martes, 30 de diciembre de 2008

Las críticas son intereses disfrazados.

La presidenta Cristina Fernández de Kirchner convocó ayer a los argentinos "a la unidad nacional" y a "seguir construyendo como lo hemos hecho estos años"."Esta Presidenta, que orgullosamente pertenece a este proyecto, convoca a todos los argentinos a seguir construyendo como lo hemos hecho estos años", aseveró Cristina durante un acto en Chaco.En ese marco, la Presidenta advirtió "la necesidad de la unidad nacional y de unir esfuerzos" y refiriéndose a la crisis financiera internacional dijo que "más que hablar de crisis deberíamos hablar de estafa internacional".Al encabezar un acto en Barranqueras, Cristina sostuvo que el proyecto del gobierno "no es político porque pertenezcamos a un partido, representa un modelo económico, social y cultural, que se ha basado en el trabajo y la producción y en el esfuerzo contra viento y marea para desarrollarnos".Recordó los pronósticos de los economistas "acerca de que estábamos equivocados y debíamos mirar a otras latitudes"."Cuántos de esos economistas anunciaban que Argentina se caía", dijo, y refiriéndose a la crisis económica internacional remarcó que "se han derrumbado los paradigmas que querían imponernos"."Esta reflexión tiene que ver para abrir los ojos, porque a veces tenemos tanta facilidad para escuchar críticas desde afuera y pocas fuerzas para defender lo nuestro", remarcó.Más adelante sostuvo que en lugar de hablar de crisis deberíamos hablar de estafa internacional que se ha hecho en los centros de poder."Nos enteramos que en el gran país del norte había recesión en 2007, pero nadie lo contaba. Nos enteramos que un señor financista controlado por todos los organismos estafó en 50 mil millones de dólares"."Ahora, cuando se descubre que todo ha constituido una fenomenal estafa del sector financiero, algunos hablan de falta de regulaciones", agregó.Y se preguntó: ¿"Dónde estaban los que se pasaron durante cinco años, afuera y adentro, denunciando este proyecto?", dijo en referencia a nuestro país."Tengamos los ojos abiertos frente a lo que parecen críticas y son intereses disfrazados de espíritu objetivo".

viernes, 19 de diciembre de 2008

“Hoy es un día de vergüenza para los argentinos y nuestro sistema judicial”

La presidenta Cristina Fernández de Kirchner afirmó que ayer "es un día de vergüenza para la Argentina y la humanidad y también para nuestro sistema judicial", al referirse al fallo de la sala dos de Casación Penal que decidió la libertad en la causa ESMA de Alfredo Astiz y Jorge "Tigre" Acosta, entre otros represores.La Presidenta expresó su confianza en que el sistema judicial argentino revea esta decisión y "coloque a la Argentina en el lugar del que nunca debió haber salido"."Hay cierta perversidad del sistema y espero que el propio sistema del poder judicial lo resuelva para honor y dignidad de todos los argentinos", remarcó la Presidenta.Cristina, acompañada por Néstor Kirchner, habló ayer en el Espacio de la Memoria, en la ex ESMA, donde se entregaron los premios "Azucena Villaflor" al escritor Osvaldo Bayer y a la madre de Plaza de Mayo, Sara Rus."No creo en señales, sino tal vez en mensajes que son fáciles de descifrar. Miembros de la Justicia ordenaron la libertad de las personas acusadas por violación masiva a derechos humanos en este espacio", sostuvo la Presidenta.De esta manera, Cristina mencionó que los represores que Casación pone en libertad cometieron delitos de lesa humanidad en lo que fue el centro clandestino de detención más emblemático de la última dictadura militar, la ex ESMA.En su discurso, Cristina, mencionando el embajador de Francia presente en el acto, recordó su viaje a ese país con el entonces presidente Néstor Kirchner y la entrevista que tuvieron con Jacques Chirac, quien requirió por la inacción de la justicia argentina en torno a la desaparición de las monjas francesas.El responsable de esas desapariciones fue "alguien que no quiero nombrar", dijo Cristina, en referencia a Astiz."Esa persona (por Astiz) fue condenada en Francia y su captura tiene pedido internacional, sin embargo aquí lo liberan", enfatizó.En otro tramo, remarcó: "Que no queden dudas, si algunos creen que de esta manera envían mensajes para amedrentarme porque soy mujer, que lo olvide, no van a lograrlo"."Me daria vergüenza que fuera el tribunal de otro país el que finalmente hiciera justicia porque los argentinos no hemos podido llegar a ella", agregó."Confío en que las instituciones de la democracia, en que finalmente el Poder Judicial de Argentina coloque a nuestro país en lugar del que nunca debimos haber salido, y podamos sentirnos orgullosos miembros de la comunidad internacional", finalizó.El acto fue acompañado por manifestantes de distintas organizaciones políticas y defensoras de los derechos humanos, entre ellas Madres de Plaza de Mayo-Línea Fundadora.

jueves, 18 de diciembre de 2008

"Una de las claves es reclamar no sólo el cambio de reglas, sino que las reglas sean cumplidas por todos"

La presidenta Cristina Fernández de Kirchner instó a sus pares latinoamericanos a adoptar "posturas uniformes" y erradicar la política de "doble estandard", como definió a mantener una posición en la región y otra distinta ante organismos multinacionales."Es un problema profundamente político", afirmó Cristina y calificó al doble estandard de "inadmisible y cada vez más visible, en un mundo que gracias a las comunicaciones hoy se advierten más rápido".En un discurso que pronunció ayer en el marco de la Cumbre de América Latina y el Caribe (CALC), Cristina reiteró su pedido de "cambio de reglas" a las Naciones Unidas (ONU), y también que estas reglas "sean cumplidas por todos".Agregó que se trata de una "cuestión central para todos estos espacios" porque "es importante tener posturas uniformes en esos foros, que representen a la región"."No hay que venir aquí con discursos y no decir las mismas cosas" en otros foros dijo la jefa de Estado y agregó que "eso es clave porque no se puede seguir en el doble estandard, como sucede hoy ante organismos multilaterales de crédito y organismos políticos también".Cristina cuestionó también el sistema internacional de organizaciones multinacionales, que obligan a respetar reglas a los países débiles pero incumplen los poderosos."Pedimos la reformulación del FMI y organismos como la ONU, pero tal vez lo más grave sea que hay un mundo en donde aún con reglas que no compartimos hay países que son obligados a cumplir reglas y otros que no lo hacen", dijo.La jefa de Estado recordó las exigencias del FMI para Argentina y destacó que "nunca fueron realizadas a la primera economía del mundo, que además tiene la moneda de reserva y puede emitir, que tiene un déficit de trillones de dólares que exporta a todos los países".Sostuvo que la crisis internacional se inició el año pasado, pero que "ni el FMI, ni las calificadoras de riesgo, ni ningún periodista de investigación alertó que la recesión en Estados Unidos había comenzado en 2007"."Estados Unidos sigue teniendo la única moneda de reserva y es el único país que está autorizado a no cumplir las reglas, que otros países sí, a riesgo de ser condenados como populistas, deficitarios, ineficientes", aseveró la mandataria.Cristina comentó el caso de Argentina con la cuestión de las islas Malvinas, y la resolución de Naciones Unidas instando al Reino Unido a negociar con el país."Pero el Reino Unido puede darse el lujo de no cumplir una resolución de la ONU. Si un pequeño país no cumple una resolución de las Naciones Unidas es invadido o castigado", agregó.La Presidenta reclamó también a los foros de la región un nuevo sistema de decisiones, que los haga más eficientes."Tenemos que avanzar en la construcción de un sistema que nos permita ser operativos y concretos" y "no quedarnos sólo en discursos o expresiones", subrayó la jefa de Estado.Cristina remarcó, por último, que la integración vivida en la región en los últimos tiempos es "histórica" y es el "camino acertado para encontrar una construcción diferente, pero será necesario acelerar los tiempos para enfrentar la magnitud de los cambios".

