obviarse el hecho de que en mayo de 2003 el índice de personas que vivían por debajo de la línea de pobreza en la Argentina alcanzaba a 51,7, y que ese índice se ubica ahora alrededor del 20 por ciento. El desempleo, por su parte, también ha descendido desde el 16,4 por ciento al 7,5 en idéntico lapso. Está claro que no es bastante, pero la propia presidenta Cristina Fernández dijo en su discurso de asunción que mientras haya un pobre en la patria ningún gobierno podrá decir que ha obtenido una victoria.
La sumisión a las políticas sostenidas por Wa-shington, que un ministro menemista definió de-safortunadamente como de “relaciones carnales”, también ha sido corregida por la decisión de fortalecer los lazos horizontales de cooperación con otros países de la región, en busca de una integración que permita una mejor defensa de los intereses del conjunto.
Por último, respecto de la necesidad de mejorar la calidad institucional, tan maliciosamente agitada por la derecha en estos tiempos, resulta fácil advertir progresos. Más allá de que se haya habilitado la aplicación de justicia a los genocidas, protegidos por el poder político durante los gobiernos anteriores, y de reformas como la de la Corte Suprema, es oportuno señalar el renovado rol que está cumpliendo el Congreso de la Nación en la toma de decisiones.
En este aspecto, además, hay que hacer notar que no hay cientista político en el mundo que mida la calidad institucional de una república sin verificar la calidad de la oposición. En la Argentina, las variadas vertientes opositoras se dejan tentar con excesiva frecuencia por los agravios y aun por la difamación. Y por si fuera poco, no logran construir una alternativa convincente de gobierno, lo que resulta dañino para la salud del sistema político. Esa es también una deuda que debemos saldar en democracia.

* Dirigente socialista. Ex vicejefe de Gabinete. (Este es el primer artículo que escribe desde el 13 de noviembre del año pasado, cuando fue asaltado y golpeado en Temperley).

sábado, 6 de diciembre de 2008

Central

Por Alfredo Zaiat

La economía global está transitando un sendero que desconcierta a los líderes de las potencias porque, fundamentalmente, no están preparados en términos conceptuales para enfrentar la presente crisis. Una generación de políticos, tecnócratas y economistas del establishment se ha educado, ejercido el poder y convencido a mayorías durante décadas de que el mercado libre y autorregulado impulsará el crecimiento y sostendrá el círculo virtuoso del desarrollo, con un Estado subsidiario definiendo normas estables para la expansión del capital. Pese a que por esa vía el resultado ha sido crecimiento, pero con aumento de la desigualdad y extensión de la pobreza, la hegemonía que desplegó ese poder permitió intensificar esa cosmovisión del mundo hasta naturalizarla en gran parte de las sociedades. La caída del Muro de Wall Street expuso con contundencia la debilidad y las miserias que distribuye esa forma de funcionamiento de la economía. Frente a la coordinada recesión en las potencias, panorama desconocido para los líderes de esta época, el problema dramático no es que los hacedores de la política económica no intentan frenar la crisis, sino que no saben hacer otra cosa que impulsar medidas que no terminan de ponerle un dique. Esto se debe a que ha estallado su visión de toda la vida sobre cómo ordenar la economía. Un ejemplo de esa desorientación es que, a pesar de los paquetes billonarios en dólares, el desempleo registró rápidamente una fuerte alza con tendencia a seguir subiendo. También queda exhibido en forma patética en la labor de las bancas centrales, que han dispuesto una batería de iniciativas tradicionales (disminución de la tasa de interés, líneas de financiamiento, entre otras), e incluso algunas inéditas (salvataje de una compañía de seguro por parte de la banca central –la FED rescató a AIG–). A pesar de ese hiperactivismo, que continúa con el festival internacional de reducción de tasas de interés, brindando garantías para amortiguar la debacle de los créditos subprimes, comprando acciones de bancos y hasta participando en la liquidación de fondos de inversión ajenos a la regulación pública, el deterioro de esas economías no se detiene abriendo el interrogante sobre si la actual recesión no mudará en depresión.
Uno de los principales síntomas de la fragilidad estructural para contener la onda expansiva de la crisis se encuentra, precisamente, en la casi ausencia de cuestionamientos al papel que están desempeñando las bancas centrales. Como si se tratara de instituciones intocables, con funcionarios encerrados en una torre de cristal, están exceptuadas de observaciones condenatorias en los grandes medios y en el mundo de la política. Resulta peculiar ese privilegio porque son los principales responsables del actual desastre financiero. Esa cobertura de impunidad existe por la falsa idea de prevención acerca de no crear incertidumbre en la población. Esta protección, revestida en infinidad de papers académicos y de opiniones de gurúes en los medios de comunicación, se ha consolidado en las últimas décadas para servir como vehículo para defender los negocios del poder financiero en detrimento de los intereses de la mayoría de la población. Detrás de la figura de la “independencia” de la banca central, concepto que el discurso dominante ha dispersado triunfalmente, se toman decisiones que provocan la redistribución de ingresos de los sectores más vulnerables hacia los grupos más concentrados de la economía. Frente a la indudable carencia conceptual que tiene el neoliberalismo para enfrentar la crisis, el primer paso para empezar a construir una estrategia de recuperación es romper el cerco y abrir al debate sobre el rol que debe cumplir la banca central, en particular en una recesión global.
Al respecto, en el terreno doméstico, pese a que el canal financiero de contagio estaba obturado por la traumática experiencia del default, elevadas reservas, excedentes de dólares comerciales y escasa profundidad del sistema local por su bajo nivel de endeudamiento, el Banco Central ha diseñado una estrategia de intervención que convocó a la crisis. Desde abril y con más intensidad desde junio, la entidad monetaria comenzó a comprar títulos públicos para supuestamente defender sus cotizaciones. Sin coordinar esa participación con la Secretaría de Finanzas, hasta octubre el BC había adquirido unos 10 mil millones de pesos en bonos, en especial el Descuento en pesos y el cupón ligado al PBI. Esa intervención realizada a través de la mesa de dinero del Central, a precios máximos de la jornada y privilegiando de contraparte a dos bancos de plaza, provocó la disparada del riesgo país e invitó al fantasma del default cuando no estaban presentes las condiciones para ese evento. Esto se instaló porque esas compras de títulos públicos con vencimientos de largo plazo provocaron lo que los especialistas denominan la inversión de la curva de rendimientos soberanos (los bonos de corto plazo pasaron a ofrecer una renta más elevada que los de largo, cuando la lógica de mercado es al revés). Así se estableció la sensación de default. Además de la temporaria pérdida patrimonial para el BC por la caída de las cotizaciones, esas compras no influyeron en la baja del riesgo país, como argumenta la conducción de la autoridad monetaria para defender su política, porque esas series de bonos no forman parte de la canasta que define ese indicador (EMBI). Tampoco esas compras eran necesarias para dotar de liquidez al sistema financiero, otro de las defensas esgrimidas por el BC, porque en esos meses las entidades no necesitaban de fondos. Y en caso de haberlo necesitado, usualmente las bancas centrales llevan a cabo políticas de liquidez a través de compraventa de títulos de corto plazo del Tesoro o del propio Central. En este caso, hubiera sido a través de la recompra de los papeles Lebac o Nobac y no de bonos Descuento.
En ese escenario, el Central también relajó los controles de capitales y sólo recién por iniciativa de la Comisión Nacional de Valores –organismo que conoce el titular del BCRA, Martín Redrado, porque fue su presidente durante el gobierno de Carlos Menem– se entorpeció la maniobra de fuga de capitales con títulos públicos. Hasta ese momento el BC se resistía a definir lo que se denomina “simultaneidad” en las operaciones, vacío regulatorio que permitía el “contado con liqui”. Esa transacción se instrumentaba comprando los bonos en Buenos Aires con venta simultánea en Nueva York, eludiendo así, por la falta de regulación del Central, el tope de dos millones de dólares permitidos para girar al exterior. De esa forma, además de instalar la sensación de default, acompañó la fuga de capitales con pérdidas importantes de reservas. La CNV trabó esa huida, como también lo hizo la semana pasada con transacciones similares a través de acciones, en especial con Tenaris.
La errática política cambiaria, al dejar apreciar innecesariamente el peso durante el conflicto con el sector del campo privilegiado, abarató el costo de la fuga de capitales. Luego, para contrarrestarla el BC impulsó la elevación de las tasas de interés para retener depósitos y desalentar la compra de dólares. Pero los bancos subieron más proporcionalmente las tasas para créditos, estrategia que tuvo al Central como espectador. Así el sistema financiero privado registró en septiembre y octubre, en meses críticos de la crisis, ganancias extraordinarias que triplicaron lo contabilizado hasta esa altura del año, tal como lo reveló el suplemento económico Cash el domingo pasado. El alza de la tasa de interés en los créditos disminuye el ingreso disponible del consumidor, lo que implica un factor de contracción del nivel de actividad.
En este período histórico de las finanzas globales que llegó a su fin, las bancas centrales hicieron de la “independencia” un postulado indiscutible, dogma que las habilitó a favorecer por diversos mecanismos al poder financiero bajo el paraguas de la búsqueda de la estabilidad y la preservación del valor de la moneda. El ocultamiento de sus deficiencias por parte de analistas, economistas de la city y el arco político revela complicidad con ese poder, a la vez de debilidad conceptual para comprender las características y magnitud de la crisis internacional. La tarea de empezar a develar las estrategias de las bancas centrales que profundizan la crisis resulta tan relevante como la centralidad del Estado, desplazando al mercado libre y autorregulado, para conducir la economía en esta etapa turbulenta con el objetivo de proteger a las mayorías postergadas de los efectos del terremoto financiero global.

