jueves, 12 de noviembre de 2009

Un discurso de colección.

PALABRAS DE LA PRESIDENTA CRISTINA FERNÁNDEZ EN LA INAUGURACIÓN DE OBRAS EN INSTALACIONES DE LA UNIÓN FERROVIARIA

Quiero hablar también un poco de lo que significa el movimiento sindical argentino, lo que ha sido en la historia. Recién veíamos los orígenes de esta Unión Ferroviaria, de la que se cumple hoy el 87° aniversario. Hay gremios más jóvenes porque se fueron modificando las modalidades de trabajo, las modalidades de producción, pero en general hay algo que ha distinguido al sindicalismo argentino por sobre todas las organizaciones sindicales de nuestro continente por ejemplo, que ha sido concebirse, como recién lo mencionaba el secretario general de la CGT, no para obstruir, no para destruir sino para construir, y por sobre todas las cosas para articular esfuerzos entre capital y trabajo. Esto tiene que ver, claro, con la impronta del partido que irrumpe, porque no se funda, el peronismo no se fundó, el peronismo irrumpió en la historia como un fenómeno político y social que significó la incorporación de los trabajadores al sistema de decisión nacional. Ya no se planteaban, como en otros lugares, la lucha entre los trabajadores y los empresarios, al contrario, siempre nuestra idea fue el fifty, fifty, el 50% para los trabajadores y el 50% del PBI para el capital.

Y no debe ser casualidad que precisamente a partir de esta idea de unidad del movimiento sindical de los trabajadores, y de esta convicción y concepción de la construcción del esfuerzo entre capital y trabajo es que precisamente sea el movimiento sindical más importante de toda Latinoamérica, pero no importante porque sean grandes sus dirigentes sindicales, importante porque ha logrado cosas para sus trabajadores que ningún otro movimiento sindical en Latinoamérica ha logrado. Tenemos por ejemplo el mejor salario mínimo vital y móvil, somos por ejemplo el país donde se han celebrado más de 2.000 convenios colectivos de trabajo, instrumento que hemos recuperado y que significa precisamente el acuerdo entre los trabajadores y la empresa. Todos los que han recorrido América saben que es muy difícil encontrar hoteles, sindicatos, beneficios como los que tienen los trabajadores argentinos, como los que les brindan sus organizaciones; sus hospitales o lugares de recreación, su beneficios. Y entonces uno se pregunta cómo no se entiende que ésta precisamente ha sido una de las claves también del crecimiento importante de la economía y del mercado interno que se ha desarrollado desde el año 2003. Por eso yo soy una profunda admiradora de nuestra organización sindical, de nuestra posibilidad de ser el primer país que mencionó la palabra trabajo decente, que es el trabajo registrado, el trabajo en blanco, con salarios dignos y derechos para los trabajadores.

Cuando me levanté temprano hoy por la mañana y vi en una de las tapas del diario que algunos compañeros denominan el monopolio, y que en realidad es el monopolio porque esta es la forma que tiene, decir que la Confederación General del Trabajo había convocado a una movilización para querer imponer una forma de organización sindical, sentí una vez más el cinismo de la mentira. Yo quiero agradecerles a todos los compañeros de la CGT, a su secretario general Hugo Moyano, a José Pedraza, a todos, la convocatoria que hicieron para el 20 de noviembre para apoyar al gobierno popular, pero le decía a Hugo unos instantes antes -le pedí una reunión a solas- que les transmitiera a los compañeros el pedido de esta Presidenta a sus compañeros y compañeras, trabajadoras y trabajadores. Yo no quiero que a ningún sindicato, que han sido el ejemplo de resistencia, de unidad de lucha por los derechos de los trabajadores, se le quiera enrostrar que lo que quieren hacer es imponer una forma sindical, por eso le pedí al compañero Secretario General que ese acto del 20 de noviembre lo hagamos en algún otro momento por el trabajo, por la paz, por la patria; porque las mentiras con las cuales se intenta confundir a la sociedad ya son demasiadas y yo no quiero como Presidenta que a ningún trabajador argentino le sea enrostrado que quiere imponer al resto de la sociedad, o al resto de las organizaciones sindicales, una forma de organización.

Todos sabemos que son mentiras, todos sabemos que a ese diario, a ese monopolio no le interesan ni las organizaciones sindicales ni los trabajadores ni el pueblo; todos saben que hace 10 años ese diario no permite que haya una comisión interna de los trabajadores de prensa, del sindicato que agrupa a los periodistas; todos saben que el mismo gerente de relaciones laborales que echó a la comisión interna de la fábrica Kraft, desatando un conflicto que finalmente pudimos reencauzar desde el Ministerio de Trabajo, es el mismo gerente de relaciones laborales que echó a la última comisión laboral que hace 10 años tuvo ese mismo diario, que no respeta ninguna libertad sindical, que no tiene ningún modelo sindical y que se escuda además en la libertad de prensa para esconder lo que muchas veces es una explotación de sus propios trabajadores.