martes, 16 de diciembre de 2008

Encuentro de mandatarios de América Latina y el Caribe.

La Presidenta Cristina Fernández participó de la Cumbre de América Latina y el Caribe (CALC), que abordó la necesidad de encarar nuevos mecanismos de integración para el sur del continente.
La Jefa de Estado concurrió al encuentro de mandatarios de los países de América Latina y Caribe (CALC), realizado en Costa Do Sauipe, Salvador de Bahía, República Federativa de Brasil.
En la Cumbre del Mercosur y el encuentro de mandatarios de América Latina y el Caribe (CALC), el objetivo es "intercambiar los distintos puntos de vista e ideas, en un momento muy particular del mundo", aseguró la presidenta Cristina Fernández.
Previo al encuentro, la mandataria declaró ante periodistas de diferentes medios que es misión de estos organismos multilaterales y sus instrumentos institucionales "asegurar la estabilidad democrática en la región".
Acerca del informe sobre la masacre de Pando, Cristina Fernández sostuvo que "creo que ha sido una de las cosas más importantes que hizo la Unasur, ha hecho un espacio latinoamericano. Me pareció un avance muy importante porque ha tenido resultados positivos en el proceso democrático en Bolivia".
A su vez, el canciller Jorge Taiana describió los acuerdos arribados en ambos encuentros y manifestó también su satisfacción en cuanto a los resultados.

lunes, 15 de diciembre de 2008

Cristina anunció un plan destinado a obras públicas por 111 mil millones de pesos

En un acto en Olivos, la Presidenta lo diferenció de los anuncios anteriores y afirmó que este “no es un plan contingente”. La iniciativa, que prevé proyectos en las áreas de vivienda y transporte, permitirá crear 300 mil puestos nuevos de trabajo en el sector de la construcción. El secretario de Obras Públicas, José López, aseguró "71.000 millones tienen financiamiento estructurado" y especificó que durante 2009 se desembolsarán 57.000 millones, lo que representa “más del doble de lo invertido este año”.

sábado, 13 de diciembre de 2008

¿Qué va a pasar?

Por Alfredo Zaiat

En la sucesión de discursos y artículos sobre los 25 años de democracia en muy pocos se ha enfatizado la influencia del poder hegemónico en las crisis y desencantos en el mundo de la economía y, por lo tanto, en las expectativas sociales durante ese período. En esa misma línea del descuido por esa omisión tampoco ha sido destacado el rol que tuvieron los economistas profesionales, como voceros de los intereses de ese poder asumiendo la tarea de relatores y protagonistas del profundo deterioro de las condiciones materiales de las mayorías. De esas varias figuras conocidas que habitualmente circulan por gran parte de los medios de comunicación, Domingo Cavallo es el símbolo de esa asociación promiscua entre el economista del establishment y el poder económico que se enriqueció y consolidó en esos años. Un grupo de argentinos residentes en París realizó un relevante aporte para que Cavallo volviera al lugar que le corresponde en esa historia, y no el que aspira a ocupar con la connivencia de ciertos sectores. Sólo la impunidad que detenta el poder ha permitido que uno de los responsables de la estatización de deudas privadas (1982), la renegociación del Plan Brady, las privatizaciones y la convertibilidad (década del ’90) y el megacanje y el corralito (2001), acontecimientos que marcaron, por herencia de la dictadura y por derecho propio, estos 25 años de democracia, regresara a los medios a realizar pronósticos de catástrofes y a brindar consejos sobre lo que se debe hacer en materia económica. Es fundamental develar la compleja trama de complicidades, negocios y financiamiento entre el poder y la figura del economista rey, que establece qué es lo que se puede y no se puede hacer en materia de política económica. Con un discurso acerca de lo económico pretendidamente técnico se ocultan intereses políticos y sectoriales. Esos economistas poseen el invalorable aporte de lo que se denomina la sociedad del miedo, que convierte a las mayorías en masas ansiosas por saber qué va a pasar en un mundo lleno de incertidumbre. Ellos se presentan como los portadores de ese saber, constituyendo de ese modo un increíble engaño colectivo. Para desencanto de esa grey incrédula que busca el imposible, puede resultar conveniente señalar que esos economistas no saben qué va a pasar. Más bien, no tienen la menor idea sobre qué puede suceder en la economía, y han dado muestras de esa ignorancia en los últimos años con sus análisis y estimaciones fallidos. Pese a esos fracasos tienen el extraño don del que carecen arquitectos o médicos, que cuando se equivocan quedan fuera de sus respectivas profesiones. Los economistas de la city, en cambio, no padecen consecuencias pese a sus reiterados pronósticos-deseos errados.
En el libro La impostura de los economistas (Ediciones de la Flor), el profesor francés Michel Musolino empieza señalando que el discurso dominante muestra que “no hay economía sin predicción” y que “la economía no es útil si no es capaz de dar indicaciones precisas sobre las decisiones que hay que poner en práctica”. Predecir es el imperativo fundamental del economista y no es de ningún modo una actividad conexa a su objeto de estudio. Los políticos y las empresas no deberían tener entonces problemas para moverse en las aguas turbulentas de la coyuntura porque el economista ofrece un instrumental sofisticado y un ejército de técnicos y de estadísticas para saber lo que va a pasar. “Aquí es donde se empecinan más ostensiblemente en el error”, señala Musolino, recuperando una definición del especialista Michel Godet, que ha trabajado muchos años en el Observatorio Francés de Coyunturas Económicas: “Los constantes errores de predicción han dejado su huella en la historia económica de la sociedad industrial. Lo grave no es tanto la existencia de éstos, sino el olvido sistemático de los errores pasados cuando se establece la predicción. Cuanto más estrepitosos son sus fracasos, más triunfante se muestra”. Para concluir que “el error es tan frecuente que bien podría acabar por presentarse como una de las principales características de la predicción”.
Esa forma de abordar la cuestión económica genera una sucesión de yerros que no serían relevantes si no fuera porque tiene su repercusión en medios de comunicación, en tomadores de decisiones y en futuros economistas. Y, en especial, porque son formadores importantes de expectativas. Un ejercicio contrafáctico podría determinar cuánto han sumado en la incertidumbre de los protagonistas de la economía tantos pronósticos pesimistas –y equivocados– de los últimos años y, por lo tanto, en el costo asociado a ese escepticismo. En los hechos, esos profesionales manifiestan limitaciones en abordar las raíces de los acontecimientos de la historia reciente y relacionarlos desde el análisis económico con los procesos sociales y políticos. La debilidad de las sociedades modernas y dependientes es que están atrapadas del discurso de esos economistas que en forma permanente emiten mensajes de que algo malo puede suceder si no se hace lo que ellos dicen, cuando en realidad sus propuestas están dirigidas a defender el interés de una minoría.
Además de ser funcionales a los intereses de los grupos económicos y de ayudar al disciplinamiento social presentando escenarios de fatalismos inmediatos, varios de esos economistas han pasado a un estadio superior en esa profesión. Se han erigido en defensores de multinacionales que están litigando contra el país, reclamando montos millonarios en tribunales internacionales parciales (Ciadi, del Banco Mundial), que en caso de un fallo adverso implicaría una carga pesada para toda la sociedad. Ya no se trata solamente de errores de pronósticos, sino que es la exteriorización de un cinismo mayúsculo. Advierten en sus presentaciones ante esos tribunales sobre supuestas debilidades de la macroeconomía, pero con su labor profesional suman dificultades financieras a las cuentas públicas. En esa tarea “profesional” se encuentran economistas que fueron funcionarios públicos. En la mayoría de los casos, ocuparon cargos clave en el gobierno durante el proceso de privatización de las empresas de servicios públicos. Varios elaboraron los pliegos de concesión, les pusieron precio a las compañías estatales, concretaron las ventas, asesoraron en materia legal, diseñaron los marcos regulatorios y tuvieron a su cargo las modificaciones normativas que se introdujeron en los años posteriores. Durante los noventa cumplieron esa tarea o fueron propagandistas de la liquidación de activos públicos. Ahora se desempeñan en el sector privado con ese mismo objetivo. O sea, trabajan para esas grandes empresas. Han testimoniado a pedido de las privatizadas y otras compañías extranjeras en los juicios que se llevan adelante contra Argentina en el Centro Internacional de Arreglo de Diferencias Relativas a Inversiones (Ciadi), un tribunal dependiente del Banco Mundial que deberá decidir si corresponde indemnizar a esas compañías por la pesificación y el congelamiento de tarifas.
La historia de los 25 años de democracia es incompleta si no se incorpora en el relato la expansión del poder hegemónico mientras la economía se derrumbaba. Esa historia también quedará fragmentada si no se suma en ese período la tarea de los economistas del establishment, que hoy siguen ofreciéndose como pitonisas de un saber oscuro pese a los resonantes fracasos que acumulan en su haber en estos fascinantes años de democracia.