jueves, 4 de diciembre de 2008

El Gobierno destinará 13.200 millones de pesos para mantener e incentivar la actividad económica

La Presidenta encabezó un acto en la residencia de Olivos donde anunció un plan para el mantenimiento e incentivo de la actividad económica y del empleo. Allí, detalló el plan para mantener el nivel de la economía y paliar los efectos de la crisis internacional.
Durante el acto donde se presentó el plan para mantener e incentivar el nivel de la economía, Cristina Fernández informó que se destinarán $3.500 millones para consumo, $3.100 millones a la industria automotriz y $1.700 millones para el sector agrícola. Además, se destinarán 13.200 millones de pesos para llevar adelante un plan de incentivo a la producción, la inversión, el trabajo, el empleo y el consumo.La Presidenta, ante la presencia de empresarios de distintos sectores, funcionarios, gobernadores y dirigentes sindicales, convocados para presenciar el anuncio del paquete de medidas, reconoció que "no me hubiera gustado tener que hacer este tipo de reunión" porque no es para analizar planes para "seguir con este circulo virtuoso sino para anunciar un plan de contigencia".En ese sentido, la jefa de Estado señaló que "pese a tener el crecimiento mas importante de los últimos 200 años estábamos en esta historia cuando de repente apareció el mundo y nos complicó la vida a los argentinos". También, aseguró que la crisis financiera internacional "obliga a funcionarios, empresarios y trabajadores a articular esfuerzos y políticas proactivas, contracíclicas", con el fin de mitigar el impacto de la crisis."Esta vez la crisis no la producimos los argentinos. Tal vez los argentinos vamos a tener que sufrir una parte de esa tragedia, originada en los centros desde los cuales tanto se nos criticó en estos cinco años y medio", señaló la mandataria.La presidenta Cristina Fernández aclaró antes de presentar las líneas de crédito que para la obtención de líneas de crédito de parte de cualquier empresa "será imprescindible que aseguren mantener su planta de personal", ya que "nadie que constituya en variable de ajuste a los trabajadores va a poder acceder a este tipo de financiación"Al respecto, la mandataria anunció una línea de créditos "con tasa testigo del 11 por ciento" para empresas, que se otorgarán con la condición de que "se sometan al monitoreo de la marcha del plan" por parte del Estado.La jefa de Estado explicó que con el plan se apunta a "la oferta y a la demanda, los dos ejes que constituyen las palancas del crecimiento de nuestro modelo, basado en el mercado interno y en el sesgo exportador de nuestras economías"Además, la mandataria puso el acento en la necesidad de ser "flexibles" en la aplicación de políticas y señaló que "en el mundo que estamos viviendo" es necesario estar dispuestos a evaluar los resultados de las medidas y, "si no alcanzan el resultado esperado, cambiarlas y corregirlas"La Presidenta detalló los lineamientos del plan: "Se destinarán 3.500 millones de pesos con un máximo de hasta 5 mil pesos para el consumo. Esto permitirá la existencia de 700 mil préstamos orientados a los sectores de la línea blanca (electrodomésticos) que tienen 50 mil trabajadores y que además hacen a la calidad de vida de la sociedad"Para la industria se destinarán 1.350 millones de pesos entre prefinanciación de exportación y capital de trabajo. "El sector ya recibió mas de 4 mil millones de pesos del Banco Nación", recordó la mandataria.En relación al sector automotriz declaró que "La industria ha tenido caídas mundiales muy importantes. En la argentina no cayó la venta, sino la producción. Pese a todo estamos con un superávit en la venta de autos respecto de 2007". Aquí se va a destinar 3.100 millones de pesos.En este sentido, dijo que "el acuerdo con las automotrices consiste en reducir absolutamente los márgenes de rentabilidad tanto del que la produce como el que lo comercializa. Estos planes no son para mantener la rentabilidad de un país que crecía en el orden del 8 y 9 por ciento. Esto es para que las formidables rentabilidades de los últimos años sirvan para sostener el empleo y la producción""Tenemos que fomentar la adquisición del primer cero kilómetro. Estamos fomentando la compra de aquellos que aun no pudieron llegar a su primer cero kilómetro. Queremos que ese sector pueda acceder y a la vez no correr el riesgo de que se incremente la sustitución de los bienes", destacó la Cristina Fernández.En materia agropecuaria, la Presidenta anunció que se destinarán "1.700 millones de pesos para refinanciación de exportaciones y capital de trabajo""Aquí, va a apuntar directamente a las economías regionales, como por ejemplo el frutihortícola. Esas actividades relacionadas a sostener el empleo. El arandino, la frutilla y el ajo por ejemplo exportan casi el total de la producción", señaló la Jefe de Estado.La presidenta Cristina Fernández también anunció una reducción en la alícuota de retenciones del trigo y el maíz en cinco puntos porcentuales que "llevaría la alícuota del trigo de los 28 puntos porcentuales actuales a 23, y del maíz de los actuales 25 puntos a 20", lo que significa "un aliciente importante para el sector agropecuario". Aclaró la mandataria que el monto que resulte de esta reducción no está incluido en los 13.200 millones de pesos que el gobierno nacional destinará al plan de incentivo económico.Asimismo, la jefa de Estado adelantó la puesta en marcha de los programas "Trigo Plus" y "Maíz Plus", por los cuales se reducirá en un punto el nivel de retenciones a las exportaciones de ambos cereales por cada millón de toneladas de incremento de la producción por sobre el promedio de los últimos años. Se busca dar "impulso para la siembra de estos dos importantes cereales", destacó la primera mandataria, quien recordó que el promedio de producción de trigo que se adoptará como piso es de 13 millones de toneladas anuales y de maíz de 15 millones anuales.Por otra parte, la Presidenta anticipó que se buscará alcanzar un acuerdo para que la industria frigorífica se comprometa a comprar y engordar los terneros de los productores tamberos, para impulsar el desarrollo del sector.Durante el acto, que se realizó en la Residencia de Olivos, estuvieron presentes representantes de los sectores empresariales, sindicales, gobernadores y funcionarios nacionales y provinciales.

martes, 2 de diciembre de 2008

Cristina presento el programa Raices.