Yo no sé si los lectores de Clarín y todos los que amamos la democracia y nos interesa la libre expresión y nos interesa la posibilidad de expresarse y organizarse de los trabajadores, saben que por ejemplo no pueden tener sus periodistas una comisión interna, como tiene cualquier fábrica, como tiene cualquier empresa. Yo no sé si saben que eso que quisieron presentar como que se estaba obstruyendo la libertad de prensa porque había un conflicto laboral que hoy está en el Ministerio de Trabajo, es simplemente el sistema de distribución de diarios y revistas que esconde el trabajo en negro de todo el sector distribuidor de diarios y revistas de la República Argentina y quieren presentar como una cuestión de ofensa a la libertad de prensa lo que es simplemente una cuestión de trabajo registrado y no de formas que disfrazan la evasión fiscal y la evasión de aportes laborales de los trabajadores.


Por eso, como sabía que esta movilización -que agradezco a los trabajadores y que vamos a tener oportunidad de realizarla en otro momento- iba a ser utilizada para disfrazar y para distorsionar lo que es simplemente el reconocimiento, como decía José Pedraza, como decía Hugo Moyano, de un gobierno que le ha devuelto a los trabajadores su dignidad, y ése es el principal problema que tienen realidad estos grandes intereses -el gobierno es simplemente el escollo, lo que impide que la Argentina vuelva a ser el lugar de la flexibilización laboral, el lugar donde el reclamo salarial sea concebido como algo a lo que los trabajadores no tienen derecho- entonces hoy antes de venir acá me dije voy a hablar con Hugo, voy a hablar con los compañeros. El día 15 de diciembre Camioneros va a hacer un hermoso acto en la cancha de Vélez Sarsfield, inaugurando el sanatorio Antártida, como hoy inaugura la Unión Ferroviaria esta fantástica obra, entonces mostrémosle a todos cuál es este modelo de organización sindical que cree que lo más importante no es destruir sino conseguir cosas y mejoras para sus trabajadores. ¿Y saben por qué es así? Porque los sindicatos no necesitan gobiernos liberales que dejen a la gente sin trabajo para poder existir como algunos grupúsculos, los sindicatos necesitan gobiernos que generen muchas fuentes de trabajo, que tengan muchos trabajadores, porque cuanto más fuentes de trabajo hay y más trabajadores hay, más fuertes son los sindicatos. Y a algunos eso les da miedo, yo me acuerdo en la década de los 90 cuando algunos decían "bueno, por lo menos los sindicalistas ya no pesan como antes", no era un problema de que los sindicalistas no pesaban como antes, los sindicalistas estaban, no habían desaparecido, lo que había desaparecido era el trabajo en la Argentina. Tardaron unos cuantos años en darse cuenta que en realidad el problema era que había desaparecido el trabajo. Sin embargo, allí no se escuchaba ninguna voz denostar contra las formas de flexibilización laboral, al contrario, me acuerdo cuando Hugo, formando parte del MTA, me iba a ver a la Cámara de Diputados en 1998 junto a otros compañeros para que no apoyáramos la primera flexibilización laboral, la primera ley, no la de la Banelco sino la de Erman González. En realidad sería injusto hablar de Erman González, él era el ministro de Trabajo, era todo un sistema que habían metido en la cabeza de la gente diciéndole que en realidad si los trabajadores tenían menos derechos y menos beneficios iban a conseguir más y mejores trabajos. Un galimatías, una estupidez, que sin embargo se repetía monocordemente desde la radio, la televisión, desde las páginas de los diarios, la flexibilización laboral era la salida y la solución para la desocupación que llegaba a dos dígitos, llegó a un cuarto de la población argentina, 25 por ciento estuvo desocupada, había flexibilización de hecho porque cuando hay una cola en la puerta de la fábrica o del comercio esperando un trabajo no es necesaria ninguna ley para flexibilizar, la gente trabaja por cualquier cosa y de cualquier modo para poder subsistir.

Por eso es importante saber que en la unidad del movimiento obrero, en su fortaleza - no en su división - está precisamente una de las claves para poder lograr mejores condiciones de vida y lograr trabajo los que aún no lo tienen. Y la otra clave, sin lugar a dudas, es un proyecto nacional, un gobierno que se identifique con ese proyecto nacional, que no es de este gobierno, viene desde el fondo de la historia, desde 1810 venimos pujando por dos modos de ver el país, por dos modos de entender la Argentina, por dos modos de vivir y de sentirnos argentinos. Mirar para afuera y copiar modelos que por supuesto no tienen absolutamente nada que ver con nosotros o identificar claramente - como lo hicimos en distintas etapas de la historia, y tal vez con distintos signos históricos - dónde estaba verdaderamente ese proyecto nacional que le diera a los hombres y mujeres que vivimos aquí en la Argentina la oportunidad de vivir mejor.