Cristina decidió eliminar el Impuesto a las Ganancias en los ingresos de trabajadores.

La jefa de Estado anunció medidas para la renovación del parque automotor de taxis y el envío al Congreso el lunes próximo de la "eliminación total" del esquema de aplicación del Impuesto a las Ganancias para los ingresos de los trabajadores. "Era una medida regresiva", señaló la Presidenta.Cristina Fernández aseguró que las medidas que se están anunciando en los últimos días apuntan a "seguir sosteniendo fuertemente la actividad productiva y la generación de empleo".Al presentar un plan de renovación del parque de taxis en la residencia presidencial de Olivos, la Presidenta sostuvo que estas "medidas quieren seguir sosteniendo fuertemente la actividad, la generación de empleo, pero fundamentalmente la redistribución del ingreso de los argentinos"Durante su discurso, la Presidenta señaló que el Plan de Renovación del Parque Automotor de Taxis apunta a "incentivar, aumentar y mejorar el capital de trabajo de una actividad más que importante".También, la mandataria precisó que se darán "créditos para 15 mil nuevos taxis en argentina, de los cuales 10 mil corresponderán a Capital y 5 mil al país profundo, como me gusta llamar al interior".La jefa de Estado explicó que habrá dos opciones: un crédito prendario" al costo y va a requerir la integración previa del 20 por ciento del valor total del vehículo" que será en 48 cuotas con gastos incluidos, cuya variación estará dada por el valor del auto. Y una segunda opción mediante un "anticipo del 50 por ciento del valor del auto y 24 cuotas fijas a valor nominal" y que "Incluye seguros, prendas e intereses del 11 por ciento más el spred que pongan para el financiamiento del 11 que deberá ser licitado", agregó la Presidenta.En su discurso, la mandataria detalló que en este Plan el precio del auto será "el de lista" y que se podrá adquirir "la totalidad de los modelos de autos de cada terminal", a diferencia del plan para cero kilómetro anunciado hace unos días, por lo cual "los empresarios deberán competir presentando las mejores ofertas"En otro tramo de su discurso, Cristina Fernández anunció que el lunes enviará al Parlamento un proyecto de ley que establece la eliminación total de la "tristemente célebre" tablita diseñada por José Luis Machinea, que grava las ganancias de los trabajadores en relación de dependencia."El lunes, antes de partir a Brasil, voy a enviar un proyecto de ley al Parlamento para impulsar la eliminación total de la tristemente célebre tablita de Machinea, que no fue más que una medida regresiva y equivocada que castigó a los sectores que más apoyaron al entonces gobierno de la Alianza", dijo la Presidenta.También, la mandataria agregó que esta eliminación significará "un aumento para los trabajadores con determinado poder adquisitivo, que impulsará el consumo" y recordó que la tablita de Machinea "empezó a ser disminuída por el anterior gobierno" de Néstor Kirchner y, será "totalmente eliminada", durante el suyo.Finalmente, la Presidenta exhortó a los empresarios a "profundizar la alianza entre capital y trabajo", para garantizar "crecimiento, bienestar y generación de riqueza" para todos.Cristina Fernández agradeció en primer lugar a los trabajadores "grandes sostenedores de los valores que constituyen la identidad Argentina y a "los empresarios que saben de la necesidad de tener una inteligencia diferente en los momentos que estamos viviendo en el mundo: el camino es profundizar la alianza entre capital y trabajo", concluyó la mandataria.