La presidenta Cristina Fernández de Kirchner aseguró hoy que el Plan Raíces, para repatriar científicos, revela "el interés del Estado, no del gobierno, en crear oportunidades para los científicos, la ciencia y la educación"."Este programa significa repatriar talento argentino, científicos y científicas argentinos que formamos en nuestro sistema público nacional de educación, algunos también del sector privado, y que en algún momento sintieron que su oportunidad podía estar en otro lugar diferente que aquí, en su patria", expresó la jefa de Estado al hablar en la Biblioteca Nacional.En ese sentido, la Jefa de Estado mencionó el discurso que la antecedió, del científico Adrián Turjanski, y señaló: "Me encantó lo que dijo, él es el número 600, ya hay 605 científicos que retornaron a nuestro país. Adrián dijo una cosa que me impacto mucho, que él pensó en volver porque sintió que alguien quería que volviera".Cristina estuvo acompañada en el auditorio Jorge Luis Borges de la Biblioteca Nacional por los ministros de Ciencia y Tecnología, Lino Barañao; de Educación, Juan Carlos Tedesco; y del Interior, Florencio Randazzo."Era en definitiva el Estado, no el gobierno, que desarrolla el Programa Raíces, que más allá de las oportunidades revela el interés en los científicos, en la ciencia, en la educación, algo que muchas veces estuvo ausente en nuestro país", agregó Cristina.Al respecto, la mandataria recordó que "hubo una situación muchas veces de rechazo a la ciencia, desde los que te mandaban a lavar los platos, a otros más violentos".Y se dirigió al científico: "Vos, Adrián, sos joven pero yo me acuerdo esos períodos donde no había gobiernos democráticos, las ciencias, las duras, las exactas, sufrieron ese castigo al que piensa, esa estigmatización"."Yo creo que no debemos recordar esa época para flagelarnos, sino para ver como la superamos entre todos, y este Programa Raíces apunta a repatriar talento argentino, a jóvenes que se formaron en nuestras universidades y que ahora quieren retribuir lo que aprendieron como en los países desarrollados", añadió.También, la Jefa de Estado expresó que "nuestros científicos son una bandera y un logro de los argentinos, que precisamente nos ha distinguido en toda la región", y remarcó que "nuestras universidades han formado argentinos pero también hombres y mujeres de otros puntos de Latinoamérica y siempre ha sido una señal acerca de la calidad que producimos aquí en Argentina"."Estamos honrando con este programa a nuestras tradiciones, a los que tiene que ver con lo nuestro, no sólo desde lo académico o lo intelectual, sino a la cultura, la identidad, donde está la familia, son muchas cosas que se juntan para poner en marcha este programa", aclaró la Presidenta.Sobre este punto, la mandataria destacó la creación del ministerio de Ciencia y Tecnología porque, dijo, "fue muy claro el objetivo, el de romper en nuestro sistema académico que tenía un defecto: no vincular ese nivel científico al mundo productivo"."Muchas veces se veía con desprecio mezclar la ciencia con la economía, el dinero, con el contar billetes o la rentabilidad, como si fuera pecaminoso. Hemos aprendido que la posibilidad de mayor nivel académico y científico está ligado a la cantidad y calidad de recursos que contamos para la investigación", señaló.Finalmente, Cristina felicitó a los jóvenes porque "son un orgullo" y sostuvo que "lo importante de este programa es el retorno de los científicos y profundizar esa línea que estamos trabajando con el ministro Barañao de vincular lo económico y lo académico, junto a la cancillería, y los ministerios"."Creo que es la manera de crecer, de ofrecer recursos a la ciencia, y de crecer, y para eso necesitamos de la ayuda de todos, de los científicos, de los empresarios, y de la sociedad que debe visualizar el poder de la ciencia", concluyó.Por su parte Barañao indicó que en la actualidad "muchos científicos regresan al país, porque cambió el panorama y ven un horizonte que antes no existía".Y expresó que "el país los necesita, para que trabajen aquí, luego de la inversión que hizo la sociedad cuando la universidad los formó".El Programa Raíces fue creado en 2003 y el 22 de octubre pasado una ley lo convirtió en Política de Estado, tras una iniciativa presentada por el senador nacional Daniel Filmus.