Y claro, también la historia nos muestra que cada vez que ha habido gobiernos nacionales y populares, que con errores o con aciertos, con marchas y contramarchas, defienden a rajatabla los intereses de sus trabajadores, los intereses de su país, los intereses del resurgimiento, renacimiento y crecimiento de una industria nacional, de servicios también, de producción, de exportación que genere mejores posibilidades, se desatan también obviamente los intereses que siempre han creído que los trabajadores constituyen no la solución de los problemas, sino son simplemente una nómina o un costo salarial.

Advertimos durante la década de los 90 que finalmente el fracaso les llegó a todos, por supuesto los que más lo sufrieron son los trabajadores, los que quedaron sin trabajo, los pobres, los que aún todavía no tienen trabajo, esos pibes que van a acceder a la asignación básica no porque sus padres trabajan, o porque están registrados, sino porque un gobierno se la reconoce; pibes que por ahí son estigmatizados, pero son pibes que no han visto trabajar tal vez nunca a sus padres. Hay una generación de chicos jóvenes en la Argentina, muchos de ellos que no vieron trabajar sus padres.

Yo me acuerdo cuando era chica y muchos de ustedes recordarán lo que era estar en la casa: el padre que salía al trabajo o la madre, el horario, la responsabilidad, el chico tenía que ir al colegio, volver del colegio, hacer los deberes. Parece casi una tontería, parece casi una descripción de una escena familiar pero no, es la descripción de la organización social de una familia, de un pueblo y de un país: el trabajo, el estudio, la responsabilidad, los horarios.

Todas esas cosas las hemos comenzado a reconstruir en la Argentina, pero han sido muchas décadas de olvido, de fracasos y por eso cuando algunos creen que lo que esos intereses poderosos quieren es el gobierno, no, en realidad no es el gobierno, en realidad - cómo se los dije alguna vez, en una reunión de muchos dirigentes sindicales - vienen por todas estas conquistas, por todos estos derechos, por los trabajadores, por los sindicatos, por lo que hemos logrado en estos años de mejoras y de años en los que hemos podido superar etapas que fueron sumamente difíciles.

Por eso yo quiero, en esta tarde de realizaciones, en esta tarde donde venimos a inaugurar este fantástico lugar, agradecerles a todos los compañeros y a todas las compañeras el apoyo que siempre nos han dado y estoy absolutamente convencida que nos van a seguir dando; no porque les caigamos bien nosotros, no es una cuestión de simpatías personales o simplemente identidades partidarias compartidas, sino de intereses comunes que tenemos entre todos y todos sabemos del inmenso poder de movilización de los trabajadores y de nuestros sindicatos.

Pero yo quiero pedirles en esta oportunidad, y sé que lo van entender, que este 20 de noviembre, que yo tenía pensado inaugurar una muestra de la Vuelta de Obligado, en la Casa de Gobierno, ése sea el festejo con el cual recordemos el 20 de noviembre, lo que otro argentino en el siglo XIX pudo hacer contra las dos más grandes potencias del mundo de entonces con cadenas cruzando un río y con la valentía y la sangre de muchos criollos que como ustedes creían en el país.


Y el día 15, como hoy, cuando podamos inaugurar ese sanatorio que Hugo viene prometiendo, que va a ser la quinta maravilla del mundo y estoy segura que va a ser así, y nos juntemos en Vélez Sarsfield con miles y miles de compañeros y compañeras camioneras, y seguramente de otros gremios que se acercarán a festejar porque somos solidarios, porque somos hermanos, porque el logro de uno es la victoria del otro en definitiva, estoy segura que estarán haciendo la mejor defensa de ustedes y de este Gobierno que se enorgullece de representarlos a todos ustedes. (Aplausos). Yo me siento orgullosa, como Presidenta de todos los argentinos, de representar los intereses de los trabajadores, de sus empresarios, de sus estudiantes, de sus profesionales y también y con más fuerza que nunca la de los que todavía no han conseguido pasar al mundo formal del trabajo, o los que todavía aún no han conseguido trabajo.



Por todos ellos es que tenemos que seguir luchando y por todos ellos es que tenemos que ser lo suficientemente inteligentes como para desarmar argumentaciones, escenarios, mentiras y cinismos que nos quieren plantear quienes de a poco se les va cayendo definitivamente la máscara.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Buen discurso, lamento la cancelación...
Saludos.