miércoles, 10 de diciembre de 2008

PALABRAS DE LA PRESIDENTA CRISTINA FERNÁNDEZ DE KIRCHNER EN EL ACTO DE FIRMA DE ACUERDOS CON LA FEDERACION RUSA

Muchas Gracias por sus palabras señor presidente de la Federación Rusa; señoras y señores: realmente no podía haber sido más fructífera esta visita oficial que realizo en mi carácter de presidenta de la República Argentina, en la que he sido acompañada por más de 100 empresarios, que como decíamos anoche en la reunión que mantuvimos con empresarios rusos y argentinos, en la cual tuve el gusto de conocer al señor titular de la Unión de Empresarios e Industriales rusos que me distinguiera en su discurso, la realización de múltiples rondas de negocios seguramente va a contribuir a profundizar aún más la creciente relación de intercambio comercial entre ambos países, que como bien señala el señor Presidente debe ser multiplicada en 10 ó 15 veces más. Y no solamente vincularse al ámbito estrictamente comercial, sino abordar otros planes tales como la tecnología en materia nuclear, en materia espacial, la cooperación y asociación productiva en materia energética, minera, de agricultura y ganadería.
Ustedes saben que mi país, la República Argentina, ha tenido un gran avance en materia tecnológica en agricultura, en ganadería, y que también contamos en materia de energía nuclear tal vez con el mayor expertis de América latina.
Numerosos instrumentos que se han firmado hoy van a contribuir en dirección a estos objetivos de acentuar y profundizar una relación que además no solamente quiere ser comercial. Creo que es muy importante la articulación del comercio y los intereses entre el Estado, el mercado, el sector privado y el sector público, pero también creo profundamente en la articulación de políticas y de cosmovisiones acerca de cómo se deben desarrollar las relaciones internacionales en materia no solamente económica sino también política, porque además ambas están directamente vinculadas.
Es imposible separar la economía de la política, tan imposible como separar la política de la economía. Qué es lo que se ha querido hacer en los últimos tiempos en el mundo diciendo que la política no tenía que ver con la economía y viceversa o que el Estado no tenía que ver con el mercado y viceversa. Todo en este mundo que vivimos y en el anterior también tiene que ver con todo.
Y como testimonio de ello están precisamente los resultados de una crisis que no generamos los países que estamos aquí, sino que al contrario, Rusia, Argentina y tantísimos otros países hemos contribuido al crecimiento de la economía mundial, al crecimiento del PBI mundial de una manera más que virtuosa en la última década y tal vez tengamos que enfrentar los resultados de desaguisados y de malas políticas o de políticas realizadas en una cosmovisión en la cual uno o unos pocos decidían por el resto.
Precisamente este fue el tema que nos unió a Rusia y la Argentina en la reunión que realizamos en Washington el Grupo del G20 donde muchos de nuestros puntos de vista fueron incorporados a ese documento, pero que como bien señala el señor Presidente no solamente deben quedar en intenciones o en objetivos sino en resultados concretos.
Esta relación, esta profundización de la relación entre Rusia y Argentina debe darse en el marco de un nuevo concepto de las relaciones internacionales en lo político y en lo económico.
Hasta ahora las relaciones en lo internacional, tanto en lo político como en lo económico, se daban en términos de subordinación, donde países centrales y muy poderosos imponían políticas tanto en lo económico como en materia de seguridad que debían ser aceptadas por el resto del mundo. Esto no funcionó, ni en materia de seguridad ni en materia de economía y los resultados hoy van a tener que ser abonados o pagados en escala planetaria.
Es hora entonces de sustituir la noción de subordinación en materia tanto económica como política por la noción de cooperación, que es un concepto diferente de cómo abordar las relaciones entre los estados a escala mundial.
Yo creo que el modelo que queremos realizar entre Rusia y la Argentina responde a este concepto. Esta asociación estratégica corresponde a ese concepto de cooperación y asociatividad productiva y tecnológica, creo que esta es una de las claves tal vez de la virtuosidad que deban tener las relaciones.
El señor Presidente acaba de mencionar proyectos muy importantes en materia energética y también en materia de transporte, como el Trasandino, un importante proyecto. Yo le comentaba recién al señor Presidente que un empresario que acaba de firmar uno de los instrumentos es uno de los impulsores de esta obra, que es de carácter estratégico porque vincula definitivamente toda la producción de América latina en materia energética o en materia alimentaria en forma directa con el Pacífico y se combina con otros sistemas de transporte en nuestro país, en el cual tenemos también tecnología de punta como en el transporte marítimo la Hidrovìa. El mix de ambos puede significar en materia de competitividad, en materia de baja de costos de transporte, energético y alimentario, algo verdaderamente revolucionario, con perdón de la palabra. Estamos en Rusia y no estaría mal hablar también de que algunas cosas pueden revolucionar el mundo (riendo), creo que han tenido alguna experiencia los rusos en esto de revolucionar el mundo.
Realmente creo que esto que estamos haciendo aquí la presidenta de la República Argentina y el señor presidente de la Federación Rusa es una nueva forma de entender la asociación entre países en un mundo que deberá ser multipolar, multilateral y fundamentalmente reformular sus reglas en materia monetaria, económica y de seguridad internacional. Pero también sería bueno que esas reglas que se reformulen sean aplicables a todos y todos deban respetarlas. Porque hasta ahora había reglas en materia de Fondo Monetario Internacional, en materia de Naciones Unidas, pero son reglas que normalmente obligan a respetar a los países más chicos, más débiles y más pequeños. Las reglas monetarias económicas internacionales y las decisiones que toma Naciones Unidas en general no han sido respetadas por todos los países que tenían un gran poder. Y es muy malo vivir en un mundo que no tenga reglas, pero es mucho peor vivir en un mundo donde las reglas solamente sean respetadas por los débiles y violadas por los poderosos. Creo que producto de ese mundo hoy estamos como estamos y entonces es de gente inteligente y sensata probar otros métodos.
Voy a repetir para finalizar algo que dije en la reunión del G 20. Albert Einstein, un gran hombre y una gran cabeza muy importante, solía decir que es indicio de locura creer que repetir las mismas acciones nos puede llevar a resultados diferentes. El desafío es entonces intentar cosas diferentes para vivir en un mundo mejor y diferente. Estoy segura que Rusia y Argentina van a ser protagonistas de ese mundo diferente y mejor. Muchas gracias.

Haec 25 años renacía la democracia en la Argentina.