sábado, 29 de noviembre de 2008

Fuga secular

Por Alfredo Zaiat

La confianza es un activo intangible por el que invierten mucho esfuerzo políticos y empresarios. El caso más emblemático en el sector privado es los bancos, que pueden seguir operando solamente si los clientes conservan la fe en su solvencia. Las compañías en general destinan millonarios recursos para construir una imagen de seguridad para retener el apoyo de los consumidores. Por ese motivo se desesperan cuando emerge a la opinión pública casos que las involucra en hechos de corrupción, deficiencia en sus productos o debilidad patrimonial. Se preocupan para evitar la difusión de ese tipo de noticias, muchas veces con éxito. En el mundo de la política sucede algo similar. La carrera de muchos quedó trunca cuando expectativas sociales depositadas en esas figuras se astillaron hasta que terminaron arrojados al ostracismo. Los gobiernos entonces buscan afanosamente retener la confianza de las mayorías, tarea que la encara con medidas, actitudes y promesas sobre la perspectiva de un futuro mejor. En concreto, la confianza es una construcción en el imaginario social con varias vertientes que lo alimentan. En la esfera de la política económica se desarrolla esa dinámica pero con la particularidad que detrás de ese concepto de confianza, además de la búsqueda de ese consenso para sumar más fortalezas, se ocultan intereses materiales que tienen poco o nada que ver con ese activo intangible. El discurso acerca de la necesidad de ganar el favor de los mercados se instaló en la década pasada y cada tanto regresa en esta etapa en el discurso oficial como una recidiva de una época fallida. El reclamo de señales, que se traduce en medidas favorables al capital financiero o a los sectores productivos más poderosos, para motivar una corriente de inversiones o para frenar despidos tiene el conocido desenlace de la frustración. La consistencia de una estrategia no se deposita en la confianza de agentes económicos esquivos, sino en la intervención y planificación pública que genera las condiciones para impulsar un crecimiento sostenido con inclusión social. Esto quedó demostrado a partir del desplazamiento de la lógica de valorización financiera por una de impulso a la industrialización. Este proceso que implicaría el firme desarrollo de un círculo virtuoso en la economía no lo es en la Argentina. Además de la desorientación de sectores del Gobierno, que ahora impulsaron un blanqueo de capitales y una moratoria impositiva y antes propusieron la apertura del canje de deuda en default y el pago de reservas al Club de París en el comienzo de la peor crisis mundial desde la Gran Depresión del ’30, el rasgo de complejidad de la economía argentina se expone en un factor determinante: la presencia de una burguesía predatoria que logra interrumpir ciclos de crecimiento vía aumentos de precios, morosidad en decisiones de inversión que sólo la realizan con subsidios estatales, predominio de comportamientos rentísticos y fuga de capitales como lógica de su propia acumulación.
Ante esas conocidas e históricas características de ese relevante sujeto social, cuyos intereses son expresados por gran parte de los medios, resulta demasiado cándido desconocerlas, más aún en un escenario complicado por una crisis internacional de proporciones. Esos rasgos destructivos para la integración social son omitidos cuando se lanza el proyecto de blanqueo de capitales fugados, propuesta que tradicionalmente la banca ha alentado y ahora ha tenido recepción positiva. Existe una tendencia, en algún sentido secular de la burguesía doméstica, a girar fondos al exterior, incluso en período de bonanza económica. Las motivaciones para justificar ese comportamiento son variadas, desde la más común que es para evadir el pago de impuestos, hasta las más filosóficas-existencialistas acerca de la calidad institucional o la desconfianza en la política económica. Estas últimas quedan relativizadas en la práctica porque hubo fuga con dictaduras militares y gobiernos democráticos, con peronistas y radicales, con estrategias neoliberales y neodesarrollistas, con discursos amigables y agresivos al mercado. Con tantas experiencias y bien diversas, el balance que surge es que la fuga de capitales es parte constitutiva del ser de la burguesía local. Si bien es cierto que el retiro de fondos del circuito de la economía doméstica no es exclusivo del poder económico en la Argentina, lo es en su intensidad y permanencia. La existencia de paraísos fiscales (Principado de Liechtenstein, Islas Caimán, entre otros) es la prueba más visible que dichos territorios son refugio de capitales que abandonaron sus países de origen. Según la OCDE, las plazas off shore acumulan un patrimonio privado de entre 5 y 7 billones de dólares, cinco veces superior al de hace dos décadas, se indica en el documento “¿Hasta cuándo los paraísos fiscales?”, elaborado por los inspectores de finanzas de España.
El proyecto oficial de blanqueo busca seducir a capitales que se refugiaron en paraísos fiscales, en bancos insolventes de potencias en crisis o que están escondidos en cajas de seguridad. Para avanzar en la comprensión de la dinámica de ese comportamiento de retiro del dinero del circuito local resulta revelador rescatar las conclusiones del informe final de la Comisión Especial Investigadora sobre Fuga de Divisas de la Cámara de Diputados, integrada en 2002 y coordinada por Eduardo Basualdo y un equipo de Flacso. En ese documento se destaca:
- En la economía argentina existe un problema estructural que consiste en la práctica de muchos particulares y de sectores empresarios de alta concentración de colocar sus excedentes financieros en el exterior.
- Una parte importante de esos fondos son, presumiblemente, producto de la evasión y/o elusión impositiva, lo que a su vez explica, en parte, la vocación por la fuga.
- El fenómeno ha existido (aunque con variaciones cuantitativas) desde hace décadas. De allí que no resulte correcto vincular el fenómeno sólo con las situaciones de inestabilidad política o económica.
- Se conformó un aceitado mecanismo para favorecer y facilitar la fuga de divisas que incluye una participación directa de bancos en vinculación con entidades off shore en el exterior, lo que es de conocimiento abierto por los operadores y participantes del sector financiero.
Si bien corresponde a la evaluación sobre el período anterior al corralito, la siguiente observación contenida en ese informe sigue siendo vigente: “El Estado, en general, y el BCRA, en particular, tampoco implementaron medida alguna para desalentar y restringir la salida de capitales y, con ello, resguardar a los ciudadanos”. Para agregar que “el sostenimiento de la liberalización absoluta de los flujos financieros resultó altamente inequitativa para la sociedad, por cuanto permitió a unos pocos retirar sus fondos de la economía y sometió al resto de la sociedad a pérdidas de magnitud en el valor de sus activos y al empobrecimiento generalizado”.
Una estrategia exitosa en línea opuesta al proyecto de blanqueo de capitales fue una medida propuesta por la Comisión Nacional de Valores e instrumentada hace un par de semanas para frenar la maniobra de fuga con títulos públicos. La operatoria “contado con liquidación” fue entorpecida logrando estabilizar la plaza cambiaria cuando en la city se estaba alentando una corrida, a la vez que complicó las vías de girar fondos al exterior. Pero los financistas buscaron caminos alternativos para seguir con su trabajo y por ese motivo es tan relevante la rapidez en la reacción y la capacidad de regulación de los organismos de control del mercado. Frenada la operación con bonos, los financistas empezaron a implementar la fuga con las acciones de Tenaris, papeles que también cotizan en Nueva York.
Con una burguesía estructuralmente fugadora de capitales y un sistema financiero a su servicio, más importante que un plan para alentar el regreso de dólares depositados en, paradójicamente, bancos quebrados del exterior de potencias en recesión, el Gobierno debería diseñar una estructura de regulaciones cambiarias más estricta. La historia enseña que ha sido bastante esquiva la suerte cuando se deposita la recuperación de la confianza en una burguesía predatoria, que desde hace décadas con su persistente fuga de capitales ha provocado elevados costos para el bienestar social de las mayorías postergadas

jueves, 27 de noviembre de 2008

Mientras viene el verano

Por Mario Wainfeld

“Sancho, juzgo que debes ser gobernador de mil ínsulas: buen natural tienes, sin el cual no hay ciencia que valga. Encomiéndate a Dios, y procura no errar en la primera intención, quiero decir que siempre tengas intento y firme propósito de acertar en cuantos negocios se te ocurrieren porque siempre favorece el cielo los buenos deseos.”

Miguel de Cervantes Saavedra,
Don Quijote de la Mancha

Los Kirchner suelen ser invitados incómodos en los encuentros empresarios. El ex presidente trascendió las fronteras, allá lejos y hace tiempo, para reprender de cuerpo presente a lo más granado del empresariado español. “Nos hizo parir”, dicen que le dijo José María Cuevas, pope de ese sector; se sentaba un precedente. Cristina Fernández dejó de lado esa tradición el martes: habló ante la plana mayor de la Unión Industrial Argentina (UIA) y de la Cámara Argentina de la Construcción y les hizo anuncios que deseaban escuchar. No era (en especial en el caso de la UIA) lo que esperaban ni lo que más ansiaban. Pero, aunque las medidas los sorprendieron y no los colmaron (misión imposible si las hay), los halagaron.
Las repercusiones fueron congruentes con el guiño, pues llovieron loas de los anfitriones, hacía un rato largo que no se juntaban tantas. Hermes Binner, un opositor sui generis que habla con serenidad y no se pone por reflejo de punta con el Gobierno, se sumó a los plácemes.
La Presidenta indicó un rumbo productivista, atendió reclamos sectoriales, mostró estar preocupada por el empleo, la recaudación y los equilibrios fiscales. Tuvo cuidado en indicar que todo beneficio ofrecido tiene una contrapartida virtuosa (formalización de trabajadores, pago de impuestos, por caso)... seguramente las palmas corporativas batieron más por los logros sectoriales y por haber sido contemplados por el Gobierno.
El neonato Ministerio de la Producción fue bienvenido, con la lógica expectativa de que será un ámbito de escucha, de articulación. Y, aunque esté contra el canon discursivo dominante, porque suponen que habrá ahí una (perdón...) caja a la que acudir.
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Money is always welcome: Es un quemo alegar a favor de “la caja”. Cuando los gobiernos del centro del mundo vuelcan fortunas al sistema financiero se habla de “medidas” o de “salvatajes”, al cronista (parroquial él) le parece que echaron mano a la oprobiosa caja estatal. Barak Obama promete crear millones de puestos de trabajo, sus funcionarios harán una cuenta simple: multiplicar cuánto cuesta generar cada uno de ellos por el número de Homero Simpson que tendrán conchabo.
Las políticas públicas se construyen con ideología, creatividad, liderazgo, consensos y otros ingredientes que queda lindo nombrar... pero en algún extremo el vil metal es necesario. Los que fulminan la voluntad de construir solidez fiscal para tornarla acción de gobierno, o son necios o mienten en cobertura de otros intereses.
El Ministerio de la Producción, si camina bien, será una interlocución especializada, facilitará el debate de las políticas, atenderá a los representantes de intereses particulares, tratará de articular con ellos. Pero nadie deja de pensar en subsidios, exenciones, regímenes especiales, reintegros. Money, money, money. ¿Es forzoso acotar que no será pecado si los recursos se aplican bien? Por las dudas, se deja constancia.
La innovación burocrática tiene una funcionalidad desde la cuna: es una señal a la sociedad y a los futuros interlocutores de Débora Giorgi de la importancia asignada al tema. Además, aligera a Carlos Fernández de tareas que no lo atraen y no son su mejor especialidad.
Mirada desde la lógica de Palacio, suma una externalidad positiva: agrega volumen a un Gabinete que promedia muy bajo. Habrá que ir viendo si Giorgi da la talla, si no se suma al exceso de funcionarios de bajo perfil y nula palabra.
Ya que por Palacio transitamos, otro interrogante es saber qué tal se llevará la ministra flamante con el hipersecretario comodín Guillermo Moreno.
La acogida de las corporaciones patronales a Georgi fue fervorosa, muy fervorosa.
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Blanco que te quiero blanco: La expresión “repatriación de capitales” contiene una palabra edificante que es impropia por partida doble. Primero porque lo que se dispuso es un blanqueo y, en esos trances, bueno es no menear a la patria. Segundo, porque los dineros en cuestión bien pueden estar a la vuelta de la esquina, en un colchón, una caja fuerte o un canuto criollos. Vuelven al circuito fiscal nativo, no hace falta que hayan cambiado de domicilio.
Un blanqueo y una moratoria ecuménica (ranqueada por el hiperbólico Sergio Massa como la mayor de la historia) tienen el acre sabor de la desigualdad ante la ley, del premio al que no cumplió. Los empresarios aducen que hubo tiempos atroces, que nadie podía pagar. Es una verdad parcial, sesgada. Seguramente hubo quien pagó y lo pasó mal, quien cerró por no poder hacerlo y hubo millones de consumidores (preferentemente pobres) que pagaron IVA como soldados así fuera porque eran el eslabón débil de la cadena y no tenían cómo evadir. Todos ellos quedan un poco off side en el nuevo escenario.
La fundamentación de los perdones fiscales no es moral, se sabe. La necesidad tiene cara de hereje, hay urgencia por recaudar y mantener el superávit fiscal, un objetivo loable. Así las cosas, se asiste a la clásica tensión entre fines y medios. Nicolás Maquiavelo, su primer teórico, zanjaba bien el tema. El florentino tiene mala prensa, pero no era un apologista de la ruindad, de la demasía ni del desparpajo. Su obsesión era la economía del mal, encarnado en sus libros en la violencia (el hombre no escribió sobre blanqueos). Honrando su memoria, podrá decirse que las disfunciones de esos medios (que son patentes desde el vamos) sólo se paliarían si la cosecha es generosa y su utilización, virtuosa.
Sin hacer vaticinios, a puro ojímetro, no da la impresión de que una reducción impositiva sea un aliciente que contrapese la desconfianza de los mercados y la propensión a la fuga. Con el tiempo se irá viendo.
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Luces y anuncios: La presidenta Cristina habló de un inmenso plan de obras públicas. Fue su promesa más importante, la única que tiene directo impacto en empleo y nivel de actividad. Pero, hasta acá, anunció que va a hacer un anuncio. Cuando se conozcan detalles o así fuera lineamientos generales y algunas cifras, se podrá sopesar cuánto hay que festejar la iniciativa, keynesiana e intervencionista como Dios manda (sólo para contexto de crisis, según predica la Vulgata).
Otras propuestas incentivan la formalización de trabajadores, un objetivo impecable que siempre debe ser remachado, aunque parezca entre difícil e imposible que se creen nuevos empleos en lo inminente.
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Del peso no se habla: El oficialismo pone sobre la mesa su activismo y sus principales preocupaciones, dignas de compartir. Los instrumentos son más controversiales.
Un silencio resonó tanto como lo que se expuso: es el referido a la paridad cambiaria, una viga de estructura del “modelo” que según muchos (incluidos funcionarios oficiales) quedó desfasada y conspira contra la competitividad. Los industriales la seguirán pidiendo en cuanto foro aparezca y en el Ministerio de la Producción cuando abra sus puertas. En el elenco del Gobierno, hay varios que piensan parecido.
El Gobierno busca lleno de esperanzas tener tiempo, dinero, iniciativa. Se acabó la era (su era) del acelerador a fondo, aquélla en que los veranos eran para excitar el consumo, solazarse con el record de turistas locales, mirar el disyuntor de reojo por el excesivo gasto de los aires acondicionados. Todo es más intrincado ahora, hay que regular la marcha, ganar tiempo, ver cómo evolucionan variables externas que fueron propicias y se soñaron eternas. Dejar que decante el verano sin mayores deterioros es toda una ciencia.
En el marasmo económico-financiero que no cesa hay muchos datos imprecisos, entre ellos la magnitud de la destrucción de riqueza y la cronología de la caída. Pero coexiste una referencia que está agendada, que causará efectos relevantes en todo el planeta: la asunción de Obama y sus primeras movidas. Mantener el volante firme, procurar que el paisaje no cambie, no atropellarse, pasan a ser fines desdeñados antaño, saludables en los tremendos días que corren.

martes, 25 de noviembre de 2008

El 15 de diciembre vamos a lanzar el plan de obras públicas más ambicioso de la historia por más de 71.000 millones de pesos

La presidenta Cristina Fernández de Kirchner anunció hoy la puesta en marcha de un plan de obras públicas por más de 70.000 millones de pesos."El día 15 de diciembre vamos a lanzar el plan de obras públicas más ambicioso del que se tenga memoria, que representará 71 mil millones de pesos", afirmó.La mandataria adelantó además que dicho plan se estructurará sobre "tres tipos de obras de carácter estructural" y que "modificarán el escenario económico y ambiental", del país. La Presidenta manifestó estos conceptos al hablar durante el encuentro organizado por los empresarios nucleados en la Cámara Argentina de la Construcción, en hotel Sheraton.Cristina afirmó, en referencia a la repatriación de capitales, que los argentinos "tenemos que darnos la inmensa oportunidad de creer en nosotros mismos". "Esto es una apuesta no a que crean en mí, o en el Gobierno, (sino) a apostar a creer en ustedes mismos", señaló.

PALABRAS DE LA PRESIDENTA DE LA NACION, CRISTINA FERNÁNDEZ, EN EL CIERRE DE LA DÉCIMOCUARTA CONFERENCIA DE LA UNIÓN INDUSTRIAL ARGENTINA