Hace exactamente 25 años una multitud se volcaba a las calles para celebrar el retorno de la democracia de la mano de Raúl Alfonsín, el presidente que abría una nueva etapa de la historia con un discurso desde los balcones del Cabildo, frente a la Plaza de Mayo. Luego del amplio triunfo electoral del 30 de octubre, en el que cosechó el respaldo de casi el 52 por ciento de los argentinos, Alfonsín representaba el fin de casi siete largos años de lo que fue la más atroz, sangrienta y nefasta dictadura, signada por el terrorismo de Estado y el aniquilamiento de las bases productivas. La desaparición forzada de personas, el terror, las torturas y los asesinatos habían calado hondo en la sociedad y dejado huellas que acrecentaron la presión internacional sobre el régimen, que buscó legitimarse primero con el Mundial de Futbol ’78 y, luego, con la suicida aventura de la guerra de Malvinas. Jaqueada por las denuncias realizadas por dirigentes políticos y de organizaciones de derechos humanos en el exterior, por el descalabro financiero y, finalmente, por la derrota de Malvinas, la Junta Militar se vio forzada a encarar una salida electoral que le abriera paso al regreso de la democracia. Si bien los militares aspiraron a alcanzar un acuerdo con los partidos políticos para que, por sobre todas las cosas, se les garantizara que no se investigarían sus responsabilidades en la desaparición de personas, su enriquecimiento ilícito y sus actos de corrupción, sus pretensiones fueron condenadas al fracaso. El creciente estado de movilización social conjugado con un desgaste cada vez mayor de la Junta Militar -enfrascada a su vez en sus propios conflictos internos- convencieron a los jerarcas del régimen de que no lograrían una salida negociada y recurrieron entonces a un último manotazo con la denominada "autoamnistía". Paralelamente, la marcha que, en el marco de la represión, todos los jueves realizaban las Madres de Plaza de Mayo en torno a la pirámide fue poco a poco engrosando su asistencia hasta convertirse en "Marchas por la Vida", que lograban un aglutinamiento por encima de las banderas partidarias. Para esa época, ya había despuntado en la UCR el liderazgo de Raúl Alfonsín, quien asumió la defensa de detenidos políticos y se mantuvo al margen de la euforia inicial generada por la guerra de Malvinas hasta incluso denostar el instrumento del conflicto bélico para recuperar la soberanía sobre las islas. Cuando ya se encaminaba el proceso electoral que desembocaría en la histórica jornada del 30 de octubre, el candidato radical supo interpretar el estado de ánimo colectivo y, con el Preámbulo de la Constitución como bandera, logró encolumnar a distintos sectores la sociedad y derrotar al peronismo por primera vez en las urnas. Así, con su llegada el poder, terminaría una etapa de la historia argentina signada por más de cinco décadas de permanente oscilación entre gobiernos democráticos y regímenes dictatoriales, iniciada en 1930 con el golpe de Estado que derrocó a Hipólito Yrigoyen, tan sólo catorce años después de inaugurada la vida democrática en el país. "Quienes piensan que el fin justifica a los medios suponen que un futuro maravilloso borrará las culpas provenientes de las claudicaciones éticas y de los crímenes", planteaba Alfonsín en su primer discurso como presidente, ante la Asamblea Legislativa. En este sentido, señalaba que "la justificación de los medios en función de los fines implica admitir la propia corrupción pero, sobre todo, implica admitir que se puede dañar a otros seres humanos, que se puede someter al hambre a otros seres humanos, que se puede exterminar a otros seres humanos con la ilusión de que ese precio terrible permitirá algún día vivir mejor a otras generaciones". La derogación de la autoamnistía impuesta por los militares, la conformación de la CONADEP, encabezada por el escritor Ernesto Sábato, la posterior elaboración del "Nunca Más" y el juicio a las Juntas Militares fueron pasos fundamentales dados por el gobierno en su compromiso con la defensa de los derechos humanos. Sin embargo, poco después, jaqueado por el malestar castrense a raíz del avance de los juicios, el gobierno radical impulsó la Ley de Punto Final que derivó luego en el alzamiento carapintada de Semana Santa y, finalmente, en la Ley de Obediencia Debida, que marcó el inicio de un camino sin retorno hacia la impunidad, profundizado luego por los indultos dictados por Carlos Menem. Este camino recién comenzaría a ser desandado más de una década después, cuando durante la presidencia de Néstor Kirchner el Congreso Nacional derogó las leyes de Obediencia Debida y Punto Final, que también luego fueron declaradas inconstitucionales por la Corte Suprema de Justicia, después de su proceso de renovación. A eso se sumó, el año pasado, un primer fallo del máximo Tribunal que anuló uno de los indultos dictados por Menem, lo que terminó de suprimir los obstáculos que impedían a la Justicia avanzar en las causas por crímenes de lesa humanidad cometidos en la última dictadura. De todos modos, el retroceso en materia de derechos humanos no fue el único condicionante del debilitamiento del gobierno de Alfonsín. De hecho, la imposibilidad de encauzar la economía y la relación de fuerzas desfavorable que la UCR tenía en el Senado y en las provincias colocaron recrudecieron a partir de 1987 la fragilidad del gobierno y forzaron a una entrega anticipada del poder, en 1989. Con sus más y sus menos, el gobierno de Alfonsín había logrado, sin embargo, comenzar a reconstruir la diezmada institucionalidad en el país y había avanzado en una modernización cultural que comprendió, entre otras medidas, la ley que autorizaba el divorcio vincular y la patria potestad compartida.

Néstor Kirchner: "Cada uno tiene que saber cómo llegó y quiénes lo votaron"

El ex presidente Néstor Kirchner afirmó ayer que "hemos tomado definitivamente el rumbo de la transformación" y remarcó que en 2009, año de las elecciones legislativas, "vamos a salir a defender el proyecto nacional".En este marco, le pidió a la oposición que se haga una autocrítica "ya que tiene algunas piedras en su mochila" y les solicitó a los medios mayor objetividad."Hoy escriben una cosa y mañana otra. Yo no les tengo miedo", sostuvo el titular del Partido Justicialista al encabezar un brindis por el primer año de gobierno de la presidenta Cristina Fernández de Kirchner que se realizó en el Palacio del Correo."Nos intentan quebrar, no pueden entender por qué tenemos superávit fiscal y comercial y crecimos a niveles desconocidos", señaló Kirchner.Tras afirmar que Argentina "va a pagar sus vencimientos como corresponde en 2009, 2010 y 2011", destacó como "leyes fundamentales" la repatriación de capitales y la moratoria impositiva destinadas a "generación de empleo para los trabajadores y los empresarios nacionales"."Algunos siempre apuestan a que tiene que venir el fin de nuestros días, no pueden entender que bajó la desocupación y la pobreza" y "como no pueden generar proyectos alternativos, recurren a la descalificación"."Nosotros los conocimos, son los responsables de la gran crisis de 2001, es el arco opositor que generó el proyecto más grave de la década del 90 y el 2001", dijo."Que no nos hagan caer en falsas contradicciones", dijo, y subrayó que "este peronismo que estamos viviendo hoy es el de la inclusión, de la equidad, del no al punto final y a la obediencia debida, del chau al FMI".Más adelante destacó el pase al Estado de los fondos de las jubilaciones, la estatización de Aguas Argentinas y el estar "a horas de un hecho histórico" como la expropiación de Aerolíneas Argentinas.En otra mención a los medios parafraseó a Juan Domingo Perón al decir que "puede ser que tenga más sabor el año que viene ganar las elecciones con alguna prensa en contra"."Les pedimos objetividad. El pueblo argentino está despierto", afirmó, también en alusión a los medios.Al mencionar el conflicto del campo, sostuvo que la "oposición derrotada trató de apoderarse de lo que no pudo mediante los votos, había ánimo destituyente".Indicó que "la Presidenta me dijo que si le quieren dar contenido a este 10 de diciembre, digan que vamos a profundizar el modelo, las convicciones, la apertura, la transformación".