Muy buenos días a todos y a todas. Señor presidente de la Unión Industrial Argentina; señor secretario general de la Confederación General del Trabajo; señores gobernadores; señores y señoras empresarias: la última vez que estuvimos todos juntos, más allá de algunos encuentros que siempre tenemos en actos o en eventos, fue si mal no recuerdo en la sede de la UIA para el Día Nacional de la Industria.
En ese momento las preocupaciones, las publicaciones y los discursos de algunos gurúes económicos, que nunca faltan, planteaban que la inflación era el problema más grave y estructural que tenía la República Argentina y que se necesitaba una política de clara contención en la expansión del gasto fiscal; un discurso que hemos escuchado en reiteradas oportunidades. Esto no fue hace dos o tres años, hace muy poco.
Hoy vengo aquí con mucho gusto realmente a clausurar esta 14ª Conferencia cuyo título nos plantea el nuevo escenario que hoy tiene el mundo, que es precisamente la más grave crisis internacional que se recuerde desde el año ´30 y que obviamente involucra al mundo y mucho más, en términos de globalización, pero que por primera vez no es ocasionada desde las economías emergentes, sino precisamente desde el mismo centro de lo que se tomó como modelo muchas veces en discursos y consejos de lo que debía ser la economía, el modelo de funcionamiento, el no control, la no regulación, banderas que nosotros sosteníamos que estaban equivocadas y que ahora dramáticamente enfrenta el mundo.
Participé, como ustedes saben en nombre de nuestro país, la República Argentina, en Washington en la reunión del Grupo del G20. Fue impresionante escuchar algunas voces, hablar de la necesidad de reformar los organismos multilaterales de crédito y de que era necesaria una mayor regulación y participación en el control del Estado. Esto es lo que nosotros veníamos sosteniendo en todos los foros internacionales, la necesidad de reformular los organismos multilaterales que crédito, que habían instalado un modelo de funcionamiento del capitalismo no basado ni en la producción ni en el trabajo sino esencialmente en la especulación financiera y, además, orientados a controlar y a vigilar a los países emergentes sin controlar, por supuesto, a los países centrales que finalmente fueron los que terminaron transfiriendo los créditos tóxicos, las famosas hipotecas tóxicas que han infectado a todo el sistema y que hoy han creado una crisis sin precedentes.
Algunos creen, y esto lo planteé en el seno del G20, que esto era solamente una cuestión de crisis financiera o económica, yo creo que es una crisis de un modelo de funcionamiento de un capitalismo que no basa su generación de riqueza en el circuito de la producción de bienes, de servicios, de innovación y de tecnología. Un sistema que creyó que lo financiero era lo prevalente, lo central y que a partir de lo financiero se podía generar riqueza independientemente de las variables que acabo de mencionar. Para nosotros era crónica de una muerte anunciada, porque era lo que la República Argentina vivió con algunas variables y terminó eclosionando en el año 2001.
Qué hacer entonces frente a esta cuestión que sin lugar a dudas va a afectar a todos los países, pero que también sin lugar a dudas nos encuentra en mejores condiciones que en otros momentos históricos.
El primer ejercicio que se me ocurre hacer es qué hubiese pasado si por ejemplo hubiéramos dado cuenta de ese discurso permanente que hubo a partir del año pasado, en cuanto a que la inflación era el principal problema y entonces debíamos enfriar la economía, achicar la expansión del gasto fiscal. ¿Cómo estaríamos hoy? Es la pregunta que nos tenemos que hacer todos, si el gobierno, como responsable de las políticas macroeconómicas del país, hubiera dado crédito a los economistas de consultoras y gurúes de la city que nos recetaban precisamente lo tradicional: el enfriamiento de la economía para resolver los problemas macro del país.
La respuesta se la dejo a ustedes; son hombres y mujeres inteligentes, que han pasado muchas crisis en el país y no necesitan que yo les diga qué es lo que hubiera pasado. Afortunadamente estamos absolutamente convencidos de cuál es el modelo que tenemos que llevar adelante y cuáles son también muchas veces los problemas que el modelo de crecimiento con altas tasas va creando necesariamente, por la demanda, por la oferta, por todas las variables que ustedes conocen, pero que en realidad al lado de los otros problemas, que eran el crecimiento negativo, la falta de generación de empleo, la no exportación, son temas menores.
Lo que sucede es que muchas veces las críticas, lejos de enfocarse a lo estrictamente económico, es decir a lo que realmente debe importarnos como hombres y mujeres de negocios, a si nos es conveniente, a si ganamos o perdemos, terminamos comprándonos el verso desde una concepción que hace mucho ideologismo, pero que en el fondo también defiende intereses. Todas las ideologías, de un lado o de otro, siempre representan y defienden intereses.
¿Qué es lo que debemos hacer? Yo escuchaba atentamente recién al señor presidente de la UIA, articular, lo hemos venido haciendo y muy bien, pero ahora es necesario articular más eficiente y eficazmente el trípode virtuoso que yo llamo de los que tienen el capital, los empresarios, los trabajadores, la fuerza del trabajo y el Estado como el gran formulador de las políticas macroeconómicas que van a permitir seguir con el crecimiento que hemos venido sosteniendo y fundamentalmente el principal objetivo que todos debemos tener, sostener la actividad y el nivel de empleo. Hoy más que nunca. El nivel de empleo ya no es solamente una cuestión de justicia o reparación de los trabajadores, hace también a la necesidad del sostenimiento del mercado interno, porque cada trabajador es un consumidor y creer que podemos, a partir de la reducción de personal, mantener rentabilidad, mejorar rentabilidad o dar soluciones, es repetir recetas que dieron muy mal resultado en la República Argentina.
Yo estoy convencida de que todos hemos aprendido la lección, por eso todos vamos a hacer un gran esfuerzo, dentro de los roles que a cada uno nos toca cumplir, en ese trípode virtuoso que yo llamo, para que finalmente podamos cumplir con ese objetivo de sostener la actividad.
Hace unos días, ustedes lo saben -este resfrío también es producto del viaje- he venido de una gira por los países del Magreb; una gira que había sido programada antes de esta crisis internacional. No se sabía, pero yo veía la necesidad que teníamos de ir a visitar aquellos mercados que en la balanza comercial nos eran superavitarios pero que además tenían un potencial no explotado.
En los cuatro países a los que visité, exportábamos en el año 2003 774 millones de dólares; el año pasado exportamos 1.680 millones de dólares; 110 por ciento de crecimiento en las exportaciones, y este año 2008 vamos a llegar casi a los 2.800 millones de dólares de exportación a este sector, cifras importantes. ¿Pero saben cuánto representa de las importaciones que por 96.000 millones de dólares hacen esos países? Un 1,6 - 1,7. Economías que son absolutamente complementarias con la Argentina y que en una cooperación nueva, diferente, alternativa de Sur-Sur, podemos desarrollar con mucha inteligencia. Prueba de ello es lo contenta que vino la delegación de empresarios, algunos grandes, otros de pymes, de todos los niveles, metalmecánica, agroalimentarios, bancarios, avícolas, farmacéuticos, tecnología propia nuclear, también fuimos con nuestro INVAP, en fin una pléyade de actividades, lo cual nos revela la necesidad ahí sí de tener una presencia muy fuerte del Estado, ayudando y apoyando a los empresarios para que salgan a la conquista de nuevos mercados. Este es un desafío muy grande que debemos hacer y tenemos que articular adentro del Estado de una manera diferente, más eficaz y eficiente de lo que lo hemos hecho hasta ahora.
Por eso he decidido crear el Ministerio de la Producción (APLAUSOS). He decidido crear ese ministerio porque he percibido con mucha claridad, más que nunca en esta gira que he hecho, la necesidad de un espacio institucional, articulando con nuestra Cancillería, con nuestros embajadores, que como siempre le vengo diciendo y preparando al canciller Taiana, necesitamos que sean vendedores de la Argentina, un nuevo modelo de diplomacia. La Argentina normalmente, salvo excepciones, ha tenido una diplomacia como nuestra propia historia, más vinculada a las relaciones internacionales que a las relaciones comerciales. Tenemos que darle tanta importancia a las relaciones internacionales que nos vinculan como país como a las comerciales, y tal vez más que nunca hoy a las comerciales. Para eso necesitamos que representen nuestras ideas como país, pero que además representen a nuestras marcas, a nuestros empresarios, a nuestros comerciantes en cada uno de los lugares que tienen que cumplir funciones. (APLAUSOS)
Y lo necesitamos precisamente para salir a la conquista de nuevos mercados. Yo charlaba con empresarios que me decían: Presidenta, en Estados Unidos o en los grandes centros mundiales nadie necesita demasiada tarea de un embajador porque está muy articulado el mundo de los negocios, pero en todos los nuevos mercados emergentes, Africa, Asia, la presencia del Estado, además por propia conformación y organización de esas sociedades, requiere también la presencia del otro Estado junto a sus empresarios para articular y negociar en mejores condiciones para ambos.
Esto es clave porque no todo el mundo se organiza como occidente y también tenemos que acostumbrarnos a que no todos piensan igual que nosotros. Yo ya me he dado cuenta hace mucho tiempo y hace muchos años, sería bueno que de algunos países centrales también advirtieran que el mundo tiene distintas culturas, distintas creencias, distintas formas de organizarse y que todas ellas deben ser respetadas y entendidas.
Pero además creo que es importante dar una oportunidad, porque siempre digo que frente a situaciones excepcionales las medidas que se adopten también deben ser excepcionales. Y junto a la creación de este Ministerio de la Producción quiero anunciarles que mañana voy a enviar al Parlamento Argentino un proyecto en materia de regularización tributaria, promoción del trabajo registrado, especialmente a las pymes, y también sobre exteriorización y repatriación de capitales.
Creo que estas medidas van a apuntar fundamentalmente al alivio fiscal de numerosas empresas, algunas tal vez endeudadas o en juicios a través de la AFIP, en un primer título que tendrá que ver precisamente con esa situación fiscal y en una suerte de regularización tributaria que permita que esto no sea un corsé para el desarrollo y para el crecimiento.
En materia de empleo también vamos a enviar en el mismo proyecto un instrumento que permita poner de negro a blanco a los trabajadores en la República Argentina y fundamentalmente para las pymes de hasta 10 empleados, que constituyen como todos ustedes saben casi el 84 por ciento el total de las pymes. La empresa que coloque a sus trabajadores hasta 10 en blanco, quedará condonada toda la deuda que tenga y hacemos de cuenta que recién se empieza. (APLAUSOS)
Asimismo también queremos hacer un plan de regularización en materia de contribuciones patronales, no las de salud y las de accidentes que, como ustedes saben, tienen que ser pagadas tal cual están estipuladas, porque si no termina afectando el sistema de las ART y de los seguros de salud fundamentalmente, pero un plan que no signifique un ahogo para las empresas. Y una promoción también del nuevo trabajo. Por todo nuevo trabajo que se cree por el plazo de 24 meses durante el primer año solamente aportarán el 50 por ciento de las contribuciones patronales y en el segundo año recién tributarán el 75 por ciento. Pero el primer año será la mitad de las contribuciones patronales para cada nuevo trabajo registrado.
Al mismo tiempo vamos a hacer una salvaguarda, obviamente, para que esto no pueda ser utilizado cambiando a los trabajadores. Yo siempre digo somos todos muy buenos pero cuando nos vigilan solemos ser bastante mejores; salvaguardas que precisamente no permitan un cambio en planta para no pagar las contribuciones patronales.
Al mismo tiempo, y como uno de los temas más importantes, está el tema de exteriorización de activos físicos, financieros, en moneda dentro del país o en el exterior que no hayan sido declarados.
¿Qué sucedió en la Argentina durante muchísimo tiempo? La pérdida de confianza. El año 2001, yo lo decía ayer cuando me entrevistaba con el presidente Calderón, significó la ruptura de la confianza fundamentalmente de muchos argentinos en tener sus fondos depositados, declarados, y no solamente en el 2001, también antes, los cambios permanentes de políticas, una Argentina con alta volatilidad, con alta inestabilidad, no era aconsejable. No es que esté justificando, simplemente trato de explicar lo que pasó en términos económicos.
La idea es entonces ayudar a esa exteriorización y repatriación de capitales a través de medidas que tengan que ver con la inversión y la producción. Aquellos que lo declaren sin traerlo al país deberán tributar un 8 por ciento, aquellos que decidan traerlo al país sin afectarlo a fines específicos dentro del sistema financiero, el 6 por ciento. Para aquellos que decidan invertir en títulos de la deuda, el 3 por ciento y para aquellos que decidan invertirlo en infraestructura, inversión inmobiliaria, en agroganadería, en industria, únicamente el 1 por ciento. (APLAUSOS) De modo tal de lograr reorientar fuertemente los fondos de esos argentinos que por distintas causas descreyeron del país y de esa manera lograr un mayor grado de inversión y de productividad para ellos, para la economía y por lo tanto para el resto de los argentinos.
Lo que se obtenga de lo producido por este régimen de regularización tributaria, de fortalecimiento de trabajo de las pymes y de repatriación y exteriorización de los capitales, será coparticipable de modo tal que pueda llegar a todas las economías regionales también. Pero deberá haber una sola exclusión, solamente quedarán excluidos como beneficiarios de este régimen todos aquellos que hayan estado en la función pública durante cualquier época en cualquiera de los tres poderes, porque quiero ser lo suficientemente justa y clara para que no haya confusiones ni malos entendidos. (APLAUSOS)
Estoy absolutamente convencida de que junto a los trabajadores, a los empresarios, a un Estado eficiente, que deberá además de tomar estas medidas de carácter general, porque la otra característica de la situación que enfrentamos y que vamos a enfrentar será la necesidad de actuar en lo macro y en lo micro, con distintas políticas y con intervenciones puntuales según sea la actividad -inclusive dentro de una misma actividad seguramente habrá empresas que necesitarán un tipo de intervención y otras otro tipo de intervención- esto va a requerir un grado de articulación, de confianza, de eficiencia y de eficacia entre el sector público, el sector privado y el sector laboral sin precedentes, porque también sin precedentes es la oportunidad que tenemos de delinear definitivamente un modelo de desarrollo y crecimiento que contemple a todas las actividades en las cuales la Argentina tiene un grado de competitividad, créanme, increíble. Uno puede advertirlo cuando conoce mercados alternativos donde ve cuáles son las oportunidades y qué es lo que tenemos que hacer. Solamente se requieren dos virtudes, esfuerzo y perseverancia, las cosas no se logran de un día para el otro. Los argentinos siempre pensamos que lo que no obtenemos en los próximos seis meses o años no lo vamos a obtener en la vida y entonces tomamos muchas veces decisiones equivocadas, tenemos una historia que también nos permite entender por qué muchas veces funcionamos de esa manera.
Pero yo estoy convencida de que este aprendizaje que hemos hecho en estos cinco años y medio, donde escuchamos, ustedes fundamentalmente que son los empresarios que toman las decisiones, una y mil voces en el sentido de que este era el camino equivocado, que el modelo a seguir estaba en otras latitudes, que en definitiva esto iba a ser un verano y que terminaba dentro de dos o tres meses, y siempre mirando hacia afuera, porque lo correcto, lo políticamente correcto, lo maravilloso económicamente, lo que nunca se equivocaba, estaba siempre en el norte, y desde allí hoy se nos dispara sobre todos nosotros y sobre este modelo que construimos entre todos, la más formidable crisis de la que se tenga memoria.
No es para ponerse a llorar, no es momento ni de quejas ni de ponerse a llorar, y miren que soy mujer y dicen que somos lloronas, pero no es así, al contrario, es el momento de tomar más fuerza, ¿y saben por qué?, porque quiere decir que lo que nosotros hicimos durante estos cinco años y medio era lo correcto, esto es muy importante en términos de confianza de la propia conducta y del propio comportamiento.