martes, 9 de diciembre de 2008

Memoria y balance

Por Jorge Rivas *

Cuando celebramos los 25 años de democracia, el más largo período de la historia argentina sin golpes de Estado, con libertad de sufragio y sin proscripción alguna, quiero formular algunas reflexiones.
Desde 1983, el camino recorrido no ha sido sencillo ni ha estado libre de graves crisis. Pero ya hay una generación de jóvenes que ha vivido su vida entera en un país en el que rige en plenitud el Estado de Derecho. Tal vez por eso, los más jóvenes tienen una exigencia mayor respecto de la democracia. No han vivido la oscura época del terrorismo estatal ni la de la proscripción electoral de las mayorías. No se sienten tentados, entonces, a juzgar con benevolencia las carencias de hoy por comparación con las del pasado, aun peores.
Y está bien, porque nuestra democracia arrastra cuentas pendientes a las que no es conveniente sacarles el cuerpo. En relación con algunos de esos males, que alcanzaron su máxima expresión en los noventa y en la gran frustración de fines de 2001, se han registrado sin embargo avances significativos en los últimos cinco años.
De entre todos los males, el de la pobreza es sin duda el más intolerable. Sin embargo, no puede obviarse el hecho de que en mayo de 2003 el índice de personas que vivían por debajo de la línea de pobreza en la Argentina alcanzaba a 51,7, y que ese índice se ubica ahora alrededor del 20 por ciento. El desempleo, por su parte, también ha descendido desde el 16,4 por ciento al 7,5 en idéntico lapso. Está claro que no es bastante, pero la propia presidenta Cristina Fernández dijo en su discurso de asunción que mientras haya un pobre en la patria ningún gobierno podrá decir que ha obtenido una victoria.
La sumisión a las políticas sostenidas por Wa-shington, que un ministro menemista definió de-safortunadamente como de “relaciones carnales”, también ha sido corregida por la decisión de fortalecer los lazos horizontales de cooperación con otros países de la región, en busca de una integración que permita una mejor defensa de los intereses del conjunto.
Por último, respecto de la necesidad de mejorar la calidad institucional, tan maliciosamente agitada por la derecha en estos tiempos, resulta fácil advertir progresos. Más allá de que se haya habilitado la aplicación de justicia a los genocidas, protegidos por el poder político durante los gobiernos anteriores, y de reformas como la de la Corte Suprema, es oportuno señalar el renovado rol que está cumpliendo el Congreso de la Nación en la toma de decisiones.
En este aspecto, además, hay que hacer notar que no hay cientista político en el mundo que mida la calidad institucional de una república sin verificar la calidad de la oposición. En la Argentina, las variadas vertientes opositoras se dejan tentar con excesiva frecuencia por los agravios y aun por la difamación. Y por si fuera poco, no logran construir una alternativa convincente de gobierno, lo que resulta dañino para la salud del sistema político. Esa es también una deuda que debemos saldar en democracia.

* Dirigente socialista. Ex vicejefe de Gabinete. (Este es el primer artículo que escribe desde el 13 de noviembre del año pasado, cuando fue asaltado y golpeado en Temperley).

sábado, 6 de diciembre de 2008

Central

Por Alfredo Zaiat

La economía global está transitando un sendero que desconcierta a los líderes de las potencias porque, fundamentalmente, no están preparados en términos conceptuales para enfrentar la presente crisis. Una generación de políticos, tecnócratas y economistas del establishment se ha educado, ejercido el poder y convencido a mayorías durante décadas de que el mercado libre y autorregulado impulsará el crecimiento y sostendrá el círculo virtuoso del desarrollo, con un Estado subsidiario definiendo normas estables para la expansión del capital. Pese a que por esa vía el resultado ha sido crecimiento, pero con aumento de la desigualdad y extensión de la pobreza, la hegemonía que desplegó ese poder permitió intensificar esa cosmovisión del mundo hasta naturalizarla en gran parte de las sociedades. La caída del Muro de Wall Street expuso con contundencia la debilidad y las miserias que distribuye esa forma de funcionamiento de la economía. Frente a la coordinada recesión en las potencias, panorama desconocido para los líderes de esta época, el problema dramático no es que los hacedores de la política económica no intentan frenar la crisis, sino que no saben hacer otra cosa que impulsar medidas que no terminan de ponerle un dique. Esto se debe a que ha estallado su visión de toda la vida sobre cómo ordenar la economía. Un ejemplo de esa desorientación es que, a pesar de los paquetes billonarios en dólares, el desempleo registró rápidamente una fuerte alza con tendencia a seguir subiendo. También queda exhibido en forma patética en la labor de las bancas centrales, que han dispuesto una batería de iniciativas tradicionales (disminución de la tasa de interés, líneas de financiamiento, entre otras), e incluso algunas inéditas (salvataje de una compañía de seguro por parte de la banca central –la FED rescató a AIG–). A pesar de ese hiperactivismo, que continúa con el festival internacional de reducción de tasas de interés, brindando garantías para amortiguar la debacle de los créditos subprimes, comprando acciones de bancos y hasta participando en la liquidación de fondos de inversión ajenos a la regulación pública, el deterioro de esas economías no se detiene abriendo el interrogante sobre si la actual recesión no mudará en depresión.
Uno de los principales síntomas de la fragilidad estructural para contener la onda expansiva de la crisis se encuentra, precisamente, en la casi ausencia de cuestionamientos al papel que están desempeñando las bancas centrales. Como si se tratara de instituciones intocables, con funcionarios encerrados en una torre de cristal, están exceptuadas de observaciones condenatorias en los grandes medios y en el mundo de la política. Resulta peculiar ese privilegio porque son los principales responsables del actual desastre financiero. Esa cobertura de impunidad existe por la falsa idea de prevención acerca de no crear incertidumbre en la población. Esta protección, revestida en infinidad de papers académicos y de opiniones de gurúes en los medios de comunicación, se ha consolidado en las últimas décadas para servir como vehículo para defender los negocios del poder financiero en detrimento de los intereses de la mayoría de la población. Detrás de la figura de la “independencia” de la banca central, concepto que el discurso dominante ha dispersado triunfalmente, se toman decisiones que provocan la redistribución de ingresos de los sectores más vulnerables hacia los grupos más concentrados de la economía. Frente a la indudable carencia conceptual que tiene el neoliberalismo para enfrentar la crisis, el primer paso para empezar a construir una estrategia de recuperación es romper el cerco y abrir al debate sobre el rol que debe cumplir la banca central, en particular en una recesión global.
Al respecto, en el terreno doméstico, pese a que el canal financiero de contagio estaba obturado por la traumática experiencia del default, elevadas reservas, excedentes de dólares comerciales y escasa profundidad del sistema local por su bajo nivel de endeudamiento, el Banco Central ha diseñado una estrategia de intervención que convocó a la crisis. Desde abril y con más intensidad desde junio, la entidad monetaria comenzó a comprar títulos públicos para supuestamente defender sus cotizaciones. Sin coordinar esa participación con la Secretaría de Finanzas, hasta octubre el BC había adquirido unos 10 mil millones de pesos en bonos, en especial el Descuento en pesos y el cupón ligado al PBI. Esa intervención realizada a través de la mesa de dinero del Central, a precios máximos de la jornada y privilegiando de contraparte a dos bancos de plaza, provocó la disparada del riesgo país e invitó al fantasma del default cuando no estaban presentes las condiciones para ese evento. Esto se instaló porque esas compras de títulos públicos con vencimientos de largo plazo provocaron lo que los especialistas denominan la inversión de la curva de rendimientos soberanos (los bonos de corto plazo pasaron a ofrecer una renta más elevada que los de largo, cuando la lógica de mercado es al revés). Así se estableció la sensación de default. Además de la temporaria pérdida patrimonial para el BC por la caída de las cotizaciones, esas compras no influyeron en la baja del riesgo país, como argumenta la conducción de la autoridad monetaria para defender su política, porque esas series de bonos no forman parte de la canasta que define ese indicador (EMBI). Tampoco esas compras eran necesarias para dotar de liquidez al sistema financiero, otro de las defensas esgrimidas por el BC, porque en esos meses las entidades no necesitaban de fondos. Y en caso de haberlo necesitado, usualmente las bancas centrales llevan a cabo políticas de liquidez a través de compraventa de títulos de corto plazo del Tesoro o del propio Central. En este caso, hubiera sido a través de la recompra de los papeles Lebac o Nobac y no de bonos Descuento.
En ese escenario, el Central también relajó los controles de capitales y sólo recién por iniciativa de la Comisión Nacional de Valores –organismo que conoce el titular del BCRA, Martín Redrado, porque fue su presidente durante el gobierno de Carlos Menem– se entorpeció la maniobra de fuga de capitales con títulos públicos. Hasta ese momento el BC se resistía a definir lo que se denomina “simultaneidad” en las operaciones, vacío regulatorio que permitía el “contado con liqui”. Esa transacción se instrumentaba comprando los bonos en Buenos Aires con venta simultánea en Nueva York, eludiendo así, por la falta de regulación del Central, el tope de dos millones de dólares permitidos para girar al exterior. De esa forma, además de instalar la sensación de default, acompañó la fuga de capitales con pérdidas importantes de reservas. La CNV trabó esa huida, como también lo hizo la semana pasada con transacciones similares a través de acciones, en especial con Tenaris.
La errática política cambiaria, al dejar apreciar innecesariamente el peso durante el conflicto con el sector del campo privilegiado, abarató el costo de la fuga de capitales. Luego, para contrarrestarla el BC impulsó la elevación de las tasas de interés para retener depósitos y desalentar la compra de dólares. Pero los bancos subieron más proporcionalmente las tasas para créditos, estrategia que tuvo al Central como espectador. Así el sistema financiero privado registró en septiembre y octubre, en meses críticos de la crisis, ganancias extraordinarias que triplicaron lo contabilizado hasta esa altura del año, tal como lo reveló el suplemento económico Cash el domingo pasado. El alza de la tasa de interés en los créditos disminuye el ingreso disponible del consumidor, lo que implica un factor de contracción del nivel de actividad.
En este período histórico de las finanzas globales que llegó a su fin, las bancas centrales hicieron de la “independencia” un postulado indiscutible, dogma que las habilitó a favorecer por diversos mecanismos al poder financiero bajo el paraguas de la búsqueda de la estabilidad y la preservación del valor de la moneda. El ocultamiento de sus deficiencias por parte de analistas, economistas de la city y el arco político revela complicidad con ese poder, a la vez de debilidad conceptual para comprender las características y magnitud de la crisis internacional. La tarea de empezar a develar las estrategias de las bancas centrales que profundizan la crisis resulta tan relevante como la centralidad del Estado, desplazando al mercado libre y autorregulado, para conducir la economía en esta etapa turbulenta con el objetivo de proteger a las mayorías postergadas de los efectos del terremoto financiero global.

jueves, 4 de diciembre de 2008

El Gobierno destinará 13.200 millones de pesos para mantener e incentivar la actividad económica

La Presidenta encabezó un acto en la residencia de Olivos donde anunció un plan para el mantenimiento e incentivo de la actividad económica y del empleo. Allí, detalló el plan para mantener el nivel de la economía y paliar los efectos de la crisis internacional.
Durante el acto donde se presentó el plan para mantener e incentivar el nivel de la economía, Cristina Fernández informó que se destinarán $3.500 millones para consumo, $3.100 millones a la industria automotriz y $1.700 millones para el sector agrícola. Además, se destinarán 13.200 millones de pesos para llevar adelante un plan de incentivo a la producción, la inversión, el trabajo, el empleo y el consumo.La Presidenta, ante la presencia de empresarios de distintos sectores, funcionarios, gobernadores y dirigentes sindicales, convocados para presenciar el anuncio del paquete de medidas, reconoció que "no me hubiera gustado tener que hacer este tipo de reunión" porque no es para analizar planes para "seguir con este circulo virtuoso sino para anunciar un plan de contigencia".En ese sentido, la jefa de Estado señaló que "pese a tener el crecimiento mas importante de los últimos 200 años estábamos en esta historia cuando de repente apareció el mundo y nos complicó la vida a los argentinos". También, aseguró que la crisis financiera internacional "obliga a funcionarios, empresarios y trabajadores a articular esfuerzos y políticas proactivas, contracíclicas", con el fin de mitigar el impacto de la crisis."Esta vez la crisis no la producimos los argentinos. Tal vez los argentinos vamos a tener que sufrir una parte de esa tragedia, originada en los centros desde los cuales tanto se nos criticó en estos cinco años y medio", señaló la mandataria.La presidenta Cristina Fernández aclaró antes de presentar las líneas de crédito que para la obtención de líneas de crédito de parte de cualquier empresa "será imprescindible que aseguren mantener su planta de personal", ya que "nadie que constituya en variable de ajuste a los trabajadores va a poder acceder a este tipo de financiación"Al respecto, la mandataria anunció una línea de créditos "con tasa testigo del 11 por ciento" para empresas, que se otorgarán con la condición de que "se sometan al monitoreo de la marcha del plan" por parte del Estado.La jefa de Estado explicó que con el plan se apunta a "la oferta y a la demanda, los dos ejes que constituyen las palancas del crecimiento de nuestro modelo, basado en el mercado interno y en el sesgo exportador de nuestras economías"Además, la mandataria puso el acento en la necesidad de ser "flexibles" en la aplicación de políticas y señaló que "en el mundo que estamos viviendo" es necesario estar dispuestos a evaluar los resultados de las medidas y, "si no alcanzan el resultado esperado, cambiarlas y corregirlas"La Presidenta detalló los lineamientos del plan: "Se destinarán 3.500 millones de pesos con un máximo de hasta 5 mil pesos para el consumo. Esto permitirá la existencia de 700 mil préstamos orientados a los sectores de la línea blanca (electrodomésticos) que tienen 50 mil trabajadores y que además hacen a la calidad de vida de la sociedad"Para la industria se destinarán 1.350 millones de pesos entre prefinanciación de exportación y capital de trabajo. "El sector ya recibió mas de 4 mil millones de pesos del Banco Nación", recordó la mandataria.En relación al sector automotriz declaró que "La industria ha tenido caídas mundiales muy importantes. En la argentina no cayó la venta, sino la producción. Pese a todo estamos con un superávit en la venta de autos respecto de 2007". Aquí se va a destinar 3.100 millones de pesos.En este sentido, dijo que "el acuerdo con las automotrices consiste en reducir absolutamente los márgenes de rentabilidad tanto del que la produce como el que lo comercializa. Estos planes no son para mantener la rentabilidad de un país que crecía en el orden del 8 y 9 por ciento. Esto es para que las formidables rentabilidades de los últimos años sirvan para sostener el empleo y la producción""Tenemos que fomentar la adquisición del primer cero kilómetro. Estamos fomentando la compra de aquellos que aun no pudieron llegar a su primer cero kilómetro. Queremos que ese sector pueda acceder y a la vez no correr el riesgo de que se incremente la sustitución de los bienes", destacó la Cristina Fernández.En materia agropecuaria, la Presidenta anunció que se destinarán "1.700 millones de pesos para refinanciación de exportaciones y capital de trabajo""Aquí, va a apuntar directamente a las economías regionales, como por ejemplo el frutihortícola. Esas actividades relacionadas a sostener el empleo. El arandino, la frutilla y el ajo por ejemplo exportan casi el total de la producción", señaló la Jefe de Estado.La presidenta Cristina Fernández también anunció una reducción en la alícuota de retenciones del trigo y el maíz en cinco puntos porcentuales que "llevaría la alícuota del trigo de los 28 puntos porcentuales actuales a 23, y del maíz de los actuales 25 puntos a 20", lo que significa "un aliciente importante para el sector agropecuario". Aclaró la mandataria que el monto que resulte de esta reducción no está incluido en los 13.200 millones de pesos que el gobierno nacional destinará al plan de incentivo económico.Asimismo, la jefa de Estado adelantó la puesta en marcha de los programas "Trigo Plus" y "Maíz Plus", por los cuales se reducirá en un punto el nivel de retenciones a las exportaciones de ambos cereales por cada millón de toneladas de incremento de la producción por sobre el promedio de los últimos años. Se busca dar "impulso para la siembra de estos dos importantes cereales", destacó la primera mandataria, quien recordó que el promedio de producción de trigo que se adoptará como piso es de 13 millones de toneladas anuales y de maíz de 15 millones anuales.Por otra parte, la Presidenta anticipó que se buscará alcanzar un acuerdo para que la industria frigorífica se comprometa a comprar y engordar los terneros de los productores tamberos, para impulsar el desarrollo del sector.Durante el acto, que se realizó en la Residencia de Olivos, estuvieron presentes representantes de los sectores empresariales, sindicales, gobernadores y funcionarios nacionales y provinciales.

martes, 2 de diciembre de 2008

Cristina presento el programa Raices.

La presidenta Cristina Fernández de Kirchner aseguró hoy que el Plan Raíces, para repatriar científicos, revela "el interés del Estado, no del gobierno, en crear oportunidades para los científicos, la ciencia y la educación"."Este programa significa repatriar talento argentino, científicos y científicas argentinos que formamos en nuestro sistema público nacional de educación, algunos también del sector privado, y que en algún momento sintieron que su oportunidad podía estar en otro lugar diferente que aquí, en su patria", expresó la jefa de Estado al hablar en la Biblioteca Nacional.En ese sentido, la Jefa de Estado mencionó el discurso que la antecedió, del científico Adrián Turjanski, y señaló: "Me encantó lo que dijo, él es el número 600, ya hay 605 científicos que retornaron a nuestro país. Adrián dijo una cosa que me impacto mucho, que él pensó en volver porque sintió que alguien quería que volviera".Cristina estuvo acompañada en el auditorio Jorge Luis Borges de la Biblioteca Nacional por los ministros de Ciencia y Tecnología, Lino Barañao; de Educación, Juan Carlos Tedesco; y del Interior, Florencio Randazzo."Era en definitiva el Estado, no el gobierno, que desarrolla el Programa Raíces, que más allá de las oportunidades revela el interés en los científicos, en la ciencia, en la educación, algo que muchas veces estuvo ausente en nuestro país", agregó Cristina.Al respecto, la mandataria recordó que "hubo una situación muchas veces de rechazo a la ciencia, desde los que te mandaban a lavar los platos, a otros más violentos".Y se dirigió al científico: "Vos, Adrián, sos joven pero yo me acuerdo esos períodos donde no había gobiernos democráticos, las ciencias, las duras, las exactas, sufrieron ese castigo al que piensa, esa estigmatización"."Yo creo que no debemos recordar esa época para flagelarnos, sino para ver como la superamos entre todos, y este Programa Raíces apunta a repatriar talento argentino, a jóvenes que se formaron en nuestras universidades y que ahora quieren retribuir lo que aprendieron como en los países desarrollados", añadió.También, la Jefa de Estado expresó que "nuestros científicos son una bandera y un logro de los argentinos, que precisamente nos ha distinguido en toda la región", y remarcó que "nuestras universidades han formado argentinos pero también hombres y mujeres de otros puntos de Latinoamérica y siempre ha sido una señal acerca de la calidad que producimos aquí en Argentina"."Estamos honrando con este programa a nuestras tradiciones, a los que tiene que ver con lo nuestro, no sólo desde lo académico o lo intelectual, sino a la cultura, la identidad, donde está la familia, son muchas cosas que se juntan para poner en marcha este programa", aclaró la Presidenta.Sobre este punto, la mandataria destacó la creación del ministerio de Ciencia y Tecnología porque, dijo, "fue muy claro el objetivo, el de romper en nuestro sistema académico que tenía un defecto: no vincular ese nivel científico al mundo productivo"."Muchas veces se veía con desprecio mezclar la ciencia con la economía, el dinero, con el contar billetes o la rentabilidad, como si fuera pecaminoso. Hemos aprendido que la posibilidad de mayor nivel académico y científico está ligado a la cantidad y calidad de recursos que contamos para la investigación", señaló.Finalmente, Cristina felicitó a los jóvenes porque "son un orgullo" y sostuvo que "lo importante de este programa es el retorno de los científicos y profundizar esa línea que estamos trabajando con el ministro Barañao de vincular lo económico y lo académico, junto a la cancillería, y los ministerios"."Creo que es la manera de crecer, de ofrecer recursos a la ciencia, y de crecer, y para eso necesitamos de la ayuda de todos, de los científicos, de los empresarios, y de la sociedad que debe visualizar el poder de la ciencia", concluyó.Por su parte Barañao indicó que en la actualidad "muchos científicos regresan al país, porque cambió el panorama y ven un horizonte que antes no existía".Y expresó que "el país los necesita, para que trabajen aquí, luego de la inversión que hizo la sociedad cuando la universidad los formó".El Programa Raíces fue creado en 2003 y el 22 de octubre pasado una ley lo convirtió en Política de Estado, tras una iniciativa presentada por el senador nacional Daniel Filmus.