Ayer escuchaba al presidente electo de los Estados Unidos, Barack Obama, que por cierto tuvo la deferencia de llamarme para saludarme cuando estaba en Túnez, escuchaba hablar al presidente del país y de la economía más importante del mundo, allí donde se disparó la crisis, de cuál era uno de los planes y cómo iban a abordarla, y hablaba de reconstruir escuelas, de hacer caminos, de hacer viviendas; me parecía escuchar al Kirchner del 2003, recorrer la provincia de Buenos Aires diciendo las cosas que teníamos que hacer en materia de infraestructura para reactivar la economía. Y también acordarme de cómo se reían algunos cuando nos escuchaban a nosotros, tal vez ahora en boca del presidente de los Estados Unidos tenga otro glamour y tenga otra importancia. Pero lo cierto es que están planteando lo que nosotros hemos planteado como uno de los instrumentos básicos de reactivación económica, que es la generación de infraestructura económica y social que dinamice la economía.
Quiero decirles entonces que estos cinco años y medio de crecimiento, que vamos a culminar este año con el crecimiento más importante de los últimos 200 años -acabo de anunciar el superávit fiscal y ya llega el acumulado a este momento a 34 mil millones, lo cual representa un 3.30, 3.35 de la meta que teníamos, está por sobre la meta que habíamos fijado presupuestariamente- nos reafirman en la idea de seguir en el camino que habíamos emprendido, con nuevas dificultades y nuevos desafíos, pero tenemos un sólido mercado interno que hemos construido en estos cinco años, hemos logrado poner en marcha la reindustrialización de sectores que estaban prácticamente terminados en el año 2003.
Sabemos que tenemos nuevos mercados que conquistar, tenemos que sostener el mercado interno, tenemos reservas en nuestro Banco Central que hemos sabido acumular en estos años; hemos logrado también sostener un sistema previsional que permitió, por primera vez en mucho tiempo, que nuestros jubilados volvieran a tener movilidad en sus haberes, movilidad que además, a los que les gusta hablar de calidad institucional les decimos que hemos logrado consagrar el instrumento a través de una ley en el parlamento. Y tenemos que reorientar todos los recursos y todas las fuerzas para precisamente seguir sosteniendo este nivel de actividad y lograr seguir exportando, produciendo y consumiendo. Son los tres verbos, producir, consumir y exportar, que nos permitieron tener esto que hoy podemos exhibir con orgullo como muy sólido frente a este mundo tan difícil.
Quiero que sepan todos ustedes, hombres y mujeres de negocios, que además de ser presidenta de la República yo me siento socia de ustedes en los resultados de sus empresas, porque sé que si a ustedes les van bien a mí también me va a ir bien. Quiero que esto quede muy claro, de la misma manera que durante estos últimos diez días recorrimos países de otras latitudes, ayudando a nuestros empresarios, relacionándonos con otros gobiernos, de modo tal de brindar y crear más oportunidades de trabajo, ahora iremos en unos días más a Rusia, en febrero a India, y no vamos a parar ni un instante en seguir construyendo instrumentos y políticas que tengan que ver con lo macro y con lo micro para asegurar lo que todos necesitamos por sobre todas las cosas, que nuestros trabajadores sigan teniendo empleo, que sigan teniendo un salario que les permita consumir lo que ustedes producen, que además cree un clima de cohesión social, de diálogo, de entender que nadie puede salvarse a costa del otro, pero también sabiendo que de ninguna manera vamos a permitir que los sectores más vulnerables se vean afectados por la crisis. Eso sí tiene que ver con nuestras ideas, tiene que ver con nuestra historia, tiene que ver con nuestro compromiso y fundamentalmente con la representación popular que tenemos a partir de comicios libres y democráticos cuando invocamos tener esa representación, la de los trabajadores, la de los que son más vulnerables, los que ayudan a construir un país, muchas veces sin pedir nada y sin poder tener acceso a los bienes mínimos.
Por eso la misma responsabilidad política que tiene quien les habla como presidenta de la República también la tienen ustedes como empresarios, la responsabilidad social, que no puede ser solamente motivo de seminarios o de charlas académicas, es en momentos como éste, en crisis como ésta donde realmente debemos saber si somos capaces de ejercer esa responsabilidad social de los unos y esa responsabilidad política de los otros en articular soluciones y esfuerzos para todos los argentinos. Yo estoy convencida de que lo podemos hacer, porque sé de la capacidad de ustedes, de nuestros recursos, de nuestros trabajadores, de las oportunidades de negocios que tenemos. Sé que tampoco va a ser fácil, pero en definitiva si fuera fácil no estaríamos todos reunidos aquí hablando de estas cuestiones.
Creo que amerita la coyuntura histórica y lo que hemos construido hasta ahora apostar, como decía recién el señor presidente de la Unión Industrial, al diálogo, a la construcción de consensos, y fundamentalmente a la articulación de lo público y lo privado. Es clave en la etapa que viene, lo hicimos muy bien durante cinco años y medio, con diferencias, muchas veces hay diferencias también porque hay intereses diferentes, pero creo que tal vez en momentos como este es donde más confluyen los intereses. ¿Por qué? Porque tal vez en otro momento la puja por la distribución del ingreso que cada vez crecía más, en una economía que cada vez crecía más, se hacía más latente, y entonces sobrevenían algunos fenómenos no deseados, que algunos creían que era el problema, cuando en realidad eran simplemente la consecuencia de la puja distributiva y de las tensiones que hay entre oferta y demanda en una economía que crece a más del 8 por ciento, y esto no hay que ser economista para advertirlo.
Pero estamos en otro escenario y estamos ante otra oportunidad, la de poder construir un modelo de crecimiento y desarrollo que sea a largo plazo, estoy convencida de que lo vamos a poder hacer, como estuvimos convencidos contra viento y marea, contra publicaciones y diagnósticos, de que lo íbamos a poder hacer, desde la energía, desde la inflación, desde el crecimiento de las exportaciones. Uno a uno los objetivos los fuimos cumpliendo, y los hicimos también con la ayuda de ustedes, con la ayuda de los trabajadores, con la ayuda de todos los argentinos.
Quiero agradecerles a ustedes hoy la presencia en esta conferencia. En el día de mañana seguramente el señor jefe de Gabinete, el señor ministro de Economía y el titular de la AFIP, junto al secretario Legal y Técnico, van a dar una explicación pública de todos los detalles, punto por punto, de lo que consiste este instrumento de ley que acabo de señalar con objetivos muy macros, casi de títulos, para que ustedes tengan una acabada noción del instrumento con el cual van a poder contar y que sin lugar a dudas va a constituir un alivio a lo que yo sé que muchos de ustedes llaman la "mochila fiscal". A mí no me gusta llamarla "mochila fiscal" porque parece algo que te ponen y tenés obligadamente que llevar, también debemos saber que con los impuestos podemos hacer todo lo otro, llegar a los que todavía no tienen trabajo o a los que teniéndolo no perciben el suficiente ingreso para tener educación, salud, seguridad o vivienda. Pero bueno, no serían empresarios si no se quejaran de los impuestos y yo no sería una militante política, sobre todo con la orientación que tengo, si no defiendo la necesidad de redistribuir el ingreso a través de uno de los instrumentos que tiene precisamente el Estado que es su política impositiva.
Quiero agradecerles esta atención, este encuentro, siempre es bueno charlar, hablar, encontrarnos y mirarnos, y seguramente además, a partir de la constitución del Ministerio de la Producción, comenzar a articular, como ya hemos venido haciéndolo en materia de autopartes, de promoción fiscal, ahora con el último proyecto que enviamos para las motos, pero en definitiva políticas micro y puntuales que tengan que ver con las actividades que tienen compromiso, cómo hacerlo, cómo encararlo, cómo llevarlo adelante y fundamentalmente cómo seguir, hacer una política de seguimiento y monitoreo permanente que nos permita no tener sorpresas ni novedades. Hacerlo en forma eficiente y eficaz, que es lo que la gente demanda de todos nosotros, responsabilidad política y responsabilidad social. Es lo menos que le podemos ofrecer a 40 millones de argentinos. Muchas gracias y muy buenos